domingo, 31 de julio de 2022

LA ORILLA DE LAS LETRAS VIDEO EDITION.

Os informamos de que en breve vamos a comenzar a reseñar algunos libros en vídeo en el canal youtube.com/limonyvainilla 
Lo explicamos todo en: 



miércoles, 27 de julio de 2022

Entrevista: PATRICIA REIMÓNDEZ.

 

Queridos amigos lectores de La Orilla de las Letras,

Volvemos a la carga con nuestra sección de entrevistas, esta vez con la que nos ha concedido la autora Patricia Reimóndez.

Patricia Reimóndez Prieto (Ponferrada. 1978) estudió postproducción audiovisual en la Escuela de Cine de Ponferrada. Desde entonces ha trabajado en varios documentales, como La luz oculta y Los ojos de la guerra, y ha codirigido uno propio: Perdices. Sus primeros relatos fueron publicados en las revistas Argonautas y Alfa Eridiani; en la I Antología Argonautas de la editorial Argonautas; en las antologías de la Asociación de Castilla y León de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror Kalpa V: Relatos de naves nodrizas en Castilla y León y Cylcon I: Forastero en tierra extraña. Ha autopublicado el relato de ciencia ficción Error 404, disponible en Lektu. En su blog, deprincesasymeigas.com, escribe sobre cine, series, libros y videojuegos. De vez en cuando, también publica relatos propios, hasta una novela por entregas entre la fantasía y la ciencia ficción: La maldición. Nía su primera novelette de fantasía ha sido publicada en marzo de 2022 por LES Editorial.

¿Cuándo comenzaste a escribir?

A esta pregunta siempre contesto con cuándo decidí ponerme a escribir en serio. Y con esto me refiero a cuándo me propuse aprender a escribir. Fue en el año 2010. Yo de pequeña soñaba con hacer películas o series, crecí con el cine y la televisión y fue gracias al séptimo arte que me enamoré de las historias. Estudié en la Escuela de Cinematografía y Artes Visuales de Ponferrada convencida de convertirme en guionista, pero al final elegí hacer postproducción. Siendo editora de vídeo trabajé más con historias ajenas que propias y como una no puede escapar a sus más profundos sueños y deseos, al final la cuentacuentos que hay en mí encontró una forma de dar rienda suelta a todas las historias que quería contar y esa fue la literaria.

¿Qué lecturas crees que te han influenciado como escritora?

Más que lecturas yo diría que historias en general, la mayoría de mis referencias son audiovisuales, como ya he dicho crecí con la televisión, y dentro de estas historias sin duda alguna las que más me han influenciado son las que despiertan la imaginación, las que te hacen soñar con otras realidades posibles y con explorar otros mundos. Para mí esas son las que se engloban dentro de los géneros fantásticos: la ciencia ficción, la fantasía y el terror. Soy una apasionada de estos géneros en cualquiera de sus formatos. No en vano soy una orgullosa socia de la Asociación de Castilla y León de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror, CYLCON para los amigos. 

©Patricia Reimóndez.

¿Qué estás leyendo ahora mismo? ¿Nos lo recomendarías?

Pues hace poco he terminado dos obras de ciencia ficción: La luna para damas de Concepción Regueiro Digón, que está ambientada en la España de los últimos días de la república y que para mí evoca a las novelas de Julio Verne y a la película de Luis Buñel El ángel exterminador. Y Luna 174 de Clara Duarte que principalmente es una historia de amor, con un final que a mí me sorprendió bastante, y que es una delicia cómo está escrita, es una maravilla, de verdad. Ambas novelas las recomiendo mucho.

Por otro lado acabo de empezar Batalla por el olimpo: el torneo, una novela juvenil de ciencia ficción escrita por Escuadrón 42. Lo único que puedo decir por el momento es que odio mucho a las cinco personas que la han escrito porque me van a hacer sufrir de lo lindo.  

¿Ha cambiado la pandemia de covid tus hábitos de escritora?

Pues la verdad es que no porque están más condicionados por el hecho de tener tres hijos, con lo que desde hace años me tengo que adaptar a sus horarios. Así que mis hábitos son aprovechar el tiempo que me dejan sola o que mi señora esposa me consigue cuando se los lleva a los tres, siempre con música y chocolate a mano.

¿Dónde encuentras la inspiración?

La inspiración para tener la idea para la próxima historia en cualquier sitio, surge del lugar más inesperado. Puede salir de un taller de escritura como en los primeros relatos que escribí, de un recuerdo, de la anécdota que me cuenta una amiga. Puede surgir de una noticia o una curiosidad científica o de una pregunta tan sencilla como ¿y si…? Se me puede ocurrir viendo una película o una serie, leyendo un libro, jugando a un videojuego… Ese tipo de inspiración está en todas partes, pero la que hace que lleves una historia hasta el final, esa solo se encuentra en el trabajo constante y en no rendirse nunca aunque a veces no consigas ni siquiera ponerte frente a la página en blanco.

Tienes una novela que ofreciste por entrega: La maldición. ¿Te costó mucho el formato? ¿Crees que es más fácil o más difícil ofrecer una novela por entregas que entera de una vez?

Creo que escribir es difícil sin más, sea lo que sea, un relato o una novela. Para mí escribir por entregas comenzó por casualidad. La maldición solo iba a ser un ejercicio donde contar con dos relatos una historia desde dos puntos de vista, pero una de las personas que me leía me preguntó cuándo continuaría y me dije: ¿por qué no? Fue toda una experiencia que me obligó a cumplir conmigo misma y, sobre todo, con las cuatro o cinco personas que seguían puntualmente cada entrega. Al final, el resultado, siendo sincera, es un borrador bastante elaborado que necesita varias revisiones porque al ir construyendo, no solo la historia, sino también el mundo, en cada nuevo capítulo ha hecho que La maldición tenga cierto desequilibrio entre las primeras partes y las últimas y que muchos de sus elementos o personajes no estén del todo desarrollados. La maldición es una historia que me gusta mucho y que me he propuesto revisar en un futuro para ampliarla y darle la consistencia de una novela bien trabajada. 

©Patricia Reimóndez.

Por cierto, ¿qué puedes contarnos de La maldición?  

La maldición es la historia de dos ciudades: la ciudad de luz, Ir Haorot, y la ciudad subterránea, Taht Alardi. La primera es una ciudad más moderna, más tecnológica que se parece a lo que conocemos y está asentada en la superficie, mientras que la ciudad subterránea, como se puede deducir, se ha desarrollado bajo tierra y es un lugar más tradicional que parece congelado en el tiempo y que se rige por gremios. Esta separación espacial entre ambos lugares es así porque tienen la creencia de que los habitantes de la otra ciudad son monstruos y esta es una forma de mantenerse a salvo. En la ciudad de luz sus habitantes solo viven de día y por las noches se encierran en sus hogares donde nunca hay oscuridad porque la noche les pertenece a los otros y creen que les devorará. En la ciudad subterránea la actividad se limita a la noche porque la tradición dice que el sol les matará y por eso el día solo es lugar para los otros. Todas estas creencias puede que empiecen a tambalearse cuando Raina, una niña de siete años, se aventura en los dominios de la ciudad de luz y queda allí atrapada, algo que también le pasará a Oren, un preadolescente de doce años, habitante de la ciudad de luz que por hacer una chiquillada acaba viviendo en la ciudad subterránea. Oren crecerá deseando regresar a su casa, mientras que Raina solo querrá que se sepa la verdad. Perdón por la parrafada.

¿Qué ha supuesto para ti publicar Nía?  

Pues muchísimas cosas. Trabajar con excelentes profesionales, desde la ilustradora, Gabriela Rey, que diseñó la preciosa portada del libro o Bárbara, la editora de LES Editorial, hasta la correctora, la maquetadora, etc., personas que han tratado con mucho mimo mi historia y que la han hecho mejor. Conocer a gente de diferentes ciudades y hasta países que han compartido lo que les ha parecido Nía. Saber que alguna hasta ha madrugado para poder leer la novelette antes de que se despertara su hijo y que en cuanto la ha terminado lo primero que ha hecho es escribirme emocionada, es una experiencia increíble. Ir a firmar a Sant Jordi, la feria del libro de Madrid o de Valladolid. Presentar Nía en mi ciudad natal, Ponferrada, rodeada de gente que te quiere y te aprecia. Firmar en el Festival Celsius, por favor, quién me lo iba a decir a mí hace años. Y no me puedo olvidar de las reseñas que está recibiendo. Ni en mis mejores sueños, la verdad. Lo que está suponiendo Nía para mí, lo que estoy viviendo gracias a ella, no lo olvidaré nunca.

¿Quién o qué es Nía?

Siento no poder contestar a esta pregunta, porque la única manera de averiguarlo es leer el libro.

©Patricia Reimóndez.

¿Qué puedes contarnos de tu novela a los que no la hemos leído aún?

Nía narra la historia de Mara, una joven campesina que vive en una aldea empobrecida por las constantes guerras y una sequía. La particularidad que tiene la aldea de Mara respecto a otras es que está asentada cerca de un lugar mágico: el Bosque de Robles. Este paraje permanece verde mientras todo a su alrededor perece y sería sencillo adentrarse en él en busca de agua o comida, pero este lugar está prohibido para los humanos. Lo custodia una dríada, un ser poderoso e inmortal, que nos odia y cuya leyenda dice que cualquiera que ose entrar en sus dominios jamás regresará. Mara ha perdido a casi toda su familia por la guerra y si no hace nada pronto también lo hará la poca que le queda. Así que coge un saco y un cuchillo y se dirige al bosque para conseguir algo que llevarse a la boca, dispuesta a morir en el intento antes que volver de vacío.

Con Nía quería contar una historia cotidiana que reflejara, dentro de un mundo muy duro que convive con la magia, la vida de cualquiera, por eso elegí a una persona como Mara cuyo único deseo es disfrutar de su familia, trabajar en su granja o envejecer. Alguien como yo, como mis hermanos, como mis amigas o mis vecinos. Una persona que pocas veces es protagonista, que es el personaje que no se nombra, el que sufre las consecuencias del gran villano o del dragón cuando destruye su aldea. Y, como toda persona corriente, hace lo que sea por la gente que quiere. Y quizás también quería conseguir algo que es mucho más fácil en la ficción que en la realidad: mostrar una forma de transformar el mundo.

Después de leer la sinopsis de Nía me pregunto y te pregunto a ti: ¿crees que el mundo puede tener esperanza?

Ojalá, la verdad, ojalá la haya. El mundo está lleno de personas maravillosas que se lo merecerían, no solo lleno, abarrotado, el problema es que este mundo no está en sus manos, al menos por ahora, quién sabe mañana.  

¿Qué esperas que los lectores encuentren en Nía?

Un cuento mágico como los que nos maravillaban de niños, algo tan sencillo como eso (o tan complicado). Un cuento sobre personas como tú o como yo que solo desean una vida más que digna y que, quizás, esa magia se encuentra en lo más cotidiano. Y que aunque no compartan el mensaje final de esta historia, al menos les haga reflexionar.

¿Qué nuevos proyectos literarios tienes en marcha?

Pues tengo un reto personal que llevo años queriendo completar: presentarme una vez en la vida al Certamen Literario de Ciencia Ficción Alberto Magno. Así que ahora mismo estoy escribiendo un relato con el que me gustaría participar, si puede ser este año bien, si no, espero llegar para el que viene. Y también me gustaría encontrarle casa a una novela, un retelling de cuentos clásicos en clave de humor. Humor un poco loco.

¿Te gustaría añadir algo antes de terminar esta entrevista?

Solo darle las gracias a todas las personas que han elegido Nía como lectura, a las que han dedicado parte de su tiempo para hacerle una reseña o dejar un comentario, a mis compañeros cylconitas por ser tan maravillosos y a mis amigos y mi familia por su amor y su apoyo incondicional. También quería agradecerte a ti que hayas pensado en mí para tu espacio literario. Ha sido un honor y un placer.

El placer ha sido mutuo. Muchas gracias, Patricia, por tu tiempo, tus palabras y tus fotos personales. Espero que el Alberto Magno no se te resista y tu nueva obra encuentre pronto casa editorial. Mientras tanto, a ver si Nía consigue también muchos lectores.

Y a vosotros, amigos lectores, como siempre, muchas gracias por estar al otro lado de la pantalla.

Cristina Monteoliva

martes, 26 de julio de 2022

Reseña: LAS NOVIAS, de Cristina Morano.

 


Tras una larga trayectoria como poeta, Cristina Morano da el salto a la novela con Las novias, una historia de terror de adolescentes en la era de Internet y los retos virales.

Trini es una chica de catorce años rebelde e insegura, en plena trasformación física y dominada por sus hormonas, que aceptará un reto que cambiará por completo su vida. Si los adolescentes son seres en plena metamorfosis, nuestra protagonista llevará esa condición al extremo.

         Nos encontramos frente a una novela que mezcla géneros, desde el costumbrismo al terror, pasando por el thriller y el fantástico. No se trata de un libro en el que el lector entre fácilmente. Salvando muchas distancias, me recordó a Lectura fácil de Cristina Morales por esa dificultad y esa sensación de sí pero no en todo momento, no sé si me explico. Tuve que leer muchas páginas hasta que el libro me atrapó pero, hay que reconocer que, toda la metamorfosis de Trini engancha, el lector está deseando saber qué le ocurrirá finalmente, en qué se trasformará, cuál será el desenlace.

         La historia está narrada en primera persona. La que nos habla es la adolescente de catorce años pero su discurso, muchas veces, parece el de una señora de cincuenta. Tal vez porque los referentes de la autora sean los de su propia adolescencia. Eso, lejos de resultar desacertado, le da cierto halo de nostalgia y también de irrealidad y, en mi caso, ha hecho que me sienta más cercana a la historia pues, he de confesar que, muchas veces, me he visto reflejada en las adolescencias literarias que nos narra Morano. Lo que hace que resulte chocante es que, pese a lo que pueda parecer, la trama se sitúa en plena era Internet. Se echan de menos términos como random, crush, influencer, hater, stalkear o shippear, por citar solo unos cuantos, que están hoy tan a la orden del día, y otros resultan algo anacrónicos como, por ejemplo, “colleja”. Conste que antes de escribir sobre el lenguaje adolescente actual me he documentado con mi propia adolescente de quince años, para confirmar mis sensaciones.

         Por momentos la historia que nos narra nos recuerda a aquellas películas ochenteras de muerte en el instituto o en la casa de colonias. Pero Las novias es mucho más que una novela sobre adolescentes en construcción o sobre los peligros de Internet y sus famosos challenges, elevados a la categoría de ritos iniciáticos o una historia que nos habla de trastornos alimentarios y adolescentes que buscan su lugar en el mundo. Es también una crítica al capitalismo y la tiranía del mercado, a la sociedad actual y a su cada vez más extrema obsesión por la imagen (sobre todo la de la mujer). Una novela chocante e incómoda que hará las delicias de los lectores que buscan historias poco convencionales.

María Dolores García Pastor

        

viernes, 22 de julio de 2022

LA SOLEDAD DEL ESCRITOR


Primavera de 2011. Una escritora novel (pero no joven) encuentra en internet las bases de un concurso de novela juvenil. La escritora no ha escrito nunca una novela juvenil, pero le apetece hacerlo. Tampoco ha ganado un concurso literario desde 3º de la E.G.B. y, sin embargo, siente que podría con este. Una vez elegido el protagonista y, más o menos, lo que va a pasar en la historia, se pone a escribir. Totalmente sola.

La escritora decide no contarle a nadie que está escribiendo una novela para un concurso hasta que la finalice. Tiene por delante tres intensos meses en los que tendrá que lidiar con seres de fantasía, giros inesperados de la trama y datos que consultar en páginas web. Unos días la escritura es fluida; otros, todo se hace un poquito más cuesta arriba. Sin embargo, la escritora está decidida: hasta que no acabe el proyecto, no hablará de él. Y así lo hizo.

La escritora, por supuesto, soy yo, Cristina Monteoliva. Miro hacia atrás y me pregunto cómo fui capaz de pasar meses sin hablar con nadie de lo que estaba haciendo, como si acaso aquel fuera un proyecto que pudiera salvar al mundo. Actualmente, sigo escribiendo sola, pero no tanto. Se suele hablar mucho de la soledad del escritor, pero lo cierto es que hoy en día la mayoría contamos con una red de apoyo importante: familiares y amigos, lectores de anteriores obras, lectores beta… Algunos somos más dados a hablar de nuestros proyectos mientras estamos trabajando en ellos; otros, simplemente comentamos que tenemos algo en marcha. Los hay que van dejando leer a los amigos de confianza las páginas conforme las escriben; y otros que esperan hasta finalizar el proyecto antes de dejar que alguien lo revise.

La cuestión es: ¿necesita el escritor estar solo mientras escribe? ¿No tenemos demasiado ruido de fondo hoy en día, con las redes sociales, las plataformas de series y películas y demás distracciones al alcance de la mano? ¿No rendiríamos más si nos encerráramos tres meses y tecleáramos como si no hubiera un mañana?

Yo lo tengo claro: aunque a veces me siento muy sola mientras escribo, me resulta imposible volver a escribir un proyecto en secreto. Necesito del apoyo de los lectores durante el proceso, el saber que lo que estoy creando podrá interesarles tanto o más como mis anteriores obras. Quejarme cuando me venga abajo. Compartir mi euforia cuando sienta que voy por el buen camino. Y, ¿por qué no?, dejarles leer algún fragmento, aunque solo sea un borrador.

¿Que qué pasó con aquel proyecto que escribir sin decírselo a nadie? Por supuesto, no gané con él ningún concurso. Una editorial se interesó en su publicación, pero enseguida tuvieron que recortar secciones (llegó la dichosa crisis) y nos quedamos sin contrato. Finalmente, decidí sacarlo adelante a través de un proceso de crowdfunding. La recaudación fue todo un éxito. Han pasado bastantes años desde su publicación y todavía llega a nuevos lectores. Pronto serán 400 los ejemplares vendidos. No está nada mal para una novela autopublicada escrita en secreto, ¿verdad?

Cristina Monteoliva

martes, 12 de julio de 2022

Entrevista: LORENA ESCOBAR.

 

Queridos amigos de La Orilla de las Letras, 


volvemos a la carga con una entrevista, esta vez con la que nos ha concedido la autora Lorena Escobar.

Lorena Escobar nació y vive en Murcia, donde estudia Filología Hispánica, ejerce de madre y de contadora de historias. Lleva escribiendo para los demás —para ella misma algo más de tiempo— desde hace unos años, teniendo la oportunidad de participar en varias antologías, como Transfórmate o muere (Territorio Extrañer y Dentro del Monolito), Círculo de Lovecraft (Especial Bram Stoker), Hijos del Karma y Derrámame (Altavoz Cultural), Amor por las Palabras (Portal Literario) Revista Tártarus o Un mundo Vuestro (Ediciones Labnar). En 2022 ha publicado su primera novela con Valhalla Ediciones: El ilustrador paciente.

¿Queréis saber más sobre Lorena? Pues no tenéis más que leer la entrevista. ¡Ahí vamos!

¿Cuándo comenzaste a escribir?

Siempre digo que soy una escritora tardía. De pequeña sí que escribí varios cuentos o poemas para el colegio, y comencé una novela (escrita a mano en una libreta) que nunca llegué a terminar. Después la vida me llevó por otros derroteros… hasta hace cinco o seis años, que ya decidí, en serio, sentarme frente a la hoja en blanco para llenarla de todas las historias que danzan en mi cabeza.

¿Qué lecturas crees que te han influenciado como escritora?

De pequeña, sin duda, Los hijos del vidriero, de María Gripe. Fue el primer libro que me hizo tener conciencia de la narración como un ente aparte del puro entretenimiento. De la psicología de los personajes, de la creación de la autora. Mis primeras lecturas “adultas”, por decirlo de alguna forma, fueron las de Agatha Christie y Stephen King. Le debo, sobre todo a Agatha, mi devoción por las novelas de detectives.

Mención aparte merecen Douglas Preston y Lincoln Child: Pendergast, el detective de su saga, es uno de mis personajes predilectos y uno de los que más me han marcado.

¿Qué estás leyendo ahora mismo? ¿Nos lo recomendarías?

Me pillas ahora mismo con El instituto, de King. Llevaba algún tiempo sin leerlo y he decidido retomar, consciente de que me faltan muchas obras por leer de él. Sí que lo recomiendo, como todo lo del rey. Es una debilidad.

 

©Lorena Escobar.

¿Ha cambiado la pandemia de covid tus hábitos de escritora?

Precisamente en pandemia fue cuando tomé más hábito como escritora. La ausencia de vida social hizo que le dedicase más horas a la escritura y también me hizo consciente de lo importante que es para mí, a nivel emocional, psicológico, espiritual.

¿Dónde encuentras la inspiración?

En cualquier cosa… es algo prácticamente innato, un resorte. Quiero decir, que el cerebro no para. En el trabajo, en la compra, en casa… todo lo que veo o escucho se transforma en un posible relato, una nueva posible historia. Luego es casi imposible darle forma a todo, porque cada proyecto lleva un proceso, un trámite. Pero todo me inspira, no tengo problemas a la hora de dejarme arrastrar por las musas.

¿Qué tiene para ti el género policíaco que no tienen otros géneros?

La fluidez. La rapidez. La intensidad. La eterna lucha entre bien y el mal y la distorsión que ella provoca. El género policíaco bebe de la propia humanidad: no hay nada más ancestral y arraigado a nuestra especie que el crimen y el castigo. Me gusta el hecho de hablar de la realidad de las personas, de la realidad del mundo. Me gustan casi todos los géneros y casi todos he leído, pero creo que no se encontrará más sinceridad, más realidad, que en una novela que hable de los instintos más bajos de una persona: arrebatarle la vida a otra. Y de la lucha para no cruzar ciertas líneas. El género policial es valiente en ese sentido. Fiel a lo que somos.

¿Qué ha supuesto para ti publicar El ilustrador paciente?

Subirme a una montaña rusa con los ojos vendados. Quizá desde fuera se vea más fácil, incluso más bonito. Pero es complicado, para mí lo es. Yo soy una persona que se rompe con facilidad, por ciertas cosas de mi vida, de mi pasado, soy una persona tendente a la soledad, a la nostalgia. Enfrentarme al lector cara a cara, a la publicidad, mostrar mis letras sin pudor alguno es un ejercicio complicado. Hermoso, pero también aterrador.

 

©Lorena Escobar.

¿Cuánto has tardado en escribir esta novela?  

Cuatro meses. Tengo más cosas escritas, pero esto es lo que escribí más rápido. Comencé en abril de 2020, un mes después del Estado de Alarma, y la terminé en julio. Casi un récord para mí.

¿Te ha requerido mucho tiempo la documentación para la misma?  

Por desgracia, no tenía más recursos de documentación que los que tenía al alcance del ordenador. No podía salir de casa, así que me tocó rebuscar en internet artículos y manuales sobre criminalística, sobre términos policiales, sobre nomenclatura. Es cierto que al llevar toda la vida leyendo policíaca, tengo muchos términos muy asimilados. Y muchas anotaciones de libros que he leído. Así que digamos que llevaba ya cierta documentación hecha, y la otra la fui haciendo sobre la marcha.

¿Qué puedes contarnos a los que no hemos leído El ilustrador paciente?

Voy a contarte lo que me está diciendo la gente que ya la ha terminado: no es una novela policíaca al uso. Tiene algo diferente, algo que la hace, no mejor ni peor, sino más particular. Sí que cumple con los patrones: crímenes, culpables, investigación. Sin embargo, al estar narrada a tres voces y al meter un personaje tan particular como Juan, creo que El ilustrador se desvía del típico thriller policíaco y se convierte en un thriller psicológico. Un thriller sobre el alma humana, sus pasiones, sus virtudes y también sus faltas. Sobre lo fácil que es hacer el mal y lo costoso que suele salir hacer el bien sin condiciones.

¿Qué esperas que los lectores encuentren en El ilustrador paciente?

Espero que se encuentren dudas, jajajaja. He intentado crear giros que confundan, no giros que sorprendan. Sorprender es relativamente sencillo: yo he querido crear incertidumbre, sospecha. Que el lector no se fíe de nada ni de nadie. Que encuentren todo lo que se puede encontrar en los resquicios del corazón de la gente: amor, odio, envidia. Secretos y verdades. Espero, con todas mis fuerzas, que el lector sienta. Que sienta con mis personajes, pues los he creado para que lleguen a ellos.

Ojalá lo consiga.


 
©Lorena Escobar.

¿Qué nuevos proyectos literarios tienes en marcha?

Demasiados… jajajaja. Estoy escribiendo un manuscrito a cuatro manos con otro escritor para un certamen. Estoy terminando de revisar un manuscrito de terror que comencé antes de ponerme a escribir El ilustrador, y otro policíaco.

Un relato largo, también a cuatro manos, con un escritor al que admiro muchísimo, me considero afortunada.

Por último, si no ocurre ningún imprevisto, comenzaré muy pronto una novela corta de terror de la que ya tengo el esbozo, la idea, el engranaje.

El terror me llama, y yo me dejo llevar.

¿Te gustaría añadir algo antes de terminar esta entrevista?

A los lectores, no hay palabras de agradecimiento suficientes. Todo lo que un escritor es o pretende ser, se debe a ellos. Gracias infinitas, eternas.

A los que empiecen como yo en esto… paciencia. Ánimo. El camino de las letras es hermoso pero también desgarrador. Te llena y te golpea, te tienta y te abandona. No hay que tomarlo como si se nos fuera la vida en ello, pero tampoco hay que ceder al miedo o la presión. Escribir debe hacerse por amor, siempre. En el momento en que se convierte en otra cosa… hay que replantear.

Por último, a ti, agradecerte esta entrevista. Tengo mucha suerte por haberte encontrado en ese bosque inmenso de las redes sociales. Espero que sea por muchos años.

Muchas gracias, Lorena, por tu tiempo, tus palabras y tus fotos personales. Espero que El ilustrador paciente llegue a muchos lectores y, por supuesto, que nuestra amistad perdure.

         Y a vosotros, amigos lectores, gracias una vez más por estar al otro lado de la pantalla. Ahora, ¡a leer!

Cristina Monteoliva

 

martes, 5 de julio de 2022

Reseña: CUENTOS REUNIDOS, de Amparo Dávila.

 

Amparo Dávila fue una niña enfermiza que vivió su niñez en Pinos, un pueblo del desierto en el interior de México. En él se hallaba el único cementerio de la zona en muchos kilómetros y eso hizo que presenciara cortejos fúnebres muy a menudo. Según su propio testimonio, el ambiente en el interior de su hogar también era bastante lúgubre y frío, repleto de “augurios de muerte”. Dávila se crió como hija única a causa del fallecimiento de sus tres hermanos: el primero nació muerto, el segundo murió a causa de una meningitis y el tercero en un accidente. La soledad fue una constante en su niñez y la llevó a pasar muchas horas en la biblioteca paterna donde descubrió la que sería una de sus primeras lecturas, La Divina Comedia de Dante, que le impactó. Esa infancia en soledad en un entorno triste y sombrío y su experiencia prematura de la muerte dejaron una huella indeleble en su vida y también en su obra. La oscuridad de sus días se traspasa a sus textos y se plasma en una escritura claramente vivencial.

Se inició en la escritura publicando su primer libro de poesía a los veintidós años. Su obra cuentística se encuentra entre las más singulares de la Literatura mexicana del siglo XX, y la convierte en una autora imprescindible para entender la Literatura latinoamericana. Fue pionera del cuento fantástico mexicano, en introducir el terror y lo fantástico en lo cotidiano. Por su situación familiar y sus orígenes, procedía de una región muy conservadora, parecía esperarle una vida convencional y hogareña, pero se abrió paso a través de las muchas dificultades y las desigualdades de género de su época, en un intento de escapar del entorno doméstico asfixiante que le tocó vivir.

La mayoría de sus narradoras son mujeres y ese punto de vista le permite tratar temas de los que en su tiempo no se hablaba porque eran tabú (los malos tratos, el aborto, la culpa...). Muchas de sus historias son extrañas narraciones en las que sus protagonistas son mujeres mexicanas enfrentadas a su entorno social. Sus cuentos podrían considerarse fantásticos, de terror, surrealistas o de un realismo siniestro. Dávila es una verdadera maestra del fantástico cotidiano más tenebroso: siempre hay una presencia indefinida e inquietante acechando en la sombra. En sus cuentos, personajes enigmáticos de gran profundidad emocional se enfrentan a la soledad, el miedo, la locura y la muerte. De su mano nos sumergimos en el complejo mundo de los trastornos mentales.

Este volumen de sus Cuentos reunidos editado por Páginas de Espuma comprende toda su obra narrativa. Lo conforman Música concreta, Tiempo destrozado y Árboles petrificados, que ya habían sido editados con anterioridad, y el inédito Con los ojos abiertos. Completa el libro un magnífico prólogo de la escritora Mariana Enríquez, excelente narradora oscura donde las haya, que cita numerosos textos de Jazmín Tapia Vázquez, especialista en la obra de Amparo Dávila en la UNAM. Enríquez destaca aspectos de la obra de Dávila como el punto de vista de sus personajes, mujeres en su mayoría, o esa presencia recurrente de la amenaza en las sombras, calificándola de “gótico contemporáneo, claustrofóbico pero límpido”.

La trayectoria de Dávila fue irregular y el reconocimiento le llegó apenas una década antes de su muerte. Fue amiga de Julio Cortázar y la influencia del escritor puede apreciarse en su obra, concretamente a partir de su segundo libro. Su estilo es preciso, y su capacidad para introducir el terror y lo fantástico en lo cotidiano la convierten en una narradora única. Un libro muy recomendable, imprescindible para los amantes del relato oscuro, del fantástico cotidiano o, simplemente, de la mejor literatura.

María Dolores García Pastor

lunes, 4 de julio de 2022

Reseña: CASA DE CITAS 2020, de Jaume Palau.

 

Hay géneros literarios que requieren de una dedicación y una claridad mental extraordinarias. Dentro de ellos estaría, al menos para mí, el aforismo, una materia en la que tienen cabida todo tipo de frases lapidarias: estamentos que vienen a abrirnos los ojos ante el mundo de mil y una maneras. El aforismo, además, es un género que puede combinarse perfectamente con otras formas artísticas, como la fotografía y la pintura, como bien sabe Jaume Palau, autor que ya reuniera a un grupo de artistas masculinos para crear su Casa de citas. Dicen que segundas partes nunca fueron buenas. Yo creo que a veces sí que merece la pena hacer una segunda obra cuando la primera ha sido extraordinaria, de ahí que hoy hablemos en el blog de Casa de citas 2020, el nuevo libro de aforismos de Juame Palau en conjunción con un buen número de mujeres artistas.

Casa de citas 2020, este volumen de título con doble sentido (aunque ya sabemos que nos referimos fundamentalmente a los aforismos), es una obra trilingüe (está escrita en castellano, inglés y catalán) compuesta por sesenta y nueve aforismos acompañados por los heterogéneos trabajos artísticos (fotografía, ilustración y cuadros) de Elsa Yranzo Rojas, Rosa Ciurana, Cristina Serra Juncosa, Ro Caminal, Ana Illueca, Núria Rion, Núria Farré, Beatrice Bizot, Elena Juárez y Eva Jolis Villegas.

El libro se compone de varias partes: una primera parte compuesta por un Prólogo escrito por Teresa Domingo Catalá, un relato de Jaume Palau de título Oración laica para un recién nacido (el título viene a describir perfectamente lo que vamos a encontrar en el texto) y un microrrelato del mismo autor titulado Autorretrato (también en este caso el título anuncia lo que vamos a encontrar en lo escrito); lo que yo considero la parte central del libro, compuesta por los sesenta y nueva aforismos de temática diversa, si bien abundan aquellos que ahondan en el sentido de la vida, acompañados por las obras de las pintoras, fotógrafas e ilustradoras invitadas; y una parte final compuesta por Lamo (un microrrelato muy pasional de Jaume Palau), el extenso análisis que Aída Marín Yrigaray hace de las obras visuales de este libro en el texto Habitar la incertidumbre, el epílogo El alivo de los días de Vanessa Martí Simonka y las Reseñas biográficas de todas las participantes de este libro, además de la de Jaume Palau.

Casa de citas 2020, en definitiva, es una interesante pieza de colección numerada (si queréis vuestro ejemplar tendréis que acudir al autor) en la que la palabra de Jaume Palau y las imágenes de tan buenas artistas visuales se dan la mano gracias a una magnífica labor de coordinación. Un libro único al alcance de pocos que está esperando que seas uno de esos privilegiados. Y, ¿quién sabe? Tal vez si se venden todos los ejemplares, consigamos que el autor haga una tirada más amplia. ¿O es que las buenas obras solo tienen que estar al alcance de unos pocos?

Cristina Monteoliva

Reseña: LA OTRA CARA DE LA LUNA, de María Dolores García Pastor.

 

Toda ciudad que se precie tiene al menos un rincón mágico que solo unos cuantos privilegiados aprecian y disfrutan; un lugar donde los problemas no parecen tan grandes, los sueños no conocen límites y las buenas intenciones llegan siempre a buen puerto. Ese sitio especial puede ser una plaza, un jardín, un castillo o, ¿por qué no?, un Café ubicado en un edificio antiguo y cargado de historia. De todo esto y mucho más iba El Café dela Luna, la excelente obra de María Dolores García Pastor de la que ya hemos hablado en este blog. Pero también su continuación: La otra cara de la Luna, un libro que, desde luego, merece también un lugar en este espacio literario.  

Existe en el Barrio Gótico de Barcelona una encantadora plaza, la del Record, a la que parece que solo unos cuantos consiguen llegar. En ella se ubica un edificio tan antiguo como la historia de la ciudad, uno de esos lugares cargados de la energía de las vivencias acontecidas a lo largo de los siglos. En este edificio se encuentra El Café de la Luna, un lugar regentado por Miranda, una exuberante y exótica mujer con gran poder de atracción. La cafetería y su dueña, además de infusiones y refrescos, ofrecen calor, seguridad, esperanza y amistad a todos los que se sientan en sus mesas hechas con antiguas lápidas con faltas de ortografía, deciden tocar el piano o admirar el poster de la Luna de Mélies.

Como todo establecimiento de solera que se precie, El Café de la Luna tiene un buen número de clientes fijos a los que conocimos en el primer volumen de esta entrañable bilogía: Don Pablo, el actor que anteriormente trabajaba como Diosa de la Fortuna; Demetrio, el florista amante de la bella Miranda; Libio Sanjuán, el romántico escritor; Juan Salas, el lector de Libio; los amantes de ultramar, Berenice y Prometeo; Manuela, la anciana diva; y Bruno Fusa, el afinador de piano. De todos ellos volveremos a saber en este libro. Algunos solo serán personajes secundarios de las nuevas historias. Otros, nos ofrecerán nuevas experiencias que harán que les cojamos aún más cariño que en el primer libro.

El tiempo pasa y son cada vez más las personas que llegan de casualidad a nuestro adorado Café: Berta, que enseguida encuentra consuelo con Miranda; Pierre y su miedo (más que justificado) a la muerte; Laura y su proceso de transformación; Herminia, compañera de residencia de Manuela; Fernando y su hija Cristina, que tanto saben del alzheimer; Tina y su magnífico perro Baobab; y Pepe, que nos hablará de un interesante tema político.

Mención aparte, por no estar ubicados en nuestro tiempo y ofrecernos otras perspectivas, merecen dos relatos de corte histórico relacionados con la historia a lo largo de los siglos de nuestro bonito Café: los amores entre la prostituta Porcia y el gladiador Bassus, en época romana, y aquellos de la niña Medea y el caballero de Montforte, en la Edad Media.  

El Café de la Luna es un libro cargado de realismo mágico comprometido con su tiempo y la realidad social del momento en el que fue escrito, hace ya diez años. Muchos de los problemas que en sus páginas se denunciaban están todavía por desgracia vigentes. La otra cara de la Luna no podía ser diferente. Este volumen, así, no solo conserva su estructura de novela fragmentaria cargada de elegante fantasía, en la que un buen número de personajes se ven unidos por su amor a una cafetería bohemia y acogedora, sino que también nos ofrece diversos temas de actualidad sobre los que reflexionar: el cáncer, el alzheimer, la soledad de los ancianos, los atentados terroristas, la pérdida de un hijo, la pérdida de los padres, los dilemas políticos, el aceptar el amor tal y como este viene, lo mucho que hacen por nosotros las mascotas…

Si bien esta es una obra coral en la que todos los personajes (que como veis, no son pocos) tienen su importancia, podemos decir que a diferencia de su libro predecesor, La otra cara de la Luna nos ofrece la oportunidad de conocer más en profundidad a Miranda, la dueña del local y la creadora del alma de tan singular establecimiento. Esto es, sin duda, de agradecer pues, ¿qué sería en realidad del Café de la Luna si la mujer que decidió abrirlo no lo hubiera decorado y tratado con tanto mimo? Probablemente, nada. Un lugar diferente con clientes totalmente distintos: menos auténticos, probablemente, que los que nos encontramos en esta bilogía que termina con este libro que hoy hemos comentado.

La otra cara de la Luna, en definitiva, es una magnífica obra de prosa cuidada, personajes perfilados con mimo y pequeñas grandes historias que llegarán al corazón de los que prefieren el café solo o con sacarina. Entra ahora en este establecimiento de solera y conoce a Miranda, su dueña. Hazte con tu mesa habitual y escucha con atención todo lo que tienen que contarte tanto los clientes habituales como los nuevos. Estoy segura de que saldrás de esta lectura mirando el mundo con otros ojos. Unos más críticos y concienciados, pero también más amables. Tanto, como lo es este libro.

Cristina Monteoliva