lunes, 23 de diciembre de 2019

Reseña: AL CAER LA TARDE, de Antonio de Castro Cortizas.


Título: Al caer la tarde
Autor: Antonio de Castro Cortizas
Publica: Ápeiron Ediciones
Páginas: 92
Precio: 12 € / 6 € (eBook)

Los recuerdos de infancia pueden estar llenos de momentos felices, pero también de otros en los que predominan la tensión, el miedo o el desasosiego. Todos esos momentos marcan la personalidad del adulto que un día llegamos a ser. Un adulto que a veces es capaz de mirar hacia atrás sabiamente para analizar y comprender todo aquello que pasó durante la niñez. Esta es una de las conclusiones que saco tras la lectura de Al caer la tarde, el nuevo libro de relatos autobiográficos de Antonio de Castro Cortizas del que a continuación hablaremos.
Al caer la tarde es un libro compuesto por diecisiete piezas cuyos títulos, curiosamente muchos de ellos en inglés, son: La cueva, School Days, The Butcher Boy, Don Jaime, Luis, Made in England, Pipiolo y Guillermo, Bajo la nieve, De lunes a viernes, La puerta y el dedo, Al caer la tarde, Little town flirt, Summertime Blues, Up on the roof, Teacher teacher, Días de gloria y Excursión.
El libro comienza con La cueva, una historia sobre unos chicos que salen un sábado por la tarde en busca de una cueva misteriosa. Este primer relato ya nos ofrece un buen retrato del mundo en el que el protagonista y sus amigos, a la par que compañeros de colegio, se mueven: una zona rural gallega en los años ochenta con su parte de costa y sus numerosas zonas verdes en las que perderse y evadirse. En este lugar, nieva una vez cada x años, por lo que la nieve se convierte en un tesoro con el que jugar, y tal vez al que temer cuando aparece. También sabemos que las mareas suben, lo que puede ser bueno para esconder tesoros, pero no para salir secos si, a determinadas horas, los chicos deciden ir por la playa. Unos chicos, por cierto, que estudian en un colegio al que asisten, además de los niños del pueblo y las aldeas vecinas, otros que están internos. Estos últimos, los internos, parecen más tristes, más solitarios, más dignos de lástima. Aunque, como ya veremos, al final todos son chicos, todos alumnos: todos hijos de una época y un lugar.
Nuestro protagonista, a veces un niño, otras, ya un adolescente, siempre está dispuesto a la aventura, como vemos en relatos como  Up on the roof, una historia en la que nuestro personaje vuelve a los lugares de su infancia, ya abandonados; el ya mencionado La cueva o Al caer la tarde, relato, este último en el que los chicos esconden un tesoro en la playa.
La narración suele centrarse en aquellos días del colegio y del instituto en los que imperaba aquella máxima de la letra con sangre entra, y gastarle una broma a un profesor podía acabar con el reparto generalizado de golpes por parte del docente a los alumnos. Veremos, sin embargo, que también hubo profesores comprensivos, de aquellos que dejan una huella distinta a la que hace un bofetón, como nos cuenta el relato Teacher teacher, por ejemplo; un relato dedicado a una profesora de gallego que, además de dar buenas clases, supo dar un gran desplante a otro profesor.
En este libro hay experiencias impactantes con animales, como cuando nuestro chico es invitado, por así decirlo, a matar gallinas, por una amiga en The Butcher Boy; o como la experiencia vivida por Luis, en su relato homónimo, con las abejas y las avispas.
Y hasta aquí mi descripción de las historias de este libro, amigos. El resto de experiencias relevantes, tanto para nuestro chico como para los que le rodean, tendréis que conocerlas gracias a la lectura del volumen.
Por otra parte, diré antes de acabar, que las historias que encontramos en Al caer la tarde están relacionadas entre sí de una forma particular, y si bien he dicho al principio de este artículo que este es un libro de relatos autobiográficos, también podríamos considerarlo simplemente como un libro de memorias en el que los distintos episodios de la vida de su protagonista y sus allegados no siguen un orden cronológico sino que fluyen de la forma en que su autor, un adulto nostálgico, pero a la vez sabio, que mira hacia atrás para rememorar todos aquellos momentos, alegres o tristes, que le marcaron durante la primera etapa de su vida. Todo ello escrito con el inconfundible estilo de Antonio de Castro Cortizas, un autor que sabe cómo dotar al cuento de toda su profundidad de forma que el lector no solo entienda los sentimientos de los personajes, sino que, además, se sienta transportado durante la lectura a los lugares que transitan. Y vosotros, ¿a qué esperáis para leer este libro?
Cristina Monteoliva


© Cristina Monteoliva.