lunes, 5 de mayo de 2025

Entrevista: PABLO HERAL

 

Queridos amigos de La Orilla de las Letras,

comenzamos la semana con la entrevista que nos ha concedido Pablo Heral:

¿Cuándo descubriste que la escritura era algo más que un pasatiempo?

Lo cierto es que la pasión por la escritura me viene desde la adolescencia y considero que nunca dejé de escribir. Ahora tengo 35 años y creo que la escritura siempre ha formado parte de mi vida. Aunque fuera una vez al año siempre encontraba algún rato para darle forma a mis pensamientos o a ideas que me venían a la cabeza: algún relato corto real o ficticio. Nunca he considerado seriamente que pudiera ser mi profesión, pero el año pasado (2024) fue cuando me planteé que se transformara de un pasatiempo individual a poder compartir lo que hacía con otras personas. Esa etapa fue cuando comencé a darle forma al libro después de unos meses expresando ideas que escribía en un documento Word y sentí que no solo era solo un pasatiempo para mí, sino una manera de comunicarme y algo incluso absolutamente terapéutico. Fueron dos de mis amigas más cercanas las que me hicieron hacer ese clic mental y comencé a pensar que lo que estaba escribiendo podría ser un producto: un libro.


 © Pablo Heral.

¿Qué lecturas crees que te han influenciado como escritor?

No soy un escritor que se caracterice por haber leído mucho durante su vida. Mi trabajo como científico implicaba dedicar mucho de mi tiempo a redactar artículos y para ello, debía leer muchos otros. Por tanto, cuando acababa mi jornada, casi nunca tenía ganas de leer. Siempre que interaccionaba con compañeros, amigos o familiares me intentaba empapar de qué se estaban leyendo y si me cautivaba mucho, me leía la sinopsis e intentaba encontrar el libro en alguna biblioteca cercana u obtener el libro electrónico.

De cualquier forma, es indudable que la manera de escribir “se hereda” no solo de nuestros progenitores, sino también de lo que leemos, de todo lo que leemos. Por ello, supongo que soy una amalgama muy extraña de escritores nacionales e internacionales: desde Elvira Lindo y su Manolito gafotas, hasta uno de los libros que más ha impactado en mi vida: El mundo de Sofía, de Jostein Gaarder.

¿Qué estás leyendo ahora mismo? ¿Nos lo recomendarías?  

Ahora mismo estoy leyendo, a la vez, La mala costumbre de Alana S. Portero; Sociópata de Patric Gagne y Primera Sangre de Amélie Nothomb.
Me encanta leer varios libros a la vez porque me permite no saturarme y no sentir prisa. Lo cierto es que recomiendo los tres. Si empiezo a leerme un libro y no me entusiasma, siempre lo dejo. «La vida es demasiado corta como para malgastarla». Ojalá me creyera más esa reflexión en otros ámbitos. De cualquier forma, empiezo a leer y voy dando oportunidades a la lectura; si deja de entusiasmarme… acabo dejándolo. Pocas veces acabo un libro y digo que no me ha gustado.

¿Cómo compaginas tu trabajo como científico con la escritura?  

Yéndome a dormir tarde y aprovechando para escribir en fines de semanas y en periodos vacacionales.

Escribir para mí es mi momento íntimo de hacer algo que me apasiona y de lo que me siento muy orgulloso. He de decir que adoro mi trabajo como bioestadístico, pero escribir es otro estado, es otro plano de mi vida donde yo soy quién decide el rumbo y eso no tiene comparación con nada.

¿Cómo te definirías como escritor?

Raro, pero no solo como escritor. De hecho, ¿soy escritor porque he escrito un libro? Soy un people pleaser así que esta pregunta puede venir de mi falsa humildad/modestia, pero también viene, necesariamente, del sentido común.

Yo creo que la carrera o la profesión de escritor va más allá de haber escrito algo alguna vez. Todos formulamos hipótesis casi constantemente y eso no nos convierte en investigadores (aunque durante la pandemia se viviese de otra forma). Si acaso, soy un escritor aficionado. Y si seguimos ese hecho, soy un escritor aficionado al que le gusta mucho hacer reflexionar: desde la verdad y el humor.

Me gusta poner por delante lo que siento al escribir frente a que sea elegante o que venda. Me gusta ser justo, practicar la equidad, incluso cuando escribo. Es cierto que tengo un humor demasiado cínico o sarcástico que a veces distorsiona el propio mensaje.

¿Eres escritor brújula o mapa?

Soy escritor brújula, sin ningún tipo de duda. Me dejo guiar por mi intuición y necesito de una gran libertad emocional y creativa para poder escribir bien. Digo bien porque escribir sin más es fácil, lo difícil es sentirse orgulloso de lo que escribes.

En mis proyectos futuros estoy intentando actuar más como un escritor mapa, aunque lo que he experimentado hasta ahora es que tiendo a alterar el relato para hacerlo más mío. No puedo crear algo de lo que no esté orgulloso y eso implica muchas veces recalcular ruta y crear otro mapa, otra ubicación y dirección.

¿Escribirías una novela de moda a cambio de hacerte famoso? 

Seguramente sí. Ojalá pudiera decir con rotundidad que no, pero pienso que el dinero podría llegar a comprarme.

No escribiría nada en primera persona que no sintiera, pero la ficción es otra cosa.

A ver, critico a ese tipo de escritores y escritoras, pero desde la envidia. Y no digo sana porque hablar de envidia sana es como hablar de egoísmo generoso.

¿Por qué te has decantado por la autopublicación a la hora de dar a conocer tu primera novela, Sin pedir permiso?   

Porque además de raro, también soy una persona impaciente. Probé a enviarlo a Blackie Books pero como no recibí respuesta, asumí que Sin pedir permiso (SPP) no era un producto comercial y, gracias al consejo de una de mis amigas y editoras, me decanté por la autopublicación.
No me arrepiento de haberlo autopublicado, pero sí me arrepiento de no haberme autoregulado para darme un tiempo del que, sin lugar a duda, disponía. ¿Por qué tenía prisa? Supongo que es una mezcla de emociones donde hay una fuerte presencia de mí en el libro que me hacía, a veces, huir hacia adelante.

¿Qué vamos a encontrar en Sin pedir permiso?  

Es un relato que habla de la adolescencia, pero que no es solo para adolescentes. Es un libro milenial, donde hay un vocabulario claro, llano, mezclado en algunos puntos con algo de vocabulario científico que está explicado y que se usa para ejemplificar conceptos como el del acompañamiento (chaperona) o hacer que algo vaya más rápido (catalizar). El libro tiene cartas, tiene chats de MSN y muchas reflexiones. SPP es un relato que evoluciona y donde lo menos relevante es quién es Pablo, el protagonista. Todos hemos podido ser Pablo, podremos serlo o habremos huido de llegar a serlo.

¿Qué tiene de ti Sin pedir permiso?

Pablo Heral soy yo y yo soy Pablo Heral. Somos la misma persona, pero el Pablo escritor cuenta solo las cosas que quiere. Hay muchísima intimidad en el libro con el fin de incluso hacerle reflexionar al lector sobre qué es propiamente la intimidad. Hay también mucha reflexión y autocrítica. Hay mucha comunicación entre el protagonista y el escritor. Hay muchos capítulos creados desde el llanto, desde la rabia, desde la alegría: desde las emociones. SPP tiene mucho de mí, pero todo con la finalidad de ser compartido.

¿Qué esperas que los lectores aprendan de esta novela?

A valorar la comunicación. Es lo más importante del mundo. No hay amistad sin comunicación, ni amor, ni familia, ni vida. Debemos aprender a comunicarnos no solo con los demás sino también con nosotros mismos.

SPP no es un libro que ofrezca respuestas, al contrario, proporciona muchas preguntas y reflexiones, contrastando constantemente lo que el adolescente Pablo hacía o pensaba, con lo que el adulto Pablo siente o sobre lo que reflexiona. Obviamente, en el libro, Pablo Heral expresa sus reflexiones, pero no para ser tomadas como la verdad absoluta sino para obligar al lector a reflexionar también.

SPP son años de terapia ordenando pensamientos de manera supervisada. SPP es una reformulación de la vida de una persona, eso que nos puede suceder a todos: referirnos a algún suceso como anecdótico cuando verdaderamente fue abusivo. Huir hacia adelante. SPP es un alto en el camino para hacerte ver y valorar que lo único que importa es el camino. 

© Pablo Heral.

¿Qué nuevos proyectos literarios tienes en marcha?

Ahora mismo tengo algunos frentes abiertos. Un proyecto que trata sobre religión, sobre sectas, sobre sexualidad. Otro que trata sobre relaciones tóxicas. Y otro que trata sobre un asesinato en el barrio del Eixample, en Barcelona.

Lo que tengo claro es que ya he acabado con la autoficción, ahora quiero disfrutar este proceso de otra manera.

¿Te gustaría añadir algo antes de terminar esta entrevista?

Sí, que nunca nos olvidemos de que la valía de un libro no lo marcan sus ventas, sino lo que es capaz de transmitir.

Eso es lo que me digo para seguir teniendo la expectativa de que haya lectoras que me lean y que valoren mi trabajo. Mi segundo trabajo.
Estoy seguro de que existen muchos libros en las sombras de editoriales, estanterías o incluso en carpetas de ordenador que no son conocidos ni famosos porque no hay un marketing detrás: para hacerlo atractivo al público o para hacerlo conocido. No digo que SPP sea necesariamente un ejemplo, pero me gusta pensarlo para tener energía para continuar compartiendo esta afición. Confieso que me encanta que me escriban los lectores y me digan que el libro les ha hecho reflexionar, que se han emocionado. Eso, me ilumina. Me da una utilidad más allá del utilitarismo profesional.

Un mismo libro, un mismo autor, una misma historia nos va a impactar de una u otra forma dependiendo de nuestro estado emocional. Los libros actúan muchas veces como precursores de nuestras emociones y eso es fascinante.

Muchas gracias, Pablo, por tu tiempo, tus palabras y tus fotos personales. Te deseamos una carrera literaria larga y próspera.

Y a vosotros, amigos lectores, gracias por estar un día más atentos a nuestras publicaciones. Ahora, ¡a leer!

Cristina Monteoliva