Título: El vals hacia atrás o
los espíritus de la familia Prinschinger
Autora: Vea Kaiser
Traducción: Paula Aguiriano
Aizpurua
Publica: AdN Alianza de Novelas
Páginas: 416
Precio: 18 € /9,99 € (ePub)
Ya sabemos que no todas las familias se
llevan bien. Pero hay otras que sí. Familias con miembros entrañables con las
que siempre se puede contar. Por ejemplo, tres ancianas tías muy distintas
entre ellas pero con un afán común: el de cocinar comida como para todo un
batallón cada día. ¿Y si esas tres ancianas te ayudaran cuando más lo
necesitaras? Acogiéndote en su casa, alimentándote, consolándote… ¿No harías lo
que fueras por devolverles el favor? Pero, ¿y si te pidieran que condujeras
durante más de mil kilómetros con un cadáver como copiloto? Seguro que te suena
a locura, como al principio a Lorenz, uno de los personajes de El vals hacia atrás o los espíritus de la
familia Prischinger, la novela de Vea Kaiser de la que hablaremos a
continuación.
Lorenz es un actor en
paro con muchas facturas que pagar y pocas ganas de encontrar un trabajo
alternativo mientras los directores se deciden a llamarlo de nuevo. Tras saber
que Stephi, la novia con la que lleva años, aunque últimamente la relación sea
en la distancia, le está engañando con otro, Lorenz se decide a dejar su
apartamento vienés y mudarse con sus tíos Willi y Hedi. Sus otras tías, la
controladora Mirl y Wetty, la mujer más interesada en la naturaleza que en las
personas, estarán siempre en la casa, cocinando para un regimiento y hablando
sin parar. Todo parece que va bien en la nueva vida familiar del joven hasta
que el tío Willi muere por culpa de sus problemas congénitos de corazón. Es
entonces cuando Hedi confiesa haber ayudado a su hija Nina con su negocio
vegano cogiendo el dinero que Willi tenía para financiar su entierro en su
Montenegro natal. Las tías, sin embargo, están convencidas de que hay que
cumplir la última voluntad de Willi. Para ello, Lorenz tendrá que conducir con
el cadáver de copiloto y las tres damas en los asientos de atrás desde Viena
hasta Montenegro. ¿Cómo acabará esta hilarante aventura?
Al comenzar la novela,
el lector podrá tener la impresión de que todo comienza en la Viena de nuestros
días, con Lorenz, ese actor en paro que no deja de gastar mientras el fisco le
persigue. Pronto, sin embargo, entenderemos que esto no va sobre Lorenz, sus
deudas y su ruptura con la estirada Stephi, la experta en cultura clásica, en
general, y en las creencias sobre la muerta de griegos y romanos, en
particular. Esta novela va sobre la historia de los tíos de Lorenz: Willi y las
hermanas Hedi, Mirl y Wetty.
Así, esta novela nos
invita a hacer al menos tres viajes importantes: uno en el presente de la
narración, en dirección a Montenegro, con el cadáver de Willi descongelándose
rápidamente mientras las tías se lo ponen difícil a Lorenz con su parloteo y
sus incesantes incursiones en las bolsas de comida, y otros dos que nos
transportan del pasado al presente para conocer mejor a Willi, Hedi, Mirl y
Wetty.
La historia de los
Prischinger se remonta a la década de los años cincuenta del siglo XX. Los
cinco hermanos vivían en una fonda en el campo austriaco tras la guerra, una en
la que los rusos campaban a sus anchas y en la que acabó ocurriendo algo
terrible que marcaría de por vida a las mujeres de la familia, especialmente a
Hedi. La de Willi, por su parte, nos transportará al Montenegro de mediados del
siglo pasado, con un chico que tuvo que mudarse a la casa de un hombre rico con
una interesante hija, dos personajes que amaban a los osos y acabarían
convirtiéndose en su familia.
El
vals hacia atrás o los espíritus de la famila Prischinger,
en definitiva, es una novela entrañable y divertida, pero también dramática
pues sus personajes, a pesar de su carácter optimista y divertido, han sufrido
mucho a lo largo de sus vidas por las pérdidas familiares. Una historia que nos
invita a explorar en la personalidad de todos y cada uno de sus personajes
principales, además de en la historia social reciente (y no tanto) de Austria.
Una obra con la que aprender que en realidad nunca nos vamos del todo y que si
tus queridas tías te piden que lleves al cadáver de tu tío por toda Europa, has
de hacerlo sin protestar. Dicho esto, ¿a qué esperas a montarte en el coche de
los Prischinger? ¡Todavía queda hueco en el maletero! ¡Y comida seguro que no
falta!
Cristina Monteoliva
©
Cristina Monteoliva.