Los acontecimientos de
los últimos años, tanto a nivel planetario como solo dentro del territorio
español, nos lo están dejando muy difícil a los escritores de fantasía y
ciencia ficción a la hora de imaginar futuros apocalípticos. Por suerte, aunque
la realidad se esfuerce por superar a la ficción, todavía quedan resquicios por
los que colar una buena trama. Hoy os voy a hablar del porvenir distópico que
nos presenta Juan Jacinto Muñoz-Rengel en su magnífica y original obra La transmigración.
Tras
un desvanecimiento, el jubilado Doctor Fernando Garrigues aparece dentro del
cuerpo del empleado de un matadero; la autónoma Andrea Lledó, en el envejecido
y enfermo cuerpo de Garrigues; y la joven Marta, estudiante española en
Londres, en el de un japonés, a miles de kilómetros de distancia de todo lugar
conocido. Pronto los tres se dan cuenta de que todas las almas están mudando de
cuerpo, un problema menor teniendo en cuenta todo lo que ello conlleva.
¿Conseguirán sobrevivir en un mundo en el que reina el caos?
¿Cuál
es el comienzo en una distopía: el hecho fantástico o de ciencia ficción que
hace que el orden mundial cambie y acabe reinando el desastre, o los
antecedentes que lo precedieron? En La transmigración el encargado de ponernos
en antecedentes y de contarnos que pasó tanto durante el suceso fantástico como
después es un narrador omnisciente, sabio y un tanto aleccionador que,
curiosamente, se dirige de tú a tú en los capítulos dedicados a Andrea. Este
ser superior sabe de buena tinta que el ser humano ha traspasado los límites de
su soberbia, lo que no solo ha puesto en peligro al planeta, sino a sí mismo.
¿Justifica así el evento extraordinario que le sucede a los humanos? Puede ser.
¿Quiere decir que todos en el planeta lo merezcan? No lo creo. Tampoco él pues,
aunque esta es una novela coral en la que veremos un buen número de casos de
transmigraciones de almas, este ser se centra en tres personas fundamentalmente
buenas: Fernando, Andrea y Marta.
¿Quiénes
son nuestros tres protagonistas antes del fin del mundo conocido? El doctor
Garrigues era un hombre que batallaba con un cuerpo enfermo en el hospital;
Andrea, una mujer solitaria a la que su terrible ex marido le había quitado
tanto la custodia como el cariño de su único hijo; y Marta, una muchacha más
preocupada por vivir un presente de apariencias que por pensar en el futuro.
¿Y
quiénes son después? Sin entrar en detalles, pues me gustaría que leyerais este
libro con un poco de sorpresa, tres pobres criaturas que luchan por encontrar
un nuevo orden lo más pacífico posible.
Los
que hayáis leído antes a Muñoz-Rengel ya sabréis que sus obras siempre
encierran algo de comprometido, algo de filosófico, algo que hace que te acabes
planteando el sentido de tu propia existencia. En una novela como esta, cada
página nos invita a reflexionar sobre lo que es ser humano y lo que estamos
haciendo con nuestra especie y el planeta. Los temas sobre los que el narrador
pone el foco son diversos, a cada cuál más interesante y preocupante. Algunos
de ellos son: las macrogranjas y el maltrato animal, símbolos de esa supuesta
superioridad del hombre sobre las demás especies; el maltrato psicológico, tan dañino como sibilino en algunos casos; la inteligencia
artificial y cómo dejamos que controle nuestras vidas actualmente y, por
supuesto, el problema de la identidad.
Con
respecto a la identidad de cada uno, algunas preguntas son totalmente
inevitables (y resueltas en esta novela). Por ejemplo, si tu alma pudiera mudar
de cuerpo, ¿conseguirías adaptarte al que te tocara en la lotería del destino?
¿Intentarás volver a tu antiguo cuerpo? ¿Qué pasaría con todos esos depravados
que pueblan La Tierra? ¿Y los niños: quién cuidaría de ellos?
La transmigración,
es para mí, en definitiva, la mejor obra hasta la fecha de Juan Jacinto
Muñoz-Rengel, ya no solo por lo magistral de su prosa, sino por su ternura, su
crudeza y su carga filosófica y ética. No estamos ante una distopía más: la de
esta novela es sin duda inolvidable. Es por ello que creo que deberías hacerte
con un ejemplar en cuanto tengas la oportunidad. ¿O es que crees que ya estás
preparado para el fin del mundo?
Cristina Monteoliva