Queridos
amigos de La
Orilla de las Letras,
llegamos
al séptimo día del mes de mayo con la entrevista que nos ha concedido Inma Luna. ¿Preparados? Pues allá que
vamos:
¿Cuándo
descubriste que la escritura era algo más que un pasatiempo?
No creo que nunca haya sido un
pasatiempo para mí. Más bien ha sido siempre un tiempo aprovechado y
experimentado a conciencia, un tiempo que ha supuesto gozo, búsqueda,
descubrimiento y cuestionamiento. Me recuerdo escribiendo desde muy niña, pero
con todas las ganas y casi diría que con una responsabilidad muy alejada de lo
que podríamos considerar un pasatiempo. Las palabras escritas han sido para mí
una forma de ser y de sentir, y de eso fui consciente muy pronto.
¿Qué
lecturas crees que te han influenciado como escritora?
Seguro que todo lo que leemos, de
alguna manera nos influye; pero me gustaría pensar que he aprendido de autoras
como Clarice Lispector, que me mostró las profundidades de una escritura
arriesgada, simbólica, matizada y bruta, con la que me siento muy identificada.
Me gustan las voces de las poetas suicidas, como Anne Sexton, Sylvia Plath o
Alejandra Pizarnik. Encuentro en ellas conexiones con mi propia voz, a pesar de
que, personalmente, vivo la vida con pasión y estoy lejos de deseos kamikaces.
Otra escritora que me interesa muchísimo es Siri Hustvedt, tanto sus obras de
ficción como los ensayos. Destaco también, no sé si como influencia o como
aspiración, la poesía de mi querida Ana Pérez Cañamares, que, en ocasiones,
escribe lo que pienso mejor de lo que lo haría yo. Una soledad demasiado
ruidosa, es un libro de Bohumil Hrabal, que puedo mencionar, asimismo,
entre esas joyas que te animan a bucear en las posibilidades de la escritura.
¿Qué
estás leyendo ahora mismo? ¿Nos lo recomendarías?
Las lecturas que ahora mismo tengo
entre manos son las siguientes:
Obra
maestra, de Juan Tallón. Se trata de una novela sobre la desaparición
de una escultura gigantesca de Richard Serra. Me está pareciendo curiosa. El
tema me parece muy sugerente y la fórmula que ha elegido para abordarlo, con
varias voces que, en diferentes momentos temporales, opinan o investigan sobre
ese singular hecho. Pero, sobre todo, me atrae el hecho de que sea una novela
de no ficción, ya que ese es un tema que me interesa enormemente.
El día que
inventamos la realidad, de Javier Argüello. Este es un
ensayo fascinante sobre las ficciones en las que vivimos y que consideramos
“reales”. Desde la filosofía, las matemáticas, la inteligencia artificial o las
mitologías, nos hace cuestionarnos muchos de los aspectos de nuestra vida que
asumimos sin preguntarnos por qué lo hacemos. Lo recomiendo muchísimo.
Me atrevo
a contarlo, de Naomi Watts. Es un libro escrito por la
actriz, dando cuenta de su visión personal de la menopausia y su labor
divulgativa, casi activista sobre el tema. Es interesante y se mete en charcos
necesarios, aunque hay que tener en cuenta su mirada estadounidense, que no
siempre comparto.
Hermano
pulpo, de Miguel Martínez López. El último poemario de este autor, al
que sigo desde su primer libro, y por el que experimento devoción. Con su
habitual y personalísima voz, nos habla de los temas más inquietantes con la
más engañosa sencillez. Un libro exquisito y necesario.
¿Cómo
compaginas tu trabajo como profesora de futuros escritores con tu propia escritura?
Mi escritura es bastante libre y
autónoma. A veces se silencia y la dejo estar. Mientras, todo lo que aprendo
con mis alumnas y alumnos me sigue fascinando. Esta labor docente, que
realmente me ha llegado de una manera casual, se ha convertido en una de mis
mayores fuentes de satisfacción. Actualmente, además de mis talleres online,
imparto un curso presencial de Escritura creativa para personas mayores de 55
años, en la UNED de Tenerife, y está siendo una de las mejores y más nutritivas
experiencias que he tenido en este campo. Disfrutamos mucho en cada clase, son
inspiradores y trabajamos muy bien juntos. Me encanta ver con qué rapidez
evolucionan y con qué curiosidad se acercan a todo lo que les resulta novedoso
y rompe con la idea que tenían de la escritura y de los diferentes géneros,
especialmente de la poesía.
¿Cómo
ves el panorama literario actual?
Muy variado y muy interesante.
Desde que terminé el grado de Arte Dramático, hace un año, estoy leyendo
muchísimo y lo que encuentro en la librería me atrae tanto que tengo que
dosificarme. Descubro continuamente autoras y autores nuevos, con voces
sugerentes y temáticas que me llaman mucho la atención. Si sabes en qué
estanterías buscar o tienes una buena librera de referencia, el mundo de la
lectura está lleno de posibilidades. Además, unas lecturas siempre llaman a
otras. Es un universo interminable.
Si
tuvieras que elegir entre relato y poesía, ¿con cuál te quedarías?
Supongo que te refieres a la hora
de escribir. Me quedaría con la poesía, porque la poesía lo abarca todo y se
puede meter en cualquier parte. La poesía no está en los poemas, me gustaría
pensar que tiene cabida en todo lo que escribo, así que me la quedo.
¿Escribirías
una novela de moda para hacerte famosa?
Jajajajaja.
Aunque quisiera, estoy segura de que no podría. La escritura merece todo mi
respeto. Apropiándome de ese conocido eslogan sobre la educación o la sanidad,
creo que la escritura no se vende, la escritura se defiende.
Tienes
un currículum literario extenso. ¿Qué obras destacarías de las que has
publicado?
No sé si soy capaz de destacar
alguna de mis propias obras. Cada una ha surgido en el momento en el que tenía
que hacerlo. La suerte que tengo es que, desde luego, no reniego de ninguna de
ellas; las reconozco y me reconozco en sus palabras. Pero, por señalar algunas,
te diría que No estoy limpia y Divina son dos poemarios con los
que me siento especialmente vinculada porque me permitieron entrar en temas que
no habría sido capaz de enfrentar de otra manera. La novela, Mi vida con
Potlach, fue también una experiencia muy intensa y creo que sus personajes
se mostraron generosos conmigo a la hora de cobrar vida. Por último, el libro
de relatos Las mujeres no tienen que machacar con ajos su corazón en el
mortero, me dio también muchas alegrías y veo que esos cuentos todavía se
mantienen en pie.
La piel es quien mejor lo entiende es tu último poemario publicado. ¿Qué
nos puedes contar de él?
Este poemario es el que más se aleja
de todo lo que había escrito anteriormente. Creo que ha sido el que quizás ha
llegado menos a las lectoras y lectores y, sin embargo, es el que considero que
tiene una voz más profunda y personal. Es verdad que es menos narrativos que
otros de mis poemarios, hay más simbolismo, más abstracción, pero he intentado,
desde ese lenguaje con misterio, no ser críptica, sino esencial. Creo que
Tigres de papel hizo una edición muy cuidada y acorde con estas intenciones.
Tus
obras han sido traducidas a varios idiomas. ¿Qué se siente al saber que van a
leerte en otros países de hablas tan distintas a la nuestra?
Me gusta mucho la idea de compartir mi escritura con lectoras y lectores de cualquier lugar. Quizá la distancia, incluso lingüística, aporte matices enriquecedores a esa lectura. Es emocionante.
©
Inma Luna.
¿Qué
esperas que los lectores aprendan de tus escritos?
No me lo he planteado nunca. No sé
si hay algo que aprender de lo que escribo. Tal vez me interese más la
conexión. Ojalá conseguir que algo les toque, les haga reflexionar, descubrir
intereses o hacerse preguntas que no se habían hecho hasta ese momento.
¿Qué
nuevos proyectos literarios tienes en marcha?
Tengo un precioso proyecto entre
manos. La editorial Alkibla contactó conmigo para invitarme a formar parte de
una colección que están preparando sobre temas de los que no gusta hablar, de
esos que se dejan un poco al margen en la escritura que se publica. Me han
propuesto que escriba uno sobre la menopausia, de ahí la lectura de Naomi Watts
de la que os hablaba. Ya estoy trabajando en ello y espero que sirva para
iluminar de alguna manera esa zona oscura, silenciada, obviada, ignorada y
muchas veces ridiculizada de la vida de las mujeres.
Este es el
proyecto fundamental en el que trabajo ahora, pero siempre se entrecruza algún
poema, pequeñas dramaturgias o algún relato. También se está gestando una idea
epistolar, pero aún no puedo adelantar mucho al respecto.
¿Te
gustaría añadir algo antes de terminar esta entrevista?
Daros las gracias por vuestro
trabajo de difusión en La orilla de las letras que nos permite conocer el
interesante trabajo que hacen muchos escritores y escritoras y nos abre aún más
el apetito lector.
Muchas
gracias, Inma, por tu tiempo, tus
respuestas y tus fotos personales. Te deseamos una carrera literaria larga y
próspera.
Y
a vosotros, amigos lectores, gracias
por estar un día más atentos a nuestras publicaciones. Ahora, ¡a leer!
Cristina Monteoliva