martes, 23 de febrero de 2021

Reseña: ANNE, LA DE TEJAS VERDES, de Lucy Maud Montgomery.

 

Está claro que los huérfanos, siempre envueltos en emocionantes aventuras y desventuras, dan para mucho en literatura. No todos son iguales, sin embargo. Así, tenemos huérfanos infelices, huérfanos felices y huérfanos con una ligera tendencia al drama y una imaginación que se sale de las páginas del libro para hacer que la nuestra vuele. Como sucede con Anne Shirley, la entrañable protagonista de Anne, la de Tejas Verdes, el delicioso clásico de Lucy Maud Montgomery del que con tanto gusto hoy os vengo a hablar.

Marilla y Matthew son dos hermanos solteros que llevan una granja en Avonlea y cuya casa se llama Tejas Verdes. Puesto que Matthew se hace mayor para realizar todo el trabajo, los hermanos deciden adoptar a un huérfano varón que les ayude. Cuando Matthew va a la estación de tren, sin embargo, se encuentra con una niña pelirroja, pecosa y escuálida llamada Anne Shirley en lugar del chico que esperaban. A pesar de las reticencias iniciales de Marilla, los hermanos pronto deciden quedarse con la niña y educarla como es debido. ¿Cómo podría ser de otra manera después de pasar un rato con tan despierta criatura? Anne no solo le dará quebraderos de cabeza a sus adoptantes con su imaginación desbordante y sus disparatados despistes, sino que en poco tiempo les enseñará el verdadero significado de la palabra familia.

Anne Shirley es una despierta huérfana de once años muy preocupada por su aspecto (no le gustan sus pecas, pero menos aun ser pelirroja) cuando llega a Tejas Verdes. Allí nadie la esperaba, pero un pequeño malentendido hizo que la niña que en su corta vida lo había pasado tan mal acabara en la casa de Marilla y Matthew, dos hermanos solteros con una granja que sacar adelante.

Anne es una criatura tremendamente habladora con una fantasía y una vena dramática que se escapan a toda lógica. Para ella, estar en Tejas Verdes es como un sueño hecho realidad. Cada día es una aventura para una chica que se equivoca por culpa de estar siempre en las nubes, que hace amigos y enemigos, que estudia con ahínco y que, en definitiva, alegra la existencia de los demás al tiempo que exprime cada minuto de su vida al máximo.

El universo de Anne está lleno de personas diversas e interesantes que la quieren, como Marilla, aunque casi siempre sea muy estricta con ella; Matthew, el hombre tímido que descubre la alegría de vivir cuando conoce a la huérfana; la señora Lynde, tan crítica a veces como encantadora otras; Diana, la mejor amiga de Anne, siempre dispuesta a vivir aventuras con ella; la señora Allan, la mujer del pastor y puede que la más bondadosa del lugar; la señorita Stacey, la maestra que anima tanto a Anne como a otros chicos de Avonlea a continuar sus estudios en una reputada academia de la ciudad; la señorita Barry, la tía de Diana con la que Anne no empezó con buen pie pero a la que enseguida conquistó; y el joven Gilbert Blythe, el eterno enemigo que quizá no lo sea en absoluto.

Anne, la de Tejas Verdes es el primer volumen de una extensa saga de libros. En este volumen, conocemos los inicios de Anne en Avonlea, localidad situada en la isla del Príncipe Eduardo, Canadá, cuando la niña contaba con once años de edad, hasta más allá de sus dieciséis. Como es de esperar, a lo largo de las páginas veremos cómo la díscola Anne crece y se hace, en cierta medida, más madura, sin dejar de ser siempre una criatura vital, bondadosa y soñadora que espera lo mejor para los suyos.

Anne, la de Tejas Verdes ha resultado para mí una grata sorpresa: una lectura sumamente luminosa que me ha cautivado de principio a fin. Si todavía no conoces a la joven Shirley, por tanto, te animo encarecidamente a que lo hagas ahora con este primer libro de sus aventuras en Tejas Verdes, Avonlea y demás. Estoy segura de que, como a mí, esta lectura te llevará a conocer ese mundo de fantasía de esta niña tan peculiar, a ver la naturaleza con otros ojos y a apreciar la amistad mucho más que antes. En serio, ¿a qué esperas para disfrutar de este clásico?

Cristina Monteoliva