La falta de
comunicación, la poca empatía y la soledad son problemas con los que muchas
personas se encuentran continuamente hoy en día. Problemas que pueden hacer que
nos sintamos no ya únicos en el mundo, sino casi como seres extraños a la
sociedad. De esto y mucho más va Salvo
imprevistos, la nueva novela gráfica de Lorena Canottiere: el libro del que
hablaremos en esta reseña.
Katherine
Mansfield es una reputada escritora que habla con su hermano fallecido, Leslie.
Liam intenta comunicarse por teléfono con la mujer que le ha dejado cuando él
ha aceptado un trabajo en el instituto SETI (lugar desde donde se buscan
señales extraterrestres del espacio). Marzia es una adolescente que no quiere
comunicarse con los demás y cuyas aficiones informáticas van a meterla en un
problema. Rocío es una inteligencia artificial doméstica que intenta
humanizarse a través de sus videocámaras y su conexión a internet.
Katherine,
Liam, Marzia y Rocío son los protagonistas de las cuatro historias
entremezcladas que encontramos en esta inteligente a la par que sutil novela
gráfica. Los tres primeros son personas que, cada una por un motivo, se
encuentran desconectadas de los que quieren; mientras que la cuarta, la
inteligencia artificial, lo que busca es precisamente todo lo contrario:
conectar con la humanidad. Así, vemos como Katherine se obsesiona por su
hermano muerto y se aleja de su marido; Liam pierde toda comunicación con la
mujer a la que amaba por aceptar el puesto de trabajo de sus sueños: su
verdadera pasión; Marzia no se relaciona ni con su madre ni con su hermana, tal
es su obsesión con el mundo más allá de internet; y Rocío observa y estudia a
los humanos con los que quiere comunicarse a través de sus sistemas.
Katherine,
Liam, Marzia y Rocío, consciente o inconscientemente, buscan su lugar en el
mundo a través de unas páginas en las que reinan el colorido, el dinamismo, los
silencios. ¿Serán capaces de encontrarlo?
Vivimos
en sociedades cada vez más complejas en las que es fácil perderse en uno mismo,
caer en la soledad, no encontrar ni los interlocutores justos ni la empatía
necesaria. Salvo imprevistos es una
obra que pone todo esto de manifiesto al tiempo que abre una puerta para la
esperanza: siempre es posible encontrar una vía de escape y volver (o empezar)
a relacionarse con los demás. Estoy segura de que de su lectura sacarás muchas
más conclusiones. Es por ello que te animo a hacerlo ahora. ¿A qué esperas para
conocer a sus cuatro personajes?
Cristina Monteoliva