Todos sabemos lo que
pasaba en Europa durante la Segunda Guerra Mundial. Pero, ¿qué ocurría mientras
tanto en Estados Unidos, donde la población parecía bastante segura?
Fundamentalmente, que los hombres en facultad de hacerlo se alistaron en el
ejército y faltó mano de obra en muchos empleos. Puesto que la sociedad seguía
siendo bastante racista y emplear a personas negras no les parecía factible,
contrataron a mujeres temporalmente. ¿Creéis que ellas lo tuvieron fácil? Desde
luego que no, como nos cuenta la novela basada en hechos reales Un trabajo de hombres, la excelente obra
de Edith Anderson de la que hablaremos a continuación.
Mucho
han cambiado las cosas en la estación ferroviaria de Port Empire, Nueva Jersey,
desde que comenzara la guerra. La escasez de hombres para desempeñar el trabajo
de guardagujas ha hecho que las compañías de trenes contraten a mujeres
dispuestas al trabajo duro. Si bien las jóvenes no desempeñan las tareas más
pesadas físicamente, sus jornadas laborales son interminables y acaban cobrando
una miseria. Pronto no solo comienzan los conflictos con los hombres, sino
entre ellas mismas. Y es que lograr mejores condiciones laborales será un
objetivo para muchas, pero no para todas. ¿Conseguirán ponerse de acuerdo?
Los
que seguís el blog desde hace tiempo ya os habréis dado cuenta de que soy más
de novelas y relatos que de ensayos y manuales, y aunque nunca le he hecho
ascos a una biografía interesante, la verdad es que me ha encantado encontrarme
esta suerte de novela autobiográfica de Edith Anderson en la que no queda claro
dónde empieza lo vivido y dónde la ficción, pero que no importa porque al final
de la lectura tienes la certeza de que, aunque las chicas que protagonizan la
historia no sean reales, todo aquello que les pasó sí y, por tanto, en estos
tiempos en los que reivindicamos el papel de la mujer, la igualdad real, se hace
necesaria esta lectura.
No
es sencillo hablar de Un trabajo de
hombres pues se trata de una novela coral con un sinfín de mujeres
protagonistas, algunas de historias fugaces en la trama, cada una con una
personalidad arrolladora. Podría pasarme páginas y páginas contándoos sus
temores, anhelos y demás, pero ya sabéis que no es mi estilo. Os señalaré, en
primer lugar, mis actrices favoritas de esta obra, por su forma de ser y por
ser las que en más capítulos aparecen: Toby, la chica sin dinero para comprarse
camisas y se pasó una buena temporada con la única que tenía (hecha unos
zorros); Jessie, la mujer que renunció a un puesto de maestra por trabajar en el
ferrocarril y, más tarde, luchó por los derechos de todas; Adelaide, que quiere
llevarse bien con las otras mujeres pero desempeña puestos de trabajo
superiores para los que no está preparada (y acaba perjudicando a las demás) y
la parlanchina Martha, que, como muchas de las chicas, acaba saliendo con uno
compañero del ferrocarril, casado y sin intención de acabar con su matrimonio.
En
segundo lugar, diré que esta es una historia de pequeñas historias, todas
entrelazadas, donde encontramos un orden cronológico y un buen puñado de
propósitos: que las mujeres sean tratadas como iguales por los hombres, que se
respete su antigüedad en el ferrocarril independientemente de que los hombres
que se fueron al ejército retomen sus puestos cuando vuelvan a casa y que
acaben entendiéndose entre todas.
Un trabajo de hombres,
en definitiva, es una gran obra sobre la Segunda Guerra Mundial desde una
perspectiva diferente: la de las mujeres que tuvieron que hacer trabajos que
hasta entonces eran solo de varones. Una novela llena de detalles interesantes
y datos que llamarán la atención no solo de los asiduos a lecturas de esta
época, sino también de los que gusten de historias feministas y de lucha
social. Un libro con décadas a sus espaldas que, sin embargo, es tremendamente
actual. Y tú, ¿te animas a conocer a las chicas del ferrocarril?
Cristina Monteoliva