martes, 1 de abril de 2025

Entrevista: JAVIER REGUEIRA SERRANO

 

Queridos amigos de La Orilla de las Letras,

empezamos el mes con una extensa e interesante entrevista, la que nos ha concedido Javier Regueira Serrano. Sin más dilación, aquí va:

¿Cuándo descubriste que la escritura era algo más que un pasatiempo?

Durante muchos años, escribir fue para mí una especie de refugio íntimo. Escribía relatos cortos, muy personales, de corte casi autobiográfico. Era una forma de ordenar mis pensamientos, de entenderme y de desahogar emociones que a veces me costaba compartir en voz alta. Pero no pasaba de ahí: lo veía como algo privado, incluso secreto.

El punto de inflexión llegó en uno de los momentos más duros de mi vida: la pérdida de mi mujer. En medio del duelo, sentí una necesidad profunda de volcar en palabras todo aquello que no sabía cómo gestionar. De ese impulso nació mi primer libro, que fue, en esencia, un acto de autoterapia. Un intento de curar heridas a través de la escritura.

A partir de ahí, empecé a valorar seriamente la posibilidad de publicar las historias que tenía rondando por la cabeza.

 


© Javier Regueira Serrano.

¿Qué lecturas crees que te han influenciado como escritor?

He leído mucho y muy variado, pero si tuviera que trazar una línea de influencias, diría que empecé por los grandes clásicos de la ciencia ficción como Isaac Asimov y Arthur C. Clarke, que me abrieron la puerta a imaginar futuros posibles y a reflexionar sobre el impacto de la tecnología en la sociedad. De ahí, la transición a la literatura distópica fue natural: Orwell, Huxley… autores que me enseñaron a usar la ficción como herramienta de crítica social.

También he sido un devorador de thrillers, tanto clásicos como contemporáneos. Agatha Christie ocupa un lugar especial entre mis autoras favoritas: su forma de construir el suspense, de dosificar la información y de jugar con el lector siempre me fascinó. En los años 80 y 90, mis estanterías estaban llenas de novelas de espías. Frederick Forsyth, Tom Clancy, Patricia Highsmith… eran nombres habituales en mi mesilla de noche.

No faltó tampoco la literatura fantástica, con Tolkien a la cabeza. El Señor de los Anillos y El Hobbit fueron dos obras que me marcaron profundamente por su capacidad de construir mundos completos, con sus propias reglas y lenguajes.

Otros autores que considero “fetiche” y que me han acompañado durante años son Michael Crichton, Christian Jacq, David Baldacci, John Grisham o Patricia Cornwell. Cada uno, a su manera, me ha aportado algo: el ritmo narrativo, la precisión en la documentación, la tensión psicológica, la construcción de personajes sólidos… En definitiva, he intentado absorber lo mejor de cada uno para ir encontrando mi propia voz.

¿Qué estás leyendo ahora mismo? ¿Nos lo recomendarías?  

Ahora mismo, curiosamente, no estoy leyendo nada. Y no es por falta de ganas, sino porque estoy inmerso en la escritura de mi próxima novela, El décimo ángel. Cuando estoy en plena fase creativa prefiero no leer, para no “contaminarme” con las voces, estilos o ideas de otros autores. Es un momento muy delicado en el que intento conectar al máximo con mi propia historia y mantenerme centrado en el universo que estoy construyendo.

Dicho esto, el último libro que leí antes de sumergirme en este proyecto fue El infinito en un junco, de Irene Vallejo. Una auténtica joya. Es de esos libros que te reconcilian con el amor por la palabra escrita, por la historia de los libros, por todo lo que significan. Lo recomiendo sin dudarlo: es una lectura que deja huella.

¿Cómo compaginas tu trabajo fuera del mundo de las letras con la escritura?  

La verdad es que es difícil, pero se puede.

Mi día a día transcurre en el ámbito de la seguridad de la información, donde trabajo como consultor y auditor. Es un entorno exigente, que requiere concentración, precisión y estar siempre al tanto de los cambios tecnológicos y normativos. Aun así, la escritura es mi espacio personal, ese lugar al que regreso para desconectar, pero también para conectar conmigo mismo.

Escribo por las tardes, cuando termina la jornada laboral. Es mi momento sagrado del día: una especie de ritual en el que dejo atrás lo técnico y lo racional, y me zambullo en la creación, en los personajes, en las emociones. A veces cuesta hacer el cambio de chip, pero con el tiempo he aprendido a proteger ese espacio como algo imprescindible en mi vida.

¿Cómo ves el panorama literario actual?

Lo veo como un escenario en transformación constante, lleno de oportunidades pero también de desafíos. Por un lado, la tecnología ha democratizado la escritura y la publicación como nunca antes. Hoy en día, cualquier persona con una historia que contar puede compartirla con el mundo, sin necesidad de pasar por los filtros tradicionales de una editorial. Eso me parece maravilloso: más voces, más diversidad, más libertad creativa.

Por otro lado, esa misma facilidad ha generado una saturación de títulos que puede hacer muy difícil destacar. El lector está expuesto a miles de propuestas y, a veces, es complicado que una obra sin grandes campañas de promoción encuentre su espacio. Ahí es donde entra en juego la constancia, el boca a boca y, sobre todo, la autenticidad. Creo que el público valora cada vez más a los autores honestos, que escriben desde lo que sienten, sin disfrazar sus intenciones.

También me parece interesante cómo el concepto de “éxito” está cambiando. Ya no se mide solo en ventas, sino en la capacidad de un libro para generar comunidad, provocar reflexión o emocionar a quien lo lee. En ese sentido, veo un panorama vibrante, con lectores muy activos, curiosos, que no se conforman con lo de siempre y están abiertos a descubrir nuevas voces.

En resumen: escribir hoy es un reto, sí, pero también un privilegio. Y formar parte de esta era de cambio me parece profundamente estimulante.

¿Escribirías una novela de moda a cambio de hacerte famoso? 

Sinceramente, no. Me gusta escribir sobre lo que me inquieta, lo que me remueve. Y eso rara vez coincide con lo que dicta la moda. Para mí, la escritura tiene sentido si es honesta.

¿Por qué te has decantado por la autopublicación en Amazon a la hora de dar a conocer tus obras al público?   

La decisión de autopublicar fue, en parte, práctica… y en parte una cuestión de salud mental. Te cuento: admiro profundamente a quienes tienen la paciencia y la perseverancia de enviar su manuscrito a decenas de editoriales, esperar meses —cuando no años— y recibir (con suerte) una respuesta que no sea un silencio atronador. Pero, sinceramente, ese no es mi estilo. No tengo alma de monje tibetano. Cuando tengo una historia que contar, necesito compartirla, verla publicada, sentir que avanza.

Después de escribir mi primer libro, me di cuenta de que el camino tradicional me iba a costar muchas canas (más de las que ya tengo). Así que exploré la autopublicación en Amazon… ¡y descubrí un mundo nuevo! De repente tenía control sobre todo: los plazos, el diseño, el contenido, la portada… incluso el precio. Y lo mejor: podía llegar directamente a los lectores sin tener que mendigar la atención de una editorial sobrecargada de manuscritos.

No voy a negar que autopublicar supone mucho trabajo. Eres autor, editor, maquetador, comercial, community manager y psicólogo de ti mismo cuando los días de ventas flojean. Pero también es una experiencia enormemente gratificante. Cada lector que llega lo hace porque ha elegido tu historia entre miles. Y eso, créeme, tiene un valor inmenso.

Además, el sistema de Amazon te permite tener estadísticas, ajustar estrategias, interactuar con tus lectores, recibir valoraciones en tiempo real… Es casi como un laboratorio literario. Puede que algún día me anime a probar el camino editorial tradicional, pero por ahora, la autopublicación me ha dado libertad, satisfacción y muchas lecciones valiosas.

¿Qué supuso para ti publicar Guía de supervivencia en la empresa?  

Guía de supervivencia en la empresa fue mi primer libro, y nació en un momento muy particular de mi vida. Lo empecé a escribir poco después de quedarme viudo, en una etapa en la que necesitaba desesperadamente mantener la mente ocupada. Fue una especie de salvavidas emocional, una escritura curativa que me permitía canalizar el dolor a través del humor, la reflexión y, sobre todo, la ironía.

No fue un proyecto planeado ni con ambiciones editoriales concretas al principio. Era, más bien, una conversación conmigo mismo: una forma de revisar mi experiencia en el mundo corporativo —ese ecosistema tan peculiar y lleno de contradicciones— desde una mirada crítica, pero también desde mi yo más auténtico. Por eso el tono del libro es tan irónico, incluso ácido en ocasiones. Es mi manera de desnudar el absurdo que muchas veces rodea a la vida empresarial… y, de paso, reírme un poco de todo eso. Y de mí mismo también.

Cuando decidí publicarlo, lo hice con algo de vértigo, porque es un libro que mezcla experiencia profesional con emociones muy personales, aunque camufladas bajo el sarcasmo. Para mi sorpresa, muchas personas se sintieron identificadas, y me escribieron contándome que les había hecho reflexionar, reír… o ambas cosas. Ahí entendí que, a veces, lo que uno escribe desde la vulnerabilidad conecta más que cualquier manual técnico o discurso grandilocuente.

Así que sí, fue un punto de partida muy especial. No solo porque supuso mi debut como autor, sino porque me demostró que escribir podía ser una vía de expresión, de sanación y, por qué no, de conexión con los demás.

¿Qué vamos a encontrar en este libro?

Guía de supervivencia en la empresa no es un manual de autoayuda al uso, ni tampoco una recopilación de fórmulas mágicas para ascender en la jerarquía corporativa. Es, más bien, una mirada irónica —a veces tierna, a veces demoledora— sobre ese ecosistema que muchos habitamos a diario: la empresa.

Lo que vas a encontrar en sus páginas es una especie de espejo: uno que refleja con humor y sin filtros los absurdos, contradicciones y rituales del mundo corporativo. Desde jefes imposibles hasta reuniones interminables que podrían haber sido un email, pasando por las guerras de egos, los cambios de logo disfrazados de revolución estratégica o la obsesión por las métricas que nadie entiende… Todo eso está ahí, contado con sarcasmo, sí, pero también con una profunda comprensión de lo que significa navegar ese entorno sin perder la cordura (o al menos intentarlo).

Además, el libro tiene algo que para mí era esencial: honestidad. No pretende sentar cátedra ni pontificar. Es más bien una conversación de café entre colegas, con anécdotas reales, reflexiones personales y alguna que otra confesión inesperada. Si alguna vez has sentido que la empresa parece un teatro con guion mal escrito… este libro es para ti.

Y si no trabajas en una oficina, también puede resultarte interesante, porque al final habla de algo más universal: la lucha por conservar nuestra identidad en un entorno que, muchas veces, tiende a uniformarnos. Es un libro que busca hacerte sonreír, pero también invitarte a pensar. Y si consigue las dos cosas, misión cumplida.

Tu nuevo libro es la novela distópica El límite Kallman. Parte 1: La caída. ¿Qué nos puedes contar de esta historia?  

El límite Kallmanm es una bilogía compuesta por Parte 1: La caída y Parte 2: Sufrimiento. Juntas, ambas novelas intentan explorar —y responder— una pregunta tan inquietante como fascinante: ¿qué podría ocurrir para que el ser humano eligiera, de forma consciente, su propia extinción?

La historia se sitúa en un futuro inquietantemente cercano, en el que la acción del ser humano ha empujado al planeta más allá del punto de no retorno. En ese contexto, aparece un misterioso manifiesto mecanografiado que parece anticipar con precisión milimétrica una cadena de catástrofes: crisis ecológicas sin precedentes, guerras inesperadas, revueltas globales y decisiones políticas extremas que parecen orquestadas por una lógica inhumana… o demasiado humana.

La novela nos lleva desde los despachos enmoquetados del poder hasta los márgenes más radicales del ecologismo militante, planteando dilemas morales imposibles. En el fondo, El límite Kallmanm no va solo de conspiraciones o colapsos: va de decisiones. De las que tomamos como individuos, pero sobre todo de las que tomamos como especie. ¿Hasta qué punto estamos dispuestos a sacrificar la libertad por la seguridad? ¿Qué estaríamos dispuestos a justificar en nombre de la supervivencia? ¿Y qué precio tendría salvar el planeta si a cambio tenemos que perder aquello que nos hace humanos?

Con un estilo ágil, giros de trama constantes y un trasfondo muy actual, la novela combina emoción, tensión y reflexión. Es una historia que no da respuestas fáciles, pero sí plantea preguntas que quizá ya deberíamos estar haciéndonos. Y, sobre todo, prepara el terreno para una segunda parte aún más intensa, donde la verdadera dimensión del sufrimiento —personal, social y planetario— saldrá a la luz.

¿Y qué esperas que los lectores aprendan de este libro?

Más que una enseñanza cerrada, lo que me gustaría es que El límite Kallmanm deje en los lectores una sensación incómoda… pero necesaria. Quiero que, al cerrar el libro, se queden pensando en lo frágil que es la sociedad que hemos construido. Porque aunque desde fuera parezca robusta, sólida y bien engranada, la realidad es que basta con una serie de estímulos —una crisis ecológica, un colapso social, una cadena de decisiones erróneas— para que todo se tambalee como un castillo de naipes o caiga como fichas de dominó.

Ese es el corazón de la historia: mostrar cómo, sin necesidad de escenarios apocalípticos imposibles, podríamos llegar a una situación extrema provocada por nosotros mismos. No se trata de ciencia ficción desatada, sino de un futuro plausible. Y para lograr transmitir esa inquietud, me he documentado en profundidad. Cada uno de los elementos científicos que aparecen en la novela —desde los escenarios metabólicos bioquímicos hasta las teorías biológicas o los comportamientos psicosociales— está respaldado por estudios reales, por teorías vigentes, por situaciones que, en muchos casos, ya están ocurriendo en alguna parte del mundo.

Esa verosimilitud, ese “esto podría pasar de verdad”, es lo que genera la intranquilidad que busco en el lector. Porque no hay monstruos fantásticos ni catástrofes extraterrestres: solo hay decisiones humanas, intereses cruzados y una sucesión de acontecimientos que empujan a la humanidad hacia un límite… que quizás ya estamos rozando.

Si después de leer la novela alguien mira las noticias con otros ojos, se pregunta cuánto control tiene realmente sobre su vida, o se plantea qué mundo estamos dejando a las siguientes generaciones, entonces habré conseguido lo que me propuse: sacudir un poco la conciencia desde la ficción.

 


© Javier Regueira Serrano.

¿Qué nuevos proyectos literarios tienes en marcha? ¿Nos puedes adelantar algo de ellos?

Ahora mismo estoy completamente inmerso en la escritura de El décimo ángel, una novela negra con tintes de thriller psicológico y elementos muy potentes de asesinato ritual. Es un proyecto al que le tengo especial cariño porque me permite explorar el lado más oscuro y complejo de la mente humana. La historia gira en torno a una serie de crímenes que poco a poco van revelando un patrón inquietante, vinculado a un trasfondo simbólico y religioso.

El asesino no solo mata: escenifica. Cada crimen es una representación, una especie de ritual que esconde un mensaje, un código, una venganza. A medida que avanza la investigación, tanto los personajes como el lector se verán arrastrados a una red de secretos, obsesiones y traumas que cuestionan lo que creemos saber sobre la moral, la fe y la justicia. Es una novela muy atmosférica, con tensión constante, y que juega al despiste hasta el final. Estoy disfrutando mucho del proceso, porque me permite construir capas de significado y trabajar la psicología de los personajes al detalle.

Paralelamente, también estoy trabajando en la segunda parte de El límite Kallmanm, que llevará por título Parte 2:Sufrimiento y cuya publicación está prevista para finales de enero de 2026. Ya estoy perfilando las tramas, atando cabos y preparando una continuación que será aún más intensa que la primera parte. Si La caída planteaba la pregunta sobre qué nos llevaría al borde del colapso, El sufrimiento mostrará las consecuencias humanas, políticas y emocionales de ese colapso, y hasta dónde estamos dispuestos a llegar para sobrevivir… o resistir.

En definitiva, 2025 y 2026 vienen cargados de historias. Historias que buscan entretener, por supuesto, pero también incomodar, remover, dejar poso. Esa es, al fin y al cabo, la razón por la que escribo.

¿Te gustaría añadir algo antes de terminar esta entrevista?

Sí, me gustaría aprovechar este espacio para dar las gracias. En primer lugar, estoy muy agradecido por hacer posible esta entrevista, por el interés, la generosidad y por brindarme la oportunidad de compartir no solo mis libros, sino también la parte más personal que hay detrás de ellos. Escribir puede ser un camino solitario, pero cuando alguien se detiene a escuchar, a preguntar y a profundizar, uno se siente acompañado.

Y, sobre todo, quiero dar las gracias a quienes están al otro lado de las páginas: los lectores. A los que se han atrevido a descubrir mis historias, a los que se han emocionado, sorprendido o inquietado con ellas… y, muy especialmente, a quienes me escriben para contarme sus impresiones, para compartir una frase que les marcó o simplemente para decirme: “me lo leí de un tirón”. Esos mensajes, que a veces llegan por redes, por correo o incluso en persona, son una fuente inmensa de motivación y cariño. Me recuerdan por qué escribo, por qué merece la pena cada hora frente al teclado, cada duda, cada reescritura.

Así que gracias, de corazón. Por leer, por recomendar, por acompañar este camino. Nos seguimos encontrando en las páginas.

Muchas gracias, Javier, por tu tiempo, tus palabras y tus fotos personales. Te deseamos una carrera literaria larga y próspera.

Y a vosotros, amigos del blog, gracias por estar un día más pendientes de nuestras publicaciones. Ahora, ¡a leer!

Cristina Monteoliva

 

 

lunes, 31 de marzo de 2025

Entrevista: SERGIO HIGÓN

 

Queridos amigos de La Orilla de las Letras,

llegamos al último día del mes de marzo con la entrevista que nos ha concedido el autor Sergio Higón. Si tú también quieres conocerlo, no tienes más que seguir leyendo:

¿Cuándo comenzaste a escribir?

Siempre había pensado en hacerlo, pero todo se precipitó durante el confinamiento. Yo trabajaba como enfermero en una unidad de urgencias de un hospital y todo me parecía casi irreal, como estar viviendo una serie de Netflix. Recordaba que EE.UU. documentó con detalle el Holocausto porque sabía que en el futuro iba a ser negado por algunas personas y se necesitarían pruebas irrefutables de lo que sucedió. Pensé en hacer lo mismo para que quedara mi experiencia por escrito, incluso por lo que pudiera olvidar con el tiempo y para que nadie pudiera decirme en unas décadas que no fue para tanto.

¿Y cuándo descubriste que la escritura era algo más que un pasatiempo?

Tras el escrito de memorias sobre el Covid19, que permanece a buen recaudo, mi imaginación fue dando forma a una historia de aventuras, supervivencia e intriga. Cuando decidí plasmarla en papel fui dándome cuenta que el resultado estaba resultando ser adictivo y te mantenía al borde del asiento, ahí me di cuenta que debía apostar por ello e invertir más tiempo.

© Sergio Higón.

¿Qué lecturas crees que te han influenciado como escritor?

Más que influenciar estoy agradecido a las que me aficionaron a la lectura hasta llegar a ser un adicto, a las que tengo que agradecer que abrieran mi mente a otros tiempos y otros mundos, a las que me enseñaron a divertirme solo con mi cerebro. La primera de ellas fue La sombra del viento de Zafón, libro que te transporta un siglo atrás solo con abrirlo. En mi adolescencia leí Cuatro amigos de David Trueba, un libro generacional que me encantó sobre la amistad y el amor. Serían tantos que es casi injusto nombrar a unos sí y otros no. Del género zombi mi libro favorito es Los Caminantes de Carlos Sisi.

¿Qué estás leyendo ahora mismo? ¿Nos lo recomendarías?  

La cabeza de un hombre de Georges Simenon, de 1931. Una novela policiaca trepidante que encontré por un euro en un Cash Converters.

¿Cómo compaginas tu trabajo fuera del mundo de las letras con la escritura?  

Robando horas al día, madrugando mucho y dedicando cada día un rato a escribir antes que el resto empiece la jornada. Es difícil compaginarlo con la avalancha que supone el día a día.

¿Escritor brújula o mapa?  

Brújula, algunas veces incluso me digo, ¿de verdad ha salido este giro o esta reflexión de mi cabecita?

¿Escribirías una novela de moda a cambio de hacerte famoso? 

No, odiaría ser famoso, ni lo quiero ni lo necesito. Yo soy ingeniero, trabajaba de forma estable y mientras lo hacía estudié enfermería porque era vocacional. Ahora tengo un trabajo que es como un hobby y me apasiona, además he descubierto que puedo compaginarlo con escribir libremente y sin ataduras, metiendo carga de crítica social y política, cosa que me encanta. Todo esto no podría hacerlo de ser famoso.

¿Por qué te has decantado por la autopublicación en Amazon a la hora de dar a conocer tu primera obra al público?   

Es simple, hubo tres editoriales que me ofrecieron publicarlo, pero todas ellas, de una forma o de otra, iban a acabar quedándose el 90% de las ventas y los derechos del libro durante años. Yo confiaba mucho en la obra y Amazon me permitía autopublicarlo y mantener el control sobre ella. 

© Sergio Higón.

Tu primera novela publicada es Operación ocaso. ¿Qué vamos a encontrar en este libro?  

Un apocalipsis en forma de virus que transforma a las personas en seres rabiosos contado desde varios puntos de vista, por ejemplo desde el de algunos gobernantes mundiales, militares movilizados y pobres civiles que no entienden lo que sucede. Con mucho ritmo, sin tiempo para relajarse.

¿Cuánto tiempo has tardado en escribir Operación ocaso?

Cerca de un año, aprovechando madrugones, siestas de mi hijo pequeño, noches insomnes...

¿Cómo esperas que reaccionen los lectores cuando salga por fin a la venta?  

Creo que los muy cafeteros del género zombi van a gozar con la historia, y estoy seguro que el resto también se va a enfadar conmigo por robarles horas de sueño para leerla, si empiezan no podrán parar.

¿Qué nuevos proyectos literarios tienes en marcha?

He iniciado una novela relacionada con el impacto de la inteligencia artificial que creo que es brutal y también tengo muchas historias de mi trabajo en urgencias que contar muy emotivas, quizás un libro de relatos. Si me lo piden puede que la continuación de Operación Ocaso.

¿Te gustaría añadir algo antes de terminar esta entrevista?

Animo a todos a empezar a leer Operación Ocaso, la pueden encontrar en Amazon, pero les advierto que es extremadamente adictiva y no deben empezarla si tienen obligaciones que cumplir. El enlace de compra es el siguiente: bit.ly/4l6SssW

Muchas gracias, Sergio, por tu tiempo, tus palabras y tus fotos personales. Te deseamos una carrera literaria larga y próspera.

Y a vosotros, amigos lectores, gracias por estar un día más al tanto de nuestras publicaciones. Ahora, ¡a leer!

Cristina Monteoliva

domingo, 30 de marzo de 2025

Entrevista: ANA GIL RODRÍGUEZ

 

Queridos amigos de La Orilla de las Letras,

en el día del cambio al horario de verano, os traemos la entrevista que nos ha concedido la autora Ana Gil Rodríguez. Y como seguro que estáis deseando conocerla, aquí va el artículo:

¿Cuándo comenzaste a escribir?

No me acuerdo exactamente de la edad, pero ya de niña escribía algo y fue a más en la adolescencia.

¿Y cuándo descubriste que la escritura era algo más que un pasatiempo?

En realidad, siempre tuve la esperanza de que fuera algo más que un pasatiempo. Recuerdo que cuando tenía 14 o 15 años le enseñé uno de mis textos al que era mi profesor de Lengua y Literatura y lo que me dijo después de leerlo, se me quedó grabado: “Hay camino” Ya quería ser escritora.

¿Qué lecturas crees que te han influenciado como escritora?

En primer lugar, El extranjero, que leí en francés para un trabajo del colegio. Albert Camus pasó a ser un referente para mí. También me encanta Kafka, Ernest Hemingway, Anaïs Nin y, aunque se la conozca más en su faceta periodística, Oriana Fallaci.

© Ana Gil Rodríguez.

¿Qué estás leyendo ahora mismo? ¿Nos lo recomendarías?  

Los misterios de la taberna Kamogawa de Hisashi Kashiwai. Me está pareciendo un libro entretenido, pero he leído otros autores japoneses mejores.

¿Cómo compaginas tu trabajo fuera del mundo de las letras con la escritura?  

Es complicado. Lo que hago es aprovechar los fines de semana para escribir.

¿Cómo ves el panorama literario actual?

No me gusta mucho lo que veo. Cuando empecé a enterarme de qué va el tema de las editoriales y del mundillo literario, me di cuenta de que la imagen romántica del escritor que tenía, y pienso que mucha gente desde fuera también, se derrumbaba totalmente. Creo que la tecnología ha propiciado que muchos autores desconocidos podamos llegar a publicar, pero al mismo tiempo, se han creado una serie de conceptos como “marca personal”, “público objetivo”, expresiones en inglés…, que me recuerdan más a una empresa en la que prima el interés comercial a la buena literatura. Todo es marketing.

¿Escribirías una novela de moda a cambio de hacerte famosa?

Rotundamente no. Tengo muy claro que quiero llegar al lector, pero escribiendo lo que quiero. 

¿Por qué te has decantado por la autopublicación a la hora de dar a conocer varias de tus obras al público?   

La respuesta está relacionada con la pregunta anterior. En la primera novela lo hice porque tenía muchas ganas de publicar, pero ya en esta, que es la quinta, lo pensé mucho y me di cuenta de que me gusta formar parte del proceso de la publicación y ser yo la que toma las decisiones sobre mi novela. Me siento más libre así.

Tu última novela publicada es Los años tentadores. ¿Qué vamos a encontrar en este libro?

Tal y como se cuenta en la sinopsis de la novela es la historia de una joven, Ena, en una España que en los años 80 despertaba de una larga dictadura y que intenta encontrar su lugar en una democracia joven y frágil. En su lucha por la libertad y contra el conservadurismo de sus padres y gran parte de la sociedad española de la época, recorremos la movida madrileña, el triunfo histórico del PSOE, la influencia de la iglesia católica en la emisora en la que trabaja, el escándalo de la actuación de las Vulpes, el drama del aborto ilegal y la situación política del País Vasco a principios de los 80. También sus relaciones amorosas con dos hombres muy distintos.


 
© Ana Gil Rodríguez.

¿Qué tiene de ti Los años tentadores?

Mucho. Viví en primera persona los acontecimientos que cuento. He echado mano de mis recuerdos personales para escribir este libro. El hecho de que cada capítulo se abra con un tema musical de la época no es casual. Muchas de esas canciones las tengo en casa en vinilos. Es la novela más autobiográfica que he escrito.

¿Qué esperas que los lectores aprendan de Los años tentadores?

Que hubo una generación en España, o parte de ella, que se rebeló ante unas estructuras muy cerradas tras casi cuarenta años de dictadura. Que ante el retroceso que asistimos, muy preocupante en el caso de la juventud, en relación a las libertades conseguidas, las personas que lean la novela sientan que no podemos rendirnos.

¿Qué nuevos proyectos literarios tienes en marcha?

Actualmente me encuentro inmersa en la promoción de Los años tentadores, pero las ideas siguen bullendo en la cabeza y las ganas de escribir sobre ellas también. Fíjate, me han entrado ganas de escribir una novela de aventuras entretenida, divertirme y ya está, después de este texto tan profundo, pero luego me digo a mí misma: Si no tienes remedio. Seguro que al final, aparecen todos los temas que están presentes en mi obra; la lucha contra el poder, contra la injusticia, la búsqueda de la libertad…

¿Te gustaría añadir algo antes de terminar esta entrevista?

Solamente darte las gracias por la labor que haces de difusión de la literatura entre los que no somos “best-sellers”.

Muchas gracias, Ana, por tu tiempo, tus palabras y tus fotos personales. Te deseamos una carrera literaria larga y próspera.

Y a vosotros, amigos lectores, gracias por estar un día más atentos a nuestras publicaciones. Ahora, ¡a leer!

Cristina Monteoliva

sábado, 29 de marzo de 2025

Entrevista: JUAN IGNACIO MANTEROLA

 

Queridos amigos de La Orilla de las Letras,

hoy entrevistamos en el blog a un autor cuya vida está muy ligada al teatro y la literatura: Juan Ignacio Manterola. Sin más preámbulos, aquí van sus palabras:

¿Cuándo descubriste que la escritura era algo más que un pasatiempo? Cuando supe que la palabra puede convertirse en una herramienta fascinante para inventar nuevos ambientes, nuevas historias, nuevos personajes. La escritura es el lugar más placentero donde uno se puede aislar de ese mundo fascinante y hostil que nos rodea. Con esa escritura se puede transformar todo ese mundo, para construirlo después a la medida de lo que se anhela o se necesita.

¿Qué lecturas crees que te han influenciado como escritor?

Muchas. Principalmente toda esa literatura que descubrí gracias a Landero, al que tuve como profesor. Me refiero a esa literatura que proporciona cierto resplandor o destello en el lector mientras lee, una inesperada chispa que te obliga a elevar las cejas o a esbozar una ligera sonrisa, o a encoger el gesto. El escritor debe buscar siempre ese resplandor, aunque a menudo no llegue a alcanzarlo.

Me han influido, de un modo determinante, autores como Baricco, McEwan, Yoko Ogawa, Peter Handke, Coetzee, Thomas Bernhard, Alejandro Gándara, Ishiguro, Ray Loriga, Sara mesa, Marta Sanz, Montero Glez, Nothomb, Aramburu, Unai Elorriaga… Y Landero, por encima de todos ellos, un escritor mágico que condensa lo mejor de la literatura más excelente. Todas estas lecturas me fueron sacando del manso lago en el que ya me veía instalado y del que no sabía cómo alejarme (la generación beat, Bukowski, Joe Fante me entusiasmaban e intentaba escribir como ellos).

© Juan Ignacio Manterola.

¿Qué estás leyendo ahora mismo? ¿Nos lo recomendarías?  

Ahora estoy leyendo La última función, de Luis Landero; Kaddish por el hijo no nacido, de Kertész; Los vencejos, de Aramburu; Nos encontraremos en el fin del mundo, de Teresa Pérez Landa; estoy releyendo Madame Bovary, de Flaubert, una obra magistral. Como libro de cabecera, del que leo a menudo una o dos de sus páginas, tengo a Platero y yo. Lorca, cualquier página de Lorca, de su poesía, de su teatro, está junto a Platero. Y Valle-Inclán.

Procuro leer siempre varias obras al mismo tiempo con el fin de evitar ese contagio involuntario del estilo de otros autores. Leyendo a varios a la vez, uno se siente más libre de la tentación de «imitar». Y, claro que recomiendo estas lecturas. Todas ellas.

¿Cómo compaginas tu trabajo fuera del mundo de las letras con la escritura?  

Para mí la escritura forma parte de lo más esencial para vivir, como el hecho de respirar o de alimentarse. Este mundo de las letras es un modo de observar el entorno en que uno vive. Te proporciona la sensación de estar vivo, de tener la cabeza alerta. Todo esto invita a la reflexión. Y desde esta reflexión, uno se introduce en el compromiso de buscar nuevos caminos, nuevas inquietudes, para no caer en lo absurdo de lo cotidiano. Si mantienes la cabeza atenta, te mantendrás vivo, y de ese modo estarás escribiendo de continuo, aunque solo lo hagas con la fuerza de la imaginación, sin manchar ni un solo renglón en un papel.

Si tuvieras que elegir entre teatro y novela, ¿con qué género te quedarías?

Con los dos. Estudié dramaturgia en la RESAD y durante un tiempo me dediqué a escribir teatro. Formé parte de una compañía (TFT) que representaba lo que yo proponía, además de otros proyectos, claro. Pero desde que he iniciado esta aventura de la narrativa, la tranquilidad y la satisfacción han sido plenas para mí. Con ello me he asentado en la comodidad de la reflexión y de la soledad, que es lo que más me satisface por ahora. Además, el hecho de escribir novela se puede realizar completamente a solas, sin tener que dar cuentas a nadie de lo que uno hace o deja de hacer. Justamente lo que voy buscando desde hace tiempo. En la experiencia teatral siempre se ha de contar con la opinión de mucha más gente. Ya decía Mayorga, más o menos, que el teatro es la representación asamblearia por naturaleza.

¿Escribirías una novela de moda a cambio de hacerte famoso?

Pretendidamente, nunca. Y soy tan tajante en mi respuesta porque este asunto lo he meditado muchas veces. Para mí la literatura es un impulso vital, una necesidad, un compromiso. Yo tuve un profesor de teatro, Miguel Medina, que en el momento en que a alguno de sus alumnos nos surgía este problema, digamos que moral, de ceder en la inquietud literaria para buscar sobre todo el agrado de la mayoría, él argumentaba que en esta vida hay que elegir entre «tener honra sin barcos o barcos sin honra». Una de estas estas dos posibilidades anula siempre a la otra. Y creo que tenía muchísima razón. No sé si esta idea estaba sacaba de Lope de Vega, o de Calderón. Imagino que sí.

¿Cómo ves el panorama literario actual?  

Dicen en los telediarios que hoy en día, aquí en España, se lee más que nunca. Quiero pensar que esto es cierto. Si hay un mayor número de lectores, supongo que habrá más posibilidades de ser leídos para todos los que pretendemos escribir. De todos modos, todo el ámbito en que se desarrolla el arte, y sobre todo la literatura, siempre ha estado como en un segundo plano, menospreciado, ninguneado. A nuestra sociedad le interesa el fútbol y poco más. Y nunca va a cambiar nada de esto, supongo. De la literatura, en España, viven poquísimas personas. El resto debemos conformarnos con seguir manteniendo la esperanza en… continuar con la cabeza plagada de pájaros.

¿Por qué te has decantado por la autopublicación en Amazon a la hora de dar a conocer al público tu última obra, Fantasía en azul?   

Por dos razones bien claras: una, la experiencia que he tenido con mis dos primeras novelas en una editorial, se supone que seria, no ha sido precisamente muy satisfactoria; y, dos, he querido emprender un proyecto nuevo con mi gran amiga Teresa Pérez Landa, que poco a poco va introduciendo la cabeza en el difícil mundo de la edición literaria. Su trabajo le cuesta, hay que reconocerlo. Ella ha maquetado esta novela, ha diseñado la portada, me ha aconsejado desde un primer momento con un análisis de lectura impresionante y muy acertado. Espero y deseo que este proyecto salga tan bien que ambos repitamos la aventura y, sobre todo, que a Teresa se le abran definitivamente las ansias por emprender este difícil camino de la edición, contando siempre con Amazon como respaldo. Si esto se consigue, me habré dado por satisfecho. Solo añadir que si Amazon llega a funcionar de un modo más que aceptable algún día, me refiero a que se constituya en una plataforma de literatura que sea un inconfundible referente, este será el mejor camino para editar obras. Y el resto de empresas tendrán los días contados. Solo acaba de empezar esta aventura, una aventura justa y democrática, donde es precisamente el público lector quien dicta sentencia y no la opinión, a veces torticera y partidista, de un agente editorial o similares. Para mí, este de Amazon ha sido el único caso en que he tenido la suficiente y veraz información ya desde el primer momento.

¿Qué vamos a encontrar en este libro?  

Sobre todo, sinceridad. Y espero que algo de chispa, de cosquilleo en nuestra lujuria. Como se dice en algún lugar para publicitar la novela, esta es una obra comprometida con la condición de la mujer. Y esto es completamente cierto. Sin pretenderlo, sin buscarlo deliberadamente, hasta ahora todos los personajes protagonistas que he escrito, o la gran mayoría de ellos, han sido mujeres. Y en los proyectos que tengo entre manos, también lo son. Debo reconocer que esta no ha sido una decisión voluntaria. Supongo que un personaje femenino me resulta mucho más complejo, más rico en matices, me ofrece más posibilidades artísticas que uno masculino. No sé con seguridad si es cierto algo de esto, pero intuyo que sí. Por otro lado, la mujer es quizá el mejor ejemplo de lucha por ciertos asuntos que resultan de condición básica para todos, como la búsqueda de la igualdad, la necesidad de alcanzar la sombra de una justicia moral, la rebeldía contra el exceso de poder. Con esta novela he pretendido un trabajo de exploración psicológica, además de un trabajo puramente literario, por supuesto. Una mujer quiere salir adelante en un mundo radicalmente machista. Estamos hablando de la España de los años ochenta, una España recién salida de la dictadura. La exploración del erotismo y la explosión de la libertad, eran asuntos importantes en aquella época. Nuestro personaje femenino debe salir adelante hincando con fuerza las uñas, o caerá sin remisión. Y tendrá que elaborar una estrategia eficaz para defenderse del acoso sexual al que se ve sometida.

© Juan Ignacio Manterola.

¿Qué tiene de ti Fantasía en azul?

Todo. Como todo lo que pueda escribir cualquiera, supongo. Uno, cuando lleva a cabo una obra artística, pone en cuestión su modo de ver el mundo, su moral, su relación con los demás, se plantea qué funciona bien y qué debería corregirse. Uno siempre se desnuda ante los demás cuando escribe, o cuando pinta o interpreta. Lo malo de esto es que esa desnudez se practica desde el alma, precisamente eso tan íntimo y débil que nos define e identifica a cada uno de nosotros. Y esto duele. Mucho. Y a veces, avergüenza. Y a veces, también subleva. Pero esta práctica de la escritura siempre nos enseña a avanzar, a dar el siguiente paso y a no darse por vencido. La mentira en literatura solo forma parte de ese afán hipócrita por buscar cierta fama en algunos que… Ejemplos de esto hay muchos.

¿Qué esperas que los lectores aprendan de Fantasía en azul?

Si esta novela les provoca una reflexión acerca del asunto que en ella se trata, se habrá conseguido el objetivo. Aquí se plantea, entre otras cosas, ese conflicto eterno que hay entre la intimidad y la exposición pública, o entre la vulnerabilidad y el control, o entre el poder y el abuso. Si a partir de la lectura, los lectores sacan sus propias conclusiones, el trabajo estará hecho.

Y luego está la cuestión de buscar que ciertos poros de nuestro cuerpo vibren. Que se estimule la libertad de nuestra pasión. Para ello  la historia de esta novela está entretejida de desbordante erotismo y sensualidad. El juego que juegan el deseo y la censura se pone aquí de manifiesto.

¿Qué nuevos proyectos literarios tienes en marcha?

Muchos. En estos momentos tengo ya terminada otra novela, a la que debo dar el antepenúltimo repaso. Pero tengo iniciadas otras dos más. Y proyectos nunca me faltan. La vida es tan bondadosa mostrándonos todo tipo de argumentos y motivos, que resulta inagotable este asunto de escribir.

¿Te gustaría añadir algo antes de terminar esta entrevista?

Sí. Agradeceros de verdad la invitación a que conteste vuestras interesantes preguntas y la consideración que habéis tenido conmigo. Un fuerte saludo.

Y decir que, siempre merece la pena luchar por alcanzar alguno de nuestros sueños, ya sean estos meramente artísticos o de justa reivindicación social.

Muchas gracias, Juan Ignacio, por tu tiempo, tus palabras y tus fotos personales. Te deseamos una carrera literaria larga y próspera.

Y a vosotros, amigos lectores, gracias por estar un día más al otro lado de la pantalla. Ahora, ¡a leer!

Cristina Monteoliva