Lo explicamos todo en:
domingo, 31 de julio de 2022
LA ORILLA DE LAS LETRAS VIDEO EDITION.
Lo explicamos todo en:
miércoles, 27 de julio de 2022
Entrevista: PATRICIA REIMÓNDEZ.
Queridos
amigos lectores de La
Orilla de las Letras,
Volvemos
a la carga con nuestra sección de entrevistas, esta vez con la que nos ha
concedido la autora Patricia Reimóndez.
Patricia Reimóndez Prieto
(Ponferrada. 1978) estudió postproducción
audiovisual en la Escuela de Cine de
Ponferrada. Desde entonces ha trabajado en varios documentales, como La luz oculta y Los ojos de la guerra, y ha codirigido uno propio: Perdices. Sus primeros relatos fueron
publicados en las revistas Argonautas
y Alfa Eridiani; en la I Antología Argonautas de la editorial
Argonautas; en las antologías de la Asociación de Castilla y León de
Fantasía, Ciencia Ficción y Terror Kalpa
V: Relatos de naves nodrizas en Castilla y León y Cylcon I: Forastero en tierra extraña. Ha autopublicado el relato
de ciencia ficción Error 404,
disponible en Lektu. En su blog, deprincesasymeigas.com, escribe sobre cine,
series, libros y videojuegos. De vez en cuando, también publica relatos
propios, hasta una novela por entregas entre la fantasía y la ciencia ficción: La maldición. Nía su primera novelette
de fantasía ha sido publicada en marzo de 2022 por LES Editorial.
¿Cuándo
comenzaste a escribir?
A esta pregunta siempre contesto
con cuándo decidí ponerme a escribir en serio. Y con esto me refiero a cuándo
me propuse aprender a escribir. Fue en el año 2010. Yo de pequeña soñaba con
hacer películas o series, crecí con el cine y la televisión y fue gracias al
séptimo arte que me enamoré de las historias. Estudié en la Escuela de
Cinematografía y Artes Visuales de Ponferrada convencida de convertirme en
guionista, pero al final elegí hacer postproducción. Siendo editora de vídeo trabajé más con historias ajenas que propias y como
una no puede escapar a sus más profundos sueños y deseos, al final la
cuentacuentos que hay en mí encontró una forma de dar rienda suelta a todas las
historias que quería contar y esa fue la literaria.
¿Qué
lecturas crees que te han influenciado como escritora?
Más que lecturas yo diría que
historias en general, la mayoría de mis referencias son audiovisuales, como ya
he dicho crecí con la televisión, y dentro de estas historias sin duda alguna
las que más me han influenciado son las que despiertan la imaginación, las que
te hacen soñar con otras realidades posibles y con explorar otros mundos. Para
mí esas son las que se engloban dentro de los géneros fantásticos: la ciencia
ficción, la fantasía y el terror. Soy una apasionada de estos géneros en
cualquiera de sus formatos. No en vano soy una orgullosa socia de la Asociación
de Castilla y León de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror, CYLCON para los
amigos.
©Patricia
Reimóndez.
¿Qué
estás leyendo ahora mismo? ¿Nos lo recomendarías?
Pues hace poco he terminado dos
obras de ciencia ficción: La luna para
damas de Concepción Regueiro Digón, que está ambientada en la España de los
últimos días de la república y que para mí evoca a las novelas de Julio Verne y
a la película de Luis Buñel El ángel
exterminador. Y Luna 174 de Clara
Duarte que principalmente es una historia de amor, con un final que a mí me
sorprendió bastante, y que es una delicia cómo está escrita, es una maravilla,
de verdad. Ambas novelas las recomiendo mucho.
Por otro
lado acabo de empezar Batalla por el
olimpo: el torneo, una novela juvenil de ciencia ficción escrita por
Escuadrón 42. Lo único que puedo decir por el momento es que odio mucho a las
cinco personas que la han escrito porque me van a hacer sufrir de lo
lindo.
¿Ha
cambiado la pandemia de covid tus hábitos de escritora?
Pues la verdad es que no porque
están más condicionados por el hecho de tener tres hijos, con lo que desde hace
años me tengo que adaptar a sus horarios. Así que mis hábitos son aprovechar el
tiempo que me dejan sola o que mi señora esposa me consigue cuando se los lleva
a los tres, siempre con música y chocolate a mano.
¿Dónde
encuentras la inspiración?
La inspiración para tener la idea
para la próxima historia en cualquier sitio, surge del lugar más inesperado.
Puede salir de un taller de escritura como en los primeros
relatos que escribí, de un recuerdo, de la anécdota que me cuenta una amiga. Puede
surgir de una noticia o una curiosidad científica o de una pregunta tan
sencilla como ¿y si…? Se me puede ocurrir viendo una película o una serie,
leyendo un libro, jugando a un videojuego… Ese tipo de inspiración está en
todas partes, pero la que hace que lleves una historia hasta el final, esa solo
se encuentra en el trabajo constante y en no rendirse nunca aunque a veces no
consigas ni siquiera ponerte frente a la página en blanco.
Tienes
una novela que ofreciste por entrega: La maldición. ¿Te costó mucho el formato? ¿Crees que es
más fácil o más difícil ofrecer una novela por entregas que entera de una vez?
Creo que escribir es difícil sin
más, sea lo que sea, un relato o una novela. Para mí escribir por entregas
comenzó por casualidad. La maldición
solo iba a ser un ejercicio donde contar con dos relatos una historia desde dos
puntos de vista, pero una de las personas que me leía me preguntó cuándo
continuaría y me dije: ¿por qué no? Fue toda una experiencia que me obligó a
cumplir conmigo misma y, sobre todo, con las cuatro o cinco personas que
seguían puntualmente cada entrega. Al final, el resultado, siendo sincera, es
un borrador bastante elaborado que necesita varias revisiones porque al ir
construyendo, no solo la historia, sino también el mundo, en cada nuevo
capítulo ha hecho que La maldición tenga
cierto desequilibrio entre las primeras partes y las últimas y que muchos de
sus elementos o personajes no estén del todo desarrollados. La maldición es una historia que me
gusta mucho y que me he propuesto revisar en un futuro para ampliarla y darle
la consistencia de una novela bien trabajada.
©Patricia
Reimóndez.
Por
cierto, ¿qué puedes contarnos de La
maldición?
La
maldición es la historia de dos ciudades: la ciudad de
luz, Ir Haorot, y la ciudad subterránea, Taht Alardi. La primera es una ciudad
más moderna, más tecnológica que se parece a lo que conocemos y está asentada
en la superficie, mientras que la ciudad subterránea, como se puede deducir, se
ha desarrollado bajo tierra y es un lugar más tradicional que parece congelado
en el tiempo y que se rige por gremios. Esta separación espacial entre ambos
lugares es así porque tienen la creencia de que los habitantes de la otra
ciudad son monstruos y esta es una forma de mantenerse a salvo. En la ciudad de
luz sus habitantes solo viven de día y por las noches se encierran en sus
hogares donde nunca hay oscuridad porque la noche les pertenece a los otros y
creen que les devorará. En la ciudad subterránea la actividad se limita a la
noche porque la tradición dice que el sol les matará y por eso el día solo es
lugar para los otros. Todas estas creencias puede que empiecen a tambalearse
cuando Raina, una niña de siete años, se aventura en los dominios de la ciudad
de luz y queda allí atrapada, algo que también le pasará a Oren, un preadolescente
de doce años, habitante de la ciudad de luz que por hacer una chiquillada acaba
viviendo en la ciudad subterránea. Oren crecerá deseando regresar a su casa,
mientras que Raina solo querrá que se sepa la verdad. Perdón por la parrafada.
¿Qué
ha supuesto para ti publicar Nía?
Pues muchísimas cosas. Trabajar
con excelentes profesionales, desde la ilustradora, Gabriela Rey, que diseñó la
preciosa portada del libro o Bárbara, la editora de LES Editorial, hasta la
correctora, la maquetadora, etc., personas que han tratado con mucho mimo mi
historia y que la han hecho mejor. Conocer a gente de diferentes ciudades y
hasta países que han compartido lo que les ha parecido Nía. Saber que alguna hasta ha madrugado para poder leer la novelette antes de que se despertara su
hijo y que en cuanto la ha terminado lo primero que ha hecho es escribirme
emocionada, es una experiencia increíble. Ir a firmar a Sant Jordi, la feria
del libro de Madrid o de Valladolid. Presentar Nía en mi ciudad natal,
Ponferrada, rodeada de gente que te quiere y te aprecia. Firmar en el Festival
Celsius, por favor, quién me lo iba a decir a mí hace años. Y no me puedo
olvidar de las reseñas que está recibiendo. Ni en mis mejores sueños, la
verdad. Lo que está suponiendo Nía para mí, lo que estoy viviendo gracias a
ella, no lo olvidaré nunca.
¿Quién
o qué es Nía?
Siento no poder contestar a esta pregunta, porque la única manera de averiguarlo es leer el libro.
©Patricia
Reimóndez.
¿Qué
puedes contarnos de tu novela a los que no la hemos leído aún?
Nía
narra la historia de Mara, una joven campesina que vive en una aldea
empobrecida por las constantes guerras y una sequía. La particularidad que
tiene la aldea de Mara respecto a otras es que está asentada cerca de un lugar
mágico: el Bosque de Robles. Este paraje permanece verde mientras todo a su
alrededor perece y sería sencillo adentrarse en él en busca de agua o comida,
pero este lugar está prohibido para los humanos. Lo custodia una dríada, un ser
poderoso e inmortal, que nos odia y cuya leyenda dice que cualquiera que ose
entrar en sus dominios jamás regresará. Mara ha perdido a casi toda su familia
por la guerra y si no hace nada pronto también lo hará la poca que le queda.
Así que coge un saco y un cuchillo y se dirige al bosque para conseguir algo
que llevarse a la boca, dispuesta a morir en el intento antes que volver de
vacío.
Con Nía quería contar una historia cotidiana
que reflejara, dentro de un mundo muy duro que convive con la magia, la vida de
cualquiera, por eso elegí a una persona como Mara cuyo único deseo es disfrutar
de su familia, trabajar en su granja o envejecer. Alguien como yo, como mis
hermanos, como mis amigas o mis vecinos. Una persona que pocas veces es
protagonista, que es el personaje que no se nombra, el que sufre las consecuencias
del gran villano o del dragón cuando destruye su aldea. Y, como toda persona
corriente, hace lo que sea por la gente que quiere. Y quizás también quería conseguir
algo que es mucho más fácil en la ficción que en la realidad: mostrar una forma
de transformar el mundo.
Después
de leer la sinopsis de Nía me pregunto y te pregunto a ti: ¿crees que el mundo
puede tener esperanza?
Ojalá, la verdad, ojalá la haya.
El mundo está lleno de personas maravillosas que se lo merecerían, no solo
lleno, abarrotado, el problema es que este mundo no está en sus manos, al menos
por ahora, quién sabe mañana.
¿Qué
esperas que los lectores encuentren en Nía?
Un cuento mágico como los que nos
maravillaban de niños, algo tan sencillo como eso (o tan complicado). Un cuento
sobre personas como tú o como yo que solo desean una vida más que digna y que,
quizás, esa magia se encuentra en lo más cotidiano. Y que aunque no compartan
el mensaje final de esta historia, al menos les haga reflexionar.
¿Qué
nuevos proyectos literarios tienes en marcha?
Pues tengo un reto personal que
llevo años queriendo completar: presentarme una vez en la vida al Certamen
Literario de Ciencia Ficción Alberto Magno. Así que ahora mismo
estoy escribiendo un relato con el que me gustaría participar, si puede ser
este año bien, si no, espero llegar para el que viene. Y también me gustaría
encontrarle casa a una novela, un retelling
de cuentos clásicos en clave de humor. Humor un poco loco.
¿Te
gustaría añadir algo antes de terminar esta entrevista?
Solo darle las gracias a todas las
personas que han elegido Nía como
lectura, a las que han dedicado parte de su tiempo para hacerle una reseña o
dejar un comentario, a mis compañeros cylconitas por ser tan maravillosos y a mis
amigos y mi familia por su amor y su apoyo incondicional. También quería
agradecerte a ti que hayas pensado en mí para tu espacio literario. Ha sido un
honor y un placer.
El
placer ha sido mutuo. Muchas gracias, Patricia,
por tu tiempo, tus palabras y tus fotos personales. Espero que el Alberto Magno no se te resista y tu
nueva obra encuentre pronto casa editorial. Mientras tanto, a ver si Nía consigue también muchos lectores.
Y
a vosotros, amigos lectores, como
siempre, muchas gracias por estar al otro lado de la pantalla.
Cristina Monteoliva
martes, 26 de julio de 2022
Reseña: LAS NOVIAS, de Cristina Morano.
Tras
una larga trayectoria como poeta, Cristina Morano da el salto a la novela con Las
novias, una historia de terror de adolescentes en la era de Internet y los
retos virales.
Trini
es una chica de catorce años rebelde e insegura, en plena trasformación física y
dominada por sus hormonas, que aceptará un reto que cambiará por completo su
vida. Si los adolescentes son seres en plena metamorfosis, nuestra protagonista
llevará esa condición al extremo.
Nos encontramos frente a una novela que
mezcla géneros, desde el costumbrismo al terror, pasando por el thriller
y el fantástico. No se trata de un libro en el que el lector entre fácilmente. Salvando
muchas distancias, me recordó a Lectura fácil de Cristina Morales por
esa dificultad y esa sensación de sí pero no en todo momento, no sé si me
explico. Tuve que leer muchas páginas hasta que el libro me atrapó pero, hay
que reconocer que, toda la metamorfosis de Trini engancha, el lector está
deseando saber qué le ocurrirá finalmente, en qué se trasformará, cuál será el
desenlace.
La historia está narrada en primera
persona. La que nos habla es la adolescente de catorce años pero su discurso,
muchas veces, parece el de una señora de cincuenta. Tal vez porque los
referentes de la autora sean los de su propia adolescencia. Eso, lejos de
resultar desacertado, le da cierto halo de nostalgia y también de irrealidad y,
en mi caso, ha hecho que me sienta más cercana a la historia pues, he de
confesar que, muchas veces, me he visto reflejada en las adolescencias
literarias que nos narra Morano. Lo que hace que resulte chocante es que, pese
a lo que pueda parecer, la trama se sitúa en plena era Internet. Se echan de
menos términos como random, crush, influencer, hater, stalkear o shippear,
por citar solo unos cuantos, que están hoy tan a la orden del día, y
otros resultan algo anacrónicos como, por ejemplo, “colleja”. Conste que antes
de escribir sobre el lenguaje adolescente actual me he documentado con mi
propia adolescente de quince años, para confirmar mis sensaciones.
Por momentos la historia que nos narra
nos recuerda a aquellas películas ochenteras de muerte en el instituto o en la
casa de colonias. Pero Las novias es mucho más que una novela sobre
adolescentes en construcción o sobre los peligros de Internet y sus famosos
challenges, elevados a la categoría de ritos iniciáticos o una historia que
nos habla de trastornos alimentarios y adolescentes que buscan su lugar en el
mundo. Es también una crítica al capitalismo y la tiranía del mercado, a
la sociedad actual y a su cada vez más extrema obsesión por la imagen (sobre
todo la de la mujer). Una novela chocante e incómoda que hará las delicias de
los lectores que buscan historias poco convencionales.
María
Dolores García Pastor
viernes, 22 de julio de 2022
LA SOLEDAD DEL ESCRITOR
Primavera de 2011. Una escritora
novel (pero no joven) encuentra en internet las bases de un concurso de novela
juvenil. La escritora no ha escrito nunca una novela juvenil, pero le apetece
hacerlo. Tampoco ha ganado un concurso literario desde 3º de la E.G.B. y, sin embargo,
siente que podría con este. Una vez elegido el protagonista y, más o menos, lo
que va a pasar en la historia, se pone a escribir. Totalmente sola.
La
escritora decide no contarle a nadie que está escribiendo una novela para un
concurso hasta que la finalice. Tiene por delante tres intensos meses en los
que tendrá que lidiar con seres de fantasía, giros inesperados de la trama y
datos que consultar en páginas web. Unos días la escritura es fluida; otros,
todo se hace un poquito más cuesta arriba. Sin embargo, la escritora está
decidida: hasta que no acabe el proyecto, no hablará de él. Y así lo hizo.
La
escritora, por supuesto, soy yo, Cristina Monteoliva. Miro hacia atrás y me
pregunto cómo fui capaz de pasar meses sin hablar con nadie de lo que estaba
haciendo, como si acaso aquel fuera un proyecto que pudiera salvar al mundo.
Actualmente, sigo escribiendo sola, pero no tanto. Se suele hablar mucho de la
soledad del escritor, pero lo cierto es que hoy en día la mayoría contamos con
una red de apoyo importante: familiares y amigos, lectores de anteriores obras,
lectores beta… Algunos somos más dados a hablar de nuestros proyectos mientras
estamos trabajando en ellos; otros, simplemente comentamos que tenemos algo en
marcha. Los hay que van dejando leer a los amigos de confianza las páginas
conforme las escriben; y otros que esperan hasta finalizar el proyecto antes de
dejar que alguien lo revise.
La
cuestión es: ¿necesita el escritor estar solo mientras escribe? ¿No tenemos
demasiado ruido de fondo hoy en día, con las redes sociales, las plataformas de
series y películas y demás distracciones al alcance de la mano? ¿No rendiríamos
más si nos encerráramos tres meses y tecleáramos como si no hubiera un mañana?
Yo
lo tengo claro: aunque a veces me siento muy sola mientras escribo, me resulta
imposible volver a escribir un proyecto en secreto. Necesito del apoyo de los
lectores durante el proceso, el saber que lo que estoy creando podrá
interesarles tanto o más como mis anteriores obras. Quejarme cuando me venga
abajo. Compartir mi euforia cuando sienta que voy por el buen camino. Y, ¿por
qué no?, dejarles leer algún fragmento, aunque solo sea un borrador.
¿Que
qué pasó con aquel proyecto que escribir sin decírselo a nadie? Por supuesto,
no gané con él ningún concurso. Una editorial se interesó en su publicación,
pero enseguida tuvieron que recortar secciones (llegó la dichosa crisis) y nos
quedamos sin contrato. Finalmente, decidí sacarlo adelante a través de un
proceso de crowdfunding. La recaudación
fue todo un éxito. Han pasado bastantes años desde su publicación y todavía
llega a nuevos lectores. Pronto serán 400 los ejemplares vendidos. No está nada
mal para una novela autopublicada escrita en secreto, ¿verdad?
Cristina Monteoliva
martes, 12 de julio de 2022
Entrevista: LORENA ESCOBAR.
Queridos amigos de La Orilla de las Letras,
volvemos
a la carga con una entrevista, esta vez con la que nos ha concedido la autora Lorena Escobar.
Lorena Escobar
nació y vive en Murcia, donde
estudia Filología Hispánica, ejerce
de madre y de contadora de historias. Lleva escribiendo para los demás —para ella
misma algo más de tiempo— desde hace unos años, teniendo la oportunidad de
participar en varias antologías,
como Transfórmate o muere
(Territorio Extrañer y Dentro del Monolito), Círculo de Lovecraft (Especial Bram Stoker), Hijos del Karma y Derrámame (Altavoz
Cultural), Amor por las Palabras
(Portal Literario) Revista Tártarus
o Un mundo Vuestro (Ediciones
Labnar). En 2022 ha publicado su primera novela con Valhalla Ediciones: El ilustrador paciente.
¿Queréis
saber más sobre Lorena? Pues no tenéis más que leer la entrevista. ¡Ahí vamos!
¿Cuándo
comenzaste a escribir?
Siempre
digo que soy una escritora tardía. De pequeña sí que escribí varios cuentos o
poemas para el colegio, y comencé una novela (escrita a mano en una libreta)
que nunca llegué a terminar. Después la vida me llevó por otros derroteros…
hasta hace cinco o seis años, que ya decidí, en serio, sentarme frente a la
hoja en blanco para llenarla de todas las historias que danzan en mi cabeza.
¿Qué
lecturas crees que te han influenciado como escritora?
De pequeña, sin duda, Los hijos del vidriero, de María Gripe.
Fue el primer libro que me hizo tener conciencia de la narración como un ente
aparte del puro entretenimiento. De la psicología de los personajes, de la
creación de la autora. Mis primeras lecturas “adultas”, por decirlo de alguna
forma, fueron las de Agatha Christie y Stephen King. Le debo, sobre todo a
Agatha, mi devoción por las novelas de detectives.
Mención
aparte merecen Douglas Preston y Lincoln Child: Pendergast, el detective de su
saga, es uno de mis personajes predilectos y uno de los que más me han marcado.
¿Qué
estás leyendo ahora mismo? ¿Nos lo recomendarías?
Me pillas ahora mismo con El instituto, de King. Llevaba algún
tiempo sin leerlo y he decidido retomar, consciente de que me faltan muchas
obras por leer de él. Sí que lo recomiendo, como todo lo del rey. Es una
debilidad.
©Lorena
Escobar.
¿Ha
cambiado la pandemia de covid tus hábitos de escritora?
Precisamente en pandemia fue
cuando tomé más hábito como escritora. La ausencia de vida social hizo que le
dedicase más horas a la escritura y también me hizo consciente de lo importante
que es para mí, a nivel emocional, psicológico, espiritual.
¿Dónde
encuentras la inspiración?
En cualquier cosa… es algo
prácticamente innato, un resorte. Quiero decir, que el cerebro no para. En el
trabajo, en la compra, en casa… todo lo que veo o escucho se transforma en un
posible relato, una nueva posible historia. Luego es casi imposible darle forma
a todo, porque cada proyecto lleva un proceso, un trámite. Pero todo me
inspira, no tengo problemas a la hora de dejarme arrastrar por las musas.
¿Qué
tiene para ti el género policíaco que no tienen otros géneros?
La fluidez. La rapidez. La
intensidad. La eterna lucha entre bien y el mal y la distorsión que ella
provoca. El género policíaco bebe de la propia humanidad: no hay nada más
ancestral y arraigado a nuestra especie que el crimen y el castigo. Me gusta el
hecho de hablar de la realidad de las personas, de la realidad del mundo. Me
gustan casi todos los géneros y casi todos he leído, pero creo que no se
encontrará más sinceridad, más realidad, que en una novela que hable de los
instintos más bajos de una persona: arrebatarle la vida a otra. Y de la lucha
para no cruzar ciertas líneas. El género policial es valiente en ese sentido. Fiel
a lo que somos.
¿Qué
ha supuesto para ti publicar El
ilustrador paciente?
Subirme a una montaña rusa con los
ojos vendados. Quizá desde fuera se vea más fácil, incluso más bonito. Pero es
complicado, para mí lo es. Yo soy una persona que se rompe con facilidad, por
ciertas cosas de mi vida, de mi pasado, soy una persona tendente a la soledad,
a la nostalgia. Enfrentarme al lector cara a cara, a la publicidad, mostrar mis
letras sin pudor alguno es un ejercicio complicado. Hermoso, pero también
aterrador.
©Lorena
Escobar.
¿Cuánto
has tardado en escribir esta novela?
Cuatro meses. Tengo más cosas
escritas, pero esto es lo que escribí más rápido. Comencé en abril de 2020, un
mes después del Estado de Alarma, y la terminé en julio. Casi un récord para
mí.
¿Te
ha requerido mucho tiempo la documentación para la misma?
Por desgracia, no tenía más
recursos de documentación que los que tenía al alcance del ordenador. No podía
salir de casa, así que me tocó rebuscar en internet artículos y manuales sobre
criminalística, sobre términos policiales, sobre nomenclatura. Es cierto que al
llevar toda la vida leyendo policíaca, tengo muchos términos muy asimilados. Y
muchas anotaciones de libros que he leído. Así que digamos que llevaba ya
cierta documentación hecha, y la otra la fui haciendo sobre la marcha.
¿Qué
puedes contarnos a los que no hemos leído El
ilustrador paciente?
Voy a contarte lo que me está
diciendo la gente que ya la ha terminado: no es una novela policíaca al uso.
Tiene algo diferente, algo que la hace, no mejor ni peor, sino más particular.
Sí que cumple con los patrones: crímenes, culpables, investigación. Sin
embargo, al estar narrada a tres voces y al meter un personaje tan particular
como Juan, creo que El ilustrador se desvía del típico thriller policíaco y se convierte en un
thriller psicológico. Un thriller
sobre el alma humana, sus pasiones, sus virtudes y también sus faltas. Sobre lo
fácil que es hacer el mal y lo costoso que suele salir hacer el bien sin
condiciones.
¿Qué
esperas que los lectores encuentren en El
ilustrador paciente?
Espero que se encuentren dudas,
jajajaja. He intentado crear giros que confundan, no giros que sorprendan.
Sorprender es relativamente sencillo: yo he querido crear incertidumbre,
sospecha. Que el lector no se fíe de nada ni de nadie. Que encuentren todo lo
que se puede encontrar en los resquicios del corazón de la gente: amor, odio,
envidia. Secretos y verdades. Espero, con todas mis fuerzas, que el lector sienta.
Que sienta con mis personajes, pues los he creado para que lleguen a ellos.
Ojalá lo consiga.
©Lorena Escobar.
¿Qué
nuevos proyectos literarios tienes en marcha?
Demasiados… jajajaja. Estoy
escribiendo un manuscrito a cuatro manos con otro escritor para un certamen.
Estoy terminando de revisar un manuscrito de terror que comencé antes de
ponerme a escribir El ilustrador, y otro policíaco.
Un relato largo,
también a cuatro manos, con un escritor al que admiro muchísimo, me considero
afortunada.
Por
último, si no ocurre ningún imprevisto, comenzaré muy pronto una novela corta
de terror de la que ya tengo el esbozo, la idea, el engranaje.
El terror
me llama, y yo me dejo llevar.
¿Te
gustaría añadir algo antes de terminar esta entrevista?
A los lectores, no hay palabras de
agradecimiento suficientes. Todo lo que un escritor es o pretende ser, se debe
a ellos. Gracias infinitas, eternas.
A los que
empiecen como yo en esto… paciencia. Ánimo. El camino de las letras es hermoso
pero también desgarrador. Te llena y te golpea, te tienta y te abandona. No hay
que tomarlo como si se nos fuera la vida en ello, pero tampoco hay que ceder al
miedo o la presión. Escribir debe hacerse por amor, siempre. En el momento en
que se convierte en otra cosa… hay que replantear.
Por
último, a ti, agradecerte esta entrevista. Tengo mucha suerte por haberte
encontrado en ese bosque inmenso de las redes sociales. Espero que sea por
muchos años.
Muchas
gracias, Lorena, por tu tiempo, tus palabras y tus fotos personales. Espero que El ilustrador paciente llegue a muchos
lectores y, por supuesto, que nuestra amistad perdure.
Y a vosotros, amigos lectores, gracias
una vez más por estar al otro lado de la pantalla. Ahora, ¡a leer!
Cristina Monteoliva
martes, 5 de julio de 2022
Reseña: CUENTOS REUNIDOS, de Amparo Dávila.
Amparo Dávila fue una niña enfermiza que vivió su niñez
en Pinos, un pueblo del desierto en el interior de México. En él se hallaba el
único cementerio de la zona en muchos kilómetros y eso hizo que presenciara
cortejos fúnebres muy a menudo. Según su propio testimonio, el ambiente en el
interior de su hogar también era bastante lúgubre y frío, repleto de “augurios
de muerte”. Dávila se crió como hija única a causa del fallecimiento de sus
tres hermanos: el primero nació muerto, el segundo murió a causa de una
meningitis y el tercero en un accidente. La soledad fue una constante en su
niñez y la llevó a pasar muchas horas en la biblioteca paterna donde descubrió
la que sería una de sus primeras lecturas, La Divina Comedia de Dante,
que le impactó. Esa infancia en soledad en un entorno triste y sombrío y su
experiencia prematura de la muerte dejaron una huella indeleble en su vida y
también en su obra. La oscuridad de sus días se traspasa a sus textos y se
plasma en una escritura claramente vivencial.
Se inició en la escritura publicando su primer libro de
poesía a los veintidós años. Su obra cuentística se encuentra entre las más
singulares de la Literatura mexicana del siglo XX, y la convierte en una autora
imprescindible para entender la Literatura latinoamericana. Fue pionera del
cuento fantástico mexicano, en introducir el terror y lo fantástico en lo
cotidiano. Por su situación familiar y sus orígenes, procedía de una región muy
conservadora, parecía esperarle una vida convencional y hogareña, pero se abrió
paso a través de las muchas dificultades y las desigualdades de género de su
época, en un intento de escapar del entorno doméstico asfixiante que le tocó
vivir.
La mayoría de sus narradoras son mujeres y ese punto de
vista le permite tratar temas de los que en su tiempo no se hablaba porque eran
tabú (los malos tratos, el aborto, la culpa...). Muchas de sus historias son
extrañas narraciones en las que sus protagonistas son mujeres mexicanas
enfrentadas a su entorno social. Sus cuentos podrían considerarse fantásticos,
de terror, surrealistas o de un realismo siniestro. Dávila es una verdadera
maestra del fantástico cotidiano más tenebroso: siempre hay una presencia
indefinida e inquietante acechando en la sombra. En sus cuentos, personajes
enigmáticos de gran profundidad emocional se enfrentan a la soledad, el miedo, la
locura y la muerte. De su mano nos sumergimos en el complejo mundo de los
trastornos mentales.
Este volumen de sus Cuentos reunidos editado por
Páginas de Espuma comprende toda su obra narrativa. Lo conforman Música
concreta, Tiempo destrozado y Árboles petrificados, que ya
habían sido editados con anterioridad, y el inédito Con los ojos abiertos. Completa
el libro un magnífico prólogo de la escritora Mariana Enríquez, excelente
narradora oscura donde las haya, que cita numerosos textos de Jazmín Tapia
Vázquez, especialista en la obra de Amparo Dávila en la UNAM. Enríquez destaca
aspectos de la obra de Dávila como el punto de vista de sus personajes, mujeres
en su mayoría, o esa presencia recurrente de la amenaza en las sombras, calificándola
de “gótico contemporáneo, claustrofóbico pero límpido”.
La trayectoria de Dávila fue irregular y el reconocimiento
le llegó apenas una década antes de su muerte. Fue amiga de Julio Cortázar y la
influencia del escritor puede apreciarse en su obra, concretamente a partir de
su segundo libro. Su estilo es preciso, y su capacidad para introducir el
terror y lo fantástico en lo cotidiano la convierten en una narradora única. Un
libro muy recomendable, imprescindible para los amantes del relato oscuro, del
fantástico cotidiano o, simplemente, de la mejor literatura.
María Dolores García Pastor
lunes, 4 de julio de 2022
Reseña: CASA DE CITAS 2020, de Jaume Palau.
Hay géneros literarios que requieren de
una dedicación y una claridad mental extraordinarias. Dentro de ellos estaría,
al menos para mí, el aforismo, una materia en la que tienen cabida todo tipo de
frases lapidarias: estamentos que vienen a abrirnos los ojos ante el mundo de
mil y una maneras. El aforismo, además, es un género que puede combinarse
perfectamente con otras formas artísticas, como la fotografía y la pintura,
como bien sabe Jaume Palau, autor que ya reuniera a un grupo de artistas
masculinos para crear su Casa de citas. Dicen
que segundas partes nunca fueron buenas. Yo creo que a veces sí que merece la
pena hacer una segunda obra cuando la primera ha sido extraordinaria, de ahí
que hoy hablemos en el blog de Casa de
citas 2020, el nuevo libro de aforismos de Juame Palau en conjunción con un
buen número de mujeres artistas.
Casa
de citas 2020, este volumen de título con doble
sentido (aunque ya sabemos que nos referimos fundamentalmente a los aforismos),
es una obra trilingüe (está escrita en castellano, inglés y catalán) compuesta
por sesenta y nueve aforismos acompañados por los heterogéneos trabajos
artísticos (fotografía, ilustración y cuadros) de Elsa Yranzo Rojas, Rosa
Ciurana, Cristina Serra Juncosa, Ro Caminal, Ana Illueca, Núria Rion, Núria
Farré, Beatrice Bizot, Elena Juárez y Eva Jolis Villegas.
El libro se compone de
varias partes: una primera parte compuesta por un Prólogo escrito por Teresa Domingo Catalá, un relato de Jaume Palau
de título Oración laica para un recién
nacido (el título viene a describir perfectamente lo que vamos a encontrar
en el texto) y un microrrelato del mismo autor titulado Autorretrato (también
en este caso el título anuncia lo que vamos a encontrar en lo escrito); lo que
yo considero la parte central del libro, compuesta por los sesenta y nueva
aforismos de temática diversa, si bien abundan aquellos que ahondan en el sentido
de la vida, acompañados por las obras de las pintoras, fotógrafas e
ilustradoras invitadas; y una parte final compuesta por Lamo (un microrrelato
muy pasional de Jaume Palau), el extenso análisis que Aída Marín Yrigaray hace de
las obras visuales de este libro en el texto Habitar la incertidumbre, el
epílogo El alivo de los días de Vanessa Martí Simonka y las Reseñas biográficas
de todas las participantes de este libro, además de la de Jaume Palau.
Casa
de citas 2020, en definitiva, es una interesante
pieza de colección numerada (si queréis vuestro ejemplar tendréis que acudir al
autor) en la que la palabra de Jaume Palau y las imágenes de tan buenas
artistas visuales se dan la mano gracias a una magnífica labor de coordinación.
Un libro único al alcance de pocos que está esperando que seas uno de esos
privilegiados. Y, ¿quién sabe? Tal vez si se venden todos los ejemplares,
consigamos que el autor haga una tirada más amplia. ¿O es que las buenas obras
solo tienen que estar al alcance de unos pocos?
Cristina Monteoliva
Reseña: LA OTRA CARA DE LA LUNA, de María Dolores García Pastor.
Toda ciudad que se precie tiene al menos
un rincón mágico que solo unos cuantos privilegiados aprecian y disfrutan; un
lugar donde los problemas no parecen tan grandes, los sueños no conocen límites
y las buenas intenciones llegan siempre a buen puerto. Ese sitio especial puede
ser una plaza, un jardín, un castillo o, ¿por qué no?, un Café ubicado en un
edificio antiguo y cargado de historia. De todo esto y mucho más iba El Café dela Luna, la excelente obra de
María Dolores García Pastor de la que ya hemos hablado en este blog. Pero
también su continuación: La otra cara de
la Luna, un libro que, desde luego, merece también un lugar en este espacio
literario.
Existe en el Barrio
Gótico de Barcelona una encantadora plaza, la del Record, a la que parece que
solo unos cuantos consiguen llegar. En ella se ubica un edificio tan antiguo
como la historia de la ciudad, uno de esos lugares cargados de la energía de
las vivencias acontecidas a lo largo de los siglos. En este edificio se
encuentra El Café de la Luna, un lugar regentado por Miranda, una exuberante y
exótica mujer con gran poder de atracción. La cafetería y su dueña, además de
infusiones y refrescos, ofrecen calor, seguridad, esperanza y amistad a todos
los que se sientan en sus mesas hechas con antiguas lápidas con faltas de
ortografía, deciden tocar el piano o admirar el poster de la Luna de Mélies.
Como todo
establecimiento de solera que se precie, El Café de la Luna tiene un buen
número de clientes fijos a los que conocimos en el primer volumen de esta
entrañable bilogía: Don Pablo, el actor que anteriormente trabajaba como Diosa
de la Fortuna; Demetrio, el florista amante de la bella Miranda; Libio Sanjuán,
el romántico escritor; Juan Salas, el lector de Libio; los amantes de ultramar,
Berenice y Prometeo; Manuela, la anciana diva; y Bruno Fusa, el afinador de
piano. De todos ellos volveremos a saber en este libro. Algunos solo serán
personajes secundarios de las nuevas historias. Otros, nos ofrecerán nuevas
experiencias que harán que les cojamos aún más cariño que en el primer libro.
El tiempo pasa y son
cada vez más las personas que llegan de casualidad a nuestro adorado Café:
Berta, que enseguida encuentra consuelo con Miranda; Pierre y su miedo (más que
justificado) a la muerte; Laura y su proceso de transformación; Herminia,
compañera de residencia de Manuela; Fernando y su hija Cristina, que tanto
saben del alzheimer; Tina y su magnífico perro Baobab; y Pepe, que nos hablará
de un interesante tema político.
Mención aparte, por no
estar ubicados en nuestro tiempo y ofrecernos otras perspectivas, merecen dos
relatos de corte histórico relacionados con la historia a lo largo de los
siglos de nuestro bonito Café: los amores entre la prostituta Porcia y el
gladiador Bassus, en época romana, y aquellos de la niña Medea y el caballero
de Montforte, en la Edad Media.
El
Café de la Luna es un libro cargado de realismo mágico
comprometido con su tiempo y la realidad social del momento en el que fue
escrito, hace ya diez años. Muchos de los problemas que en sus páginas se
denunciaban están todavía por desgracia vigentes. La otra cara de la Luna no podía ser diferente. Este volumen, así,
no solo conserva su estructura de novela fragmentaria cargada de elegante
fantasía, en la que un buen número de personajes se ven unidos por su amor a
una cafetería bohemia y acogedora, sino que también nos ofrece diversos temas
de actualidad sobre los que reflexionar: el cáncer, el alzheimer, la soledad de
los ancianos, los atentados terroristas, la pérdida de un hijo, la pérdida de
los padres, los dilemas políticos, el aceptar el amor tal y como este viene, lo
mucho que hacen por nosotros las mascotas…
Si bien esta es una
obra coral en la que todos los personajes (que como veis, no son pocos) tienen
su importancia, podemos decir que a diferencia de su libro predecesor, La otra cara de la Luna nos ofrece la
oportunidad de conocer más en profundidad a Miranda, la dueña del local y la
creadora del alma de tan singular establecimiento. Esto es, sin duda, de
agradecer pues, ¿qué sería en realidad del Café de la Luna si la mujer que
decidió abrirlo no lo hubiera decorado y tratado con tanto mimo? Probablemente,
nada. Un lugar diferente con clientes totalmente distintos: menos auténticos,
probablemente, que los que nos encontramos en esta bilogía que termina con este
libro que hoy hemos comentado.
La
otra cara de la Luna, en definitiva, es una magnífica obra
de prosa cuidada, personajes perfilados con mimo y pequeñas grandes historias
que llegarán al corazón de los que prefieren el café solo o con sacarina. Entra
ahora en este establecimiento de solera y conoce a Miranda, su dueña. Hazte con
tu mesa habitual y escucha con atención todo lo que tienen que contarte tanto
los clientes habituales como los nuevos. Estoy segura de que saldrás de esta
lectura mirando el mundo con otros ojos. Unos más críticos y concienciados,
pero también más amables. Tanto, como lo es este libro.
Cristina Monteoliva