jueves, 29 de diciembre de 2022

Reseña: NIÑOS, de David Roas.

 

La infancia es esa época idílica de la vida, ese lugar de la memoria al que regresar cuando la vida nos trata mal; un reducto de inocencia en el que sentirse seguro. Pero también, no nos engañemos, es un periodo de la vida en el que residen muchos de nuestros miedos: el monstruo dentro del armario; los ruidos desconocidos cuando todo está a oscuras y en silencio; el terror que nos acecha debajo de la cama; las peores pesadillas... Los niños son todo ingenuidad y candor, pero también pueden ser crueles y tenebrosos. 

         En Niños, la última colección de relatos de David Roas, encontramos todos esos miedos y algunos más. El libro se compone de doce relatos divididos en cuatro partes que se corresponden con las fases de la metamorfosis de un insecto: huevo, larva, pupa y adulto. Esta categorización ya resulta algo inquietante; nos sugiere que el niño es una criatura a medio camino entre lo animal y lo humano. Los protagonistas tienen diferentes edades; algunos aún están el vientre materno y llegan hasta los diez años aproximadamente. Desde que se hayan en el interior de la madre hasta que se hacen independientes.

         Cuenta el autor que el germen de este libro se encuentra en su relato Cuentos dictados que aparecía en su anterior obra, Invasión. Fue ahí donde comenzó a explorar el mundo de los terrores infantiles a través de lo que le contaba su hijo de los suyos propios. En esta ocasión da un paso más. El niño pasa de ser un ser inocente a convertirse en una amenaza. La infancia se presenta como una realidad tenebrosa y el niño como una fuente de terror. Esta subversión hace que el efecto de las historias sea aún más inquietante. En esa ambigüedad reside lo siniestro.

         El estilo de Roas es sobrio, desapasionado, carente de adornos. Sus historias tienen lugar en el día a día, en lugares cotidianos, muchas veces en el propio hogar. Lo fantástico, lo tenebroso irrumpe en lo cotidiano, por eso resulta más perturbador. Ruidos ilocalizables, clones, espejismos, el día de la marmota, las ausencias, la crueldad de los niños con los animales, los freaks… El libro está plagado de referencias cinematográficas y literarias; entre estas últimas incluso encontramos un homenaje a la gran Shirley Jackson de cuyo relato La lotería el autor hace su propia versión.

         Con todos estos elementos y partiendo de su propia experiencia, Roas reflexiona sobre la paternidad, sobre la relación padre hijo desde una perspectiva inquietante. La maternidad es un tema que ha sido tratado ampliamente en la literatura, explorado también desde su lado más siniestro, pero no ocurre lo mismo con la paternidad. Al mismo tiempo, Roas explora sus propios miedos reflejados en los de su hijo y los que le provoca su vivencia del hecho de ser padre. El niño como un ser fascinante por su peculiar manera de ver el mundo y de percibir la realidad, pero también como un ser monstruoso y cruel.

María Dolores García Pastor