Título: El cuerpo secreto
Autora: Mariana Torres
Edita: Páginas de Espuma
Páginas: 136
Precio: 14 €
A menudo echamos la vista atrás, hacia
nuestra infancia, con la esperanza de recuperar parte de aquella inocencia, de
aquella magia, de aquella luz que iluminaba nuestros pasos. Intentamos no
recordar el dolor, los instintos básicos que nos movían, lo unidos que
estábamos en realidad a cualquier cachorro de mamífero. Y, sin embargo, ahí
está todo, lo bueno y lo malo, lo alegre y lo triste, lo valiente y lo cruel,
pienso tras la lectura de El cuerpo
secreto, el libro con el que se estrena en el mundo del cuento
(editorialmente hablando), Mariana Torres, de la mano de Páginas de Espuma.
El
cuerpo secreto es un volumen compuesto por un total de
treinta y cuatro relatos de extensión variable (desde el microrrelato hasta el
relato largo que amenaza con convertirse en novela corta), todos ellos con un
tema común (aunque en algunos se vea más claro que otro): la infancia.
Aunque en este libro
hay tanto narradores en primera persona como en tercera o en primera, casi
nunca encontraremos narradores protagonistas. Por lo general, el narrador,
tenga la voz que tenga, nos habla del actor principal desde la cercanía
familiar o la del amigo, casi siempre con un tono maduro, por lo que hemos de
pensar que ha pasado algún tiempo entre la historia y la narración en sí.
El libro comienza con El hombre araña, una historia
desconcertante que nos habla de un niño que tiene una caja de tesoros muy
especial. Creo, sin duda, que este es un buen punto de partida, pues
precisamente este cuento nos da idea de lo que vamos a encontrar a lo largo de
este libro: infancia, inocencia, instintos primarios, crueldad, alegría, desconcierto,
inquietud, misterio…
La infancia es un
territorio fantástico donde la ilusión y la realidad pueden llegar a
confundirse. Aunque muchos crean que lo fantástico es siempre algo bueno,
muchos sabemos que también puede esconder cosas terribles, miedos inenarrables.
De eso nos damos cuenta precisamente en los siguientes relatos: Esos niños que lloran, El monstruo está despierto y La planta que grita.
En este lado fantástico
de la infancia hay niños que se salen de lo común por su extraña anatomía. Aunque
nos puedan dar pena, lo cierto es que no todos ellos sufren, ya que casi todos
ellos tienen asumidas sus limitaciones. Conoceremos a estos niños en relatos como: El otro lado, El niño pera, Árbol monstruo
niño árbol, Época de muda, El otro, Fuego, El grito y Como cuando era
niño.
Los niños con trabas
físicas, por desgracia, no solo son cosa del mundo de la fantasía. Todos hemos
conocido alguno al menos una vez en nuestra vida y sabemos lo cruel que pueden
ser los demás niños con ellos, la manera positiva que tienen de llevar sus
limitaciones físicas o, por el contrario, lo difícil que se les hace enfrentar
la vida con la anatomía que la naturaleza les ha dado. De todo esto nos deja
constancia en este libro cuentos como Estrella
caída, El corsé y la niña, El cuerpo sólido, Los niños rotos y Volver a la
tierra.
Volvamos a lo
fantástico para mirar por un momento con los ojos despiertos de un niño. Seguro
que descubrimos cosas la mar de curiosas de este modo. Seres fascinantes que
aparecen donde no deberían, fenómenos meteorológicos singulares, etc. De esto y
mucho más nos hablan los relatos titulados Escarcha,
Crucero, Después de la caída, Desierto,
Pólvora, Terrario y Surcos.
El tema de la infancia,
como vemos, se puede abordar desde muy distintos puntos de vista. Admito que,
en este libro, me han gustado especialmente todos aquellos que tenían que ver,
de una forma u otra, con el núcleo familiar. Estos relatos nos hablan de niños
que recuerdan episodios familiares de su infancia, padres que recuerdan la infancia
de sus hijos y hijos que recuerdan a sus padres tal y como eran cuando ellos
eran niños. Los cuentos con esta temática se titulan: El entierro, Mi padre, Palomitas de maíz, Todo tan blanco, El camino a
Oh, Tierra madre, Nido, Todos los colores y La
máquina.
He dicho antes que este
libro comenzaba dejando muy buen sabor de boca. Como era de esperar, la última
pieza de este volumen, no iba a ser menos. De hecho, En la cuerda floja, el relato final, es mi favorito de todo el
volumen. En esta historia, la infancia ha quedado atrás para los personajes,
pero no olvidada. El protagonista, un equilibrista, acude al funeral de la
mejor amiga de su niñez. Lo que pasa durante la trama me parece tan razonable
como triste. Este es, sin duda, el relato que más me ha dado que pensar, pues
su historia me ha resultado la más cercana. Una historia que nos podría pasar a
cualquiera de los lectores.
El
cuerpo secreto, en definitiva, es un libro lleno de
historias increíbles, a veces alegres, a veces siniestras, que prometen no
dejar al lector de ninguna forma indiferente. Escritas todas ellas con un
estilo único, con una voz brillante, estos cuentos exploran la infancia desde
múltiples puntos de vista, sobre todo desde el fantástico real o imaginario. Un
libro este, sin duda, que los amantes de los relatos originales no deberían
dejar escapar. ¿Lo harás tú?
Cristina Monteoliva