Queridos
lectores,
se esperan altas
temperaturas en los próximos días y en La
Orilla de las Letras queremos empezar la semana con la refrescante
entrevista que nos ha concedido la autora Sonsoles
Fuentes Jurado.
Sonsoles
Fuentes Jurado está licenciada en Ciencias
de la Información por la Universidad
Autónoma de Barcelona. Comenzó trabajando en la radio y actualmente escribe
artículos de contenido social y psicológico en medios como el Magazine de La Vanguardia, las revistas
Woman, Glamour, Man y Sexologies. También ha colaborado en la
sección de sexualidad del programa La
naranja metálica (Canal 9) y como contertulia en espacios televisivos.
Como
escritora ha publicado los libros Chicas
malas. Cuando las infieles son ellas, Él
está divorciado, Las aventuras de
ser una single, Como la seda, Sex Confidential, Segundas esposas, Sedúceme
otra vez, Inteligencia sexual y Alas negras y chocolate amargo. Como
coautora ha publicado los libros Dímelo
al oído. Las mujeres cuentan sus fantasías sexuales y Lo que la verdad nos pone. Hombres y mujeres desvelan sus fantasías
sexuales.
Nuestra
autora se encuentra actualmente sumergida en la promoción de su última novela, Alas negras y chocolate amargo. Esta
obra, solo disponible en Amazon,
está participando precisamente en el Tercer Concurso Literario de Autores Indie
que convoca esta plataforma. Hablamos con ella sobre su última novela, el
concurso y muchas más cosas. Sin más dilación, aquí os dejo con sus palabras:
Cursaste estudios en
Ciencias de la Información, y aunque como periodista podías haberte decantado
por muchos campos, lo has hecho por los temas sociales, los psicológicos y los
sexuales. La mayoría de tus libros tratan precisamente sobre temas sexuales y
psicológicos. ¿En qué momento decidiste enfocar tu carrera hacia estos temas?
Sucedió de un
modo natural. Siempre he dicho que tengo complejo de esponja, y que la gente me
cuenta su vida en cuanto tiene oportunidad. No sé qué transmito para que eso
ocurra. Antes, todo lo que me contaban me pesaba, lo absorbía, y creía que esa
capacidad de escuchar a los demás era un defecto porque me implicaba
emocionalmente. Hasta que aprendí a canalizarlo en mi trabajo periodístico.
Ahora tengo mucho material y más tiempo para dedicarme a la narrativa.
Tus libros sobre
sexología están dirigidos fundamentalmente a mujeres. ¿Crees que nos queda
mucho todavía por aprender en este campo?
Creo que todavía tenemos que aprender cómo deseamos vivir
nuestra sexualidad. Siento que padecemos la ley del péndulo. Nuestras madres y
abuelas sufrieron la represión. En palabras que suelen utilizar los sexólogos,
no se daban permiso para sentir placer. Tenían miedo a los embarazos y a ser
marginadas por la sociedad. La píldora fue nuestra gran aliada. Pero no tengo
claro que las nuevas generaciones disfruten de su sexualidad como de verdad
desean y necesitan. Ahora tienen que aprender a decir «no», porque la libertad también es eso. «No» a hacerlo sin
preservativo, «no» a hacerlo en los lavabos del instituto, «no» a hacerlo de
cualquier manera, «no» a fingir que eres una actriz porno... Hay miedo al
abandono y a ser rechazada por el grupo que piensa que para ser “guay” hay que
tener una vida hipersexualizada. Esa es una nueva batalla. Creo que en la
novela, la más liberada es la tía Nana. También Fani lo está, pero tiene ese
miedo a enamorarse que no deja de ser algo que reprime.
¿Crees que las
españolas estamos menos liberadas en aspectos sexuales y de pareja que el resto
de las europeas?
No sabría qué
decir, tengo la impresión de que no somos tan diferentes. En Francia, por
ejemplo, parece que tengan que soportar el adulterio del marido como si fuera
algo muy “chic”, comenzando por los de sus presidentes y primeros ministros.
Espero que sea un tópico falso. Y no lo digo por razones morales con respecto a
la infidelidad, sino porque detecto un componente machista en esos modelos de
relación.
Con respecto a tus
libros, ¿te sientes más cómoda escribiendo ensayo, novela o artículos
periodísticos?
Escribo los
ensayos como reportajes periodísticos que me permiten profundizar más en los
temas que el hueco que me deja un artículo. Hace quince años que publiqué mi
primer libro y unos cuantos más que comencé a escribir para revistas, así que
esa es mi zona de confort. Las novelas son más difíciles y absorbentes, pero me
gustan más.
©Sonsoles Fuentes Jurado.
Tu última novela se
titula Alas negras y chocolate amargo.
¿Cómo surgió la idea de escribirla?
No puedo
contarlo sin traicionar a la persona que me hizo la confidencia que fue el
germen de esta historia. Sólo diré que cuando comencé a explicar a algunos
psicólogos la trama de Carol y su marido psiquiatra, todos me dijeron que
conocían algún caso que se parecía o que habían tenido a algún paciente que
había sido manipulado de forma parecida por un profesional con el doctor
Norberto. De todos modos, aquello sólo fue el germen, todo lo demás lo puso mi
imaginación, alimentada por varios de los testimonios que tengo en mi cajón y
que he acumulado durante años para los libros y trabajos anteriores. También el
miedo a la pérdida que siente Fani, y que se traduce en un miedo a amar está
presente en historias personales de quienes tienen conflictos para superar el
duelo.
Y el título, ¿es algo
que tenías ya pensado desde el primer momento?
No del todo.
El primer título que tenía en mente contenía las palabras “chocolate amargo”,
pero temía que diera una idea de novela erótica o romántica. Y “alas negras” a
solas parece que sea de fantasía. Cuando me acerqué al final, lo tuve claro.
Creo que es un título en el que se mezcla el suspense y el romance que contiene
la novela.
Estás participando con Alas negras y chocolate amargo en el
concurso Indie de escritores de Amazon. ¿Por qué probar suerte en este concurso
y no intentarlo con las editoriales tradicionales?
Por impaciencia. La escritura de esta novela me ha llevado mucho
tiempo y pensar en el proceso de enviarlo a editoriales y esperar pacientemente
a que se lo lean me resultaba angustioso. No estoy acostumbrada, supongo,
porque siempre me han contratado el proyecto o la propuesta de un libro. Esta
es la primera vez que escribo sin saber si me lo iban a publicar o no. Cuando
vi cómo funcionaba el concurso me animé, porque no consiste en enviar tu
manuscrito a la editorial que lo convoca, sino en publicarlo en edición digital
y confiar en que guste a los lectores. Después, es el jurado el que decide.
©Sonsoles Fuentes Jurado.
¿Qué vas a hacer si
ganas el premio?
Carpe diem.
La vida no suele regalarnos muchos momentos deliciosos. Espero aprovecharlo
para continuar escribiendo, que es lo que más me gusta, aunque también me hace
sufrir. La cuantía es pequeña, pero el premio aporta visibilidad.
Con respecto a la trama
de Alas negras y chocolate amargo,
diremos que la historia está protagonizada por dos hermanas con muchos traumas
y problemas por resolver. Las dos son muy parecidas, pero a la vez muy
distintas. ¿Con cuál te sientes más identificada?
Salvo en los despistes de Carol y la tendencia a morderse las
pieles de los dedos de Fani, creo que me parezco poco a ellas. De hecho, es a
lo que más esfuerzo he dedicado: a construir dos personajes que fueran muy
diferentes de mí y distintas entre ellas, y parecidas como suelen serlo dos
hermanas. He perdido la cuenta de las veces que reescribí los primeros
capítulos para lograrlo. Porque están narrados en primera persona por las dos
protagonista y quería que ninguna de sus voces se pareciera a la mía, además de
ser diferentes la una de la otra. Sé que va a sonar a esas chaladuras o tópicos
de los escritores, pero sucedió: comencé a escuchar esas voces y la escritura
fue mucho más fluida a partir de ese momento. Soy muy dada a la introspección,
eso es verdad, como ellas.
Alas negras y chocolate amargo trata, entre otros temas, el del maltrato psicológico por
parte de un importante psiquiatra a su mujer, Carol, una de las hermanas
protagonistas. ¿Has conocido en el mundo real algún caso parecido?
Como decía
antes, no puedo contar cuál es el germen de la historia, pero el caso de Carol
en concreto es fruto de mi imaginación. Por desgracia, el maltrato psicológico
es común en muchas relaciones, ya sean conyugales o entre padres e hijos, y
entre “amigos”. Hay relaciones amistosas basadas en el maltrato. Y no siempre
son mujeres las víctimas. He conocido a muchas maltratadoras psicológicas o a
quienes las han padecido. Es un tipo de abuso es muy sutil y difícil de
detectar. Y si lo detectas, es más difícil aún aportar pruebas. Lo único que
puedes hacer es apartarte de quien maltrata.
©Sonsoles Fuentes Jurado.
Fani, la otra hermana,
por su parte, tiene fobia social, entre otras cosas. ¿Es esto más común de lo
que imaginamos en el mundo real?
Fani padeció
fobia social en su adolescencia. Supe de ese trastorno y de otros asociados a
él, como la agorafobia, gracias al programa de radio que conduje hace años.
Cuando escuché los relatos de las personas que contaron cómo lo vivieron me
impresioné. Después, he conocido a alguna persona que ha pasado por ello.
Cualquiera lo puede sufrir, aunque de forma pasajera, si cae en una depresión o
por una experiencia traumática. Para escribir la novela, leí en foros de
Internet, de los que también extraje información para construir el personaje de
Fani. La red es una vía de comunicación fabulosa para gente que sufre ataques
de pánico si sale a la calle a tratar cara a cara con otros seres humanos.
¿Qué esperas que tus
lectores encuentren en Alas negras y
chocolate amargo?
Lo mismo que yo espero de las novelas, que se emocionen y que
les entretenga, que se diviertan en los momentos de humor. Considero que el
entretenimiento es saludable cuando no adormece la mente ni adoctrina. Y si
además aprenden algo más de sí mismos, si les ayuda a conocerse o a detectar un
abuso psicológico antes de complicarse la vida, mucho mejor.
¿Te gustaría que Alas negras y chocolate amargo se
llevara al cine?
Sería un sueño de los buenos, siempre que no
desvirtúen la historia.
¿Qué nuevos proyectos literarios tienes en
marcha?
He comenzado el primer borrador de otra novela y tengo varias
ideas pensadas para otras. Con eso de la inspiración no tengo problemas, nunca
he comprendido lo del bloqueo. Sí he pasado por crisis cuando llega el momento
de ejecutar mis ideas. La distancia entre lo que tengo en mente y lo que queda
escrito suele ser grande, y eso es lo que me produce desasosiego. Creo que el
principal trabajo de un escritor consiste en acortar al máximo esa distancia.
Por último, ¿te
gustaría añadir algo antes de dar por finalizada esta entrevista?
Agradecerte que me des la oportunidad de hablar de mi criatura.
Y aprovecho para dar las gracias, también, a todos los lectores que durante
estos años han buscado el modo de contactar conmigo para decirme que les
gustaron mis libros y me animaron a seguir en este oficio.
Muchas gracias a
ti, Sonsoles, por tu tiempo, tus fotos personales y tus respuestas. Espero que
tengas mucha suerte en el concurso. Ánimo también con la novela que estás
comenzando a escribir, ¡a ver si la vemos también pronto publicada!
Y a todos
vosotros, lectores de esta entrevista, muchas gracias por estar al otro lado de
la pantalla. Feliz día y felices lecturas a todos.
Cristina
Monteoliva