¿Cómo es la vida en la
España rural vaciada? Sin duda, tiene que ser mucho más tranquila que en la
otra España, la masificada. O, al menos, eso nos gusta pensar, porque, ¿y si un
importante delincuente decidiera operar desde allí, aprovechando el anonimato
del lugar? ¿Cómo podría esto influir en el resto de habitantes de la zona? ¿Qué pasaría con aquellos que quisieran
hacer bien las cosas? Las respuestas a estas y a otras muchas preguntas las
encontraréis en Terruño, la novela de
José María Velasco Román de la que hablaremos en esta reseña.
Álvaro,
enólogo de profesión, es un muchacho decente muy unido a sus padres y enamorado
profundamente de la también enóloga Grenache. Todo parece tranquilo en San
Roque del Monte, la localidad de Álvaro y Grenache, aunque en realidad hace
tiempo que no lo es, en concreto, desde que un empresario italiano empezó a
operar en dos bodegas con el fin de blanquear dinero e introducir droga en el
país. Álvaro es ajeno a todo esto, pero podría enterarse de seguir indagando
demasiado, por lo que hay que quitarlo de en medio. O tal vez no sea por esto
por lo que nuestro hombre tiene supuestamente un accidente y acaba en coma. Lo
que sea que le ha pasado tendrán que averiguarlo Grenache y María, la madre de
Álvaro. ¿Hasta dónde serán las mujeres capaces de llegar por saber la verdad?
Esta
historia tiene lugar en la España rural vaciada, en concreto, en un pueblecito
llamado San Roque del Monte. San Roque del Monte es una localidad ligada al
mundo del vino, por lo que en ella hay varias bodegas. En una de ellas, la
Cooperativa Virgen de las Viñas, nos encontramos al enólogo Álvaro, un muchacho
recto cuya forma de hacer las cosas va en contra de lo que quieren los demás,
entre ellos, Santiago, el presidente de la bodega y padre de su novia,
Grenache, y Pablo, el gerente del negocio y antiguo compañero de colegio de
Álvaro.
Solemos
pensar que en la España vaciada no suele suceder absolutamente nada de
relevancia. Precisamente porque nadie le hace caso a estos pueblos y aldeas
resultan ideales para esconder delitos, como piensa un empresario italiano que
empieza a comerciar con las bodegas de la zona. Su negocio, más que con el
vino, tiene que ver con la droga. Pronto veremos que muchos son los que quieren
participar del delito.
Pero
para entender lo que le pasa a Álvaro no solo hay que mirar al empresario
italiano y sus oscuras intenciones, sino también hacia ese pueblo en el que se
ha criado. Un pueblo en el que estudiaría con el envidioso Luis, un muchacho
con una tara que acaba como bodeguero en el mismo negocio en el que trabaja
Álvaro; y con Pablo, el señorito que es nombrado gerente de la cooperativa. En
él nos encontramos también con Jaime, el policía corrupto que trae al
empresario italiano al municipio.
Dos
mujeres valientes serán las encargadas de desvelar un misterio que el lector
conoce en realidad desde el principio: Grenache, la novia de Álvaro, y María,
la madre del muchacho. Mientras el chico está en coma, las dos se embarcan en
una peligrosa aventura que les lleva a desenmascarar a todos los delincuentes
y, en última instancia, desvelar qué le pasó a Álvaro la noche que tuvo el
accidente.
La
vida de San Roque del Monte gira alrededor de la uva, por lo que no es extrañar
que cada capítulo venga encabezado por un término relacionado con el mundo del
vino. Un vino que, como vemos, puede ser una bendición, pero también la
perdición de los más codiciosos. ¿Acabarán saliéndose con la suya o, por el
contrario, se hará justicia con ellos? Tendrás que leer Terruño, esta original novela negra, para averiguarlo. ¿O es que
acaso temes lo que puedas descubrir en ella?
Cristina Monteoliva