Aunque disfruto de la
lectura de las novelas de terror más actuales, de vez en cuando también me
gusta revisar una que se inspire en lo clásico, ofreciendo una visión
rejuvenecida de los monstruos que nos hicieron estremecernos antaño. Si a ti
también te agradan este tipo de obras, te recomiendo Echidna, la novela de Beatriz Alcaná ganadora del V Premio de
Novela Corta de Terror e Historias Fantásticas de la Casa de la Cultura “Marta
Portal” de Nava (Asturias): el libro del que hoy hablaremos.
Mediados
del siglo XIX. El HMS Echidna es una nave con una misión científica: localizar
el polo sur magnético. A bordo viajan el doctor Terrance Derleth, el joven
cirujano Graham Doyle y el intrépido teniente Virgil Lockhart, los tres
protagonistas del horror que se avecina. Todo comienza cuando el doctor Derleth
se comunica por carta con su antiguo amor, Lady Augusta. La dama, que vive en
Tasmania, lugar en el que el barco pasará el invierno, le informa a su amigo de
que su ahijada, Moira Cox, sufre una suerte de delirios que la hacen creer que
unas criaturas ancestrales la llaman desde lo más hondo del océano. Por
supuesto, el veterano médico está dispuesto a ayudar con el problema, sin saber
que será el comienzo de la perdición de la tripulación del Echidna. ¿Hasta qué
punto será responsable la joven Moira de lo que ha de pasar?
Creo
que he de comenzar esta reseña afirmando que Echidna es una obra sin duda
singular, por varios motivos. El primero, porque en sus escasas sesenta páginas
su autora ha sido capaz de condensar una historia que a otros autores les
costaría al menos cuatrocientas. En segundo lugar, porque rescata del pasado
tanto aquellas románticas expediciones científicas decimonónicas como a los
monstruos clásicos marinos. Después, porque lo que vamos a encontrar dentro de
este libro son cartas y fragmentos de un diario. Y finalmente, porque dos de
sus protagonistas, Moira Cox y Graham Doyle, solo están presentes de forma
indirecta, lo que los convierte en personajes aún más intrigantes.
Tres
son las voces que nos dan a conocer lo que sucede desde que lady Augusta
contactara con el doctor Derleth hasta el final de la historia: los propios
Augusta y Derleth y el teniente Lockhart. Los tres dan cuenta de todos los detalles
pertinentes y misteriosos. Aquí nada sobra (recordemos lo escueta que es la
narración) y lo que falta, tendrá que ser el lector quien lo imagine (para su
horror).
El
estilo, magnífico, impecable, no podría estar más logrado. Si el lector no sabe
que la autora de los textos que componen este libro es más que actual, llegará
a pensar que se encuentra ante una obra escrita por alguien en el siglo XIX.
Pero,
¿qué es lo que le sucede a la desdichada Moira Cox? La muchacha, ahijada de
lady Augusta, aunque secretamente las unan otros lazos, cree sentir la llamada
de unas antiguas criaturas marinas que nos harán pensar en la literatura de H.
P. Lovecraft, fundamentalmente (aunque también, en parte, a la de Edgar Allan
Poe). Por supuesto, estos monstruos tienen oscuras intenciones. La tripulación
del Echidna se verá implicada. La cuestión a tener en cuenta: ¿Es Moira Cox un
alma pura o la suya se ha visto corrompida por el horror?
Echidna,
en definitiva, es una magistral novela corta que encierra todo un mundo en su
interior. Una obra terroríficamente intrigante que hará las delicias de los
amantes del terror, pero, sobre todo, de los que disfrutamos de la literatura
de calidad. Espero que esta historia dé mucho que hablar. Por lo pronto, ¿por
qué no te animas a leerla? Aunque, cuidado: ¡los monstruos marinos acechan!
Cristina Monteoliva