sábado, 28 de noviembre de 2020

Reseña: VAMPIROS, PRÍNCIPES DEL ABISMO, de Juan Antonio Sanz.

 

Título: Vampiros, príncipes del abismo

Autor: Juan Antonio Sanz

Publica: Editorial Almuzara

Páginas: 296

Precio: 19,95 € 

No creo que ciertas coincidencias que observamos a lo largo de la historia en distintos lugares del mundo, en principio no conectadas entre sí, tengan su explicación en la visita de seres de otros planetas, como afirman en ciertos programas de televisión. Esto no quita que estas coincidencias no me llamen la atención, especialmente aquellas que tienen que ver con los vampiros. La búsqueda personal del origen del mito, de sus características en los distintos lugares de nuestro planeta, etc ha inspirado a muchos autores. Uno de ellos es el periodista Juan Antonio Sanz, cuyo libro, Vampiros, príncipes del abismo, comentaremos en este artículo.

Vampiros, príncipes del abismo, como bien indica el subtítulo que encontramos en su portada, Crónicas de vampiros, nosferatus y otros no-muertos, es un libro que nos habla de la figura del vampiro y de todos aquellos que podemos relacionar con él en la literatura y el folclore popular a lo largo y ancho del mundo. El libro, escrito durante el primer confinamiento que hemos vivido en este fatídico 2020, nos da testimonio de un periplo personal de su autor durante años en distintos países: Rumanía (la visita a Transilvania es inevitable si eres un buscador de vampiros ávido de documentación), Grecia, Rusia, Japón, Serbia, Estados Unidos, etc. Se trata esta de una búsqueda que comenzaría en realidad en la niñez, pues ya a temprana edad Juan Antonio Sanz se interesaría por las historias de miedo para niños protagonizadas por terroríficos reaparecidos. La idea de estudiar a los vampiros en sus distintas formas (strigois, lamias, dhampiros, upiros, etc) iría madurando con los años, hasta llegar a convertirse en más que un pasatiempo para nuestro periodista que, gracias a su profesión, podría, a lo largo de los años, visitar distintos lugares del planeta para averiguar todo lo preciso sobre estos seres.

Podemos decir que este, además de un manual sobre vampiros, es un libro de viajes, si bien el buscador de vampiros no es un viajero cualquiera. Así, la mayoría de los capítulos se nos presentan como memorias viajeras de su autor donde se entremezclan los paisajes, las vivencias personales, las leyendas, los cuentos, las características de los no muertos de los distintos lugares visitados y las enseñanzas de un buen número de libros de cabecera, de los que destacaremos la novela Drácula, de Bram Stoker (madre, sin duda, del vampiro moderno), The vampire in Europe, del  reverendo y gran upirólogo Montague Summer, y The land beyond the forest, de Emily Gerard. (La bibliografía completa, como suele ser habitual en este tipo de manuales, la encontraréis al final del libro).

Mitos, leyendas, dioses y monstruos. El estudio de los vampiros es tan apasionante como complejo: cada cultura parece tener su propia versión del no muerto, si bien siempre podemos encontrar ciertas similitudes, como la creencia en la magia negra o la necesidad de tomar sangre de casi todos estos seres. También descubriremos, gracias a este manual, que los vampiros suelen estar relacionados con los lugares en los que se encuentran.

El autor, si bien no quiere entrar en el terreno de los vampiros psíquicos, sí presta atención a los cazadores de vampiros, destacando la figura del Conde de Cabrera, un español que fue a realizar estas funciones en Rumanía.

Vampiros, príncipes del abismo, es, en definitiva, un excelente manual sobre no muertos, escrito en parte de forma objetiva, en parte desde la subjetividad de su autor, con el que conocer las distintas formas que tienen de manifestarse los vampiros o los no muertos en el planeta, además de un libro de viajes y las memorias de un periodista, Juan Antonio Sanz, siempre en busca de la verdad tras el mito. Y tú, ¿a qué esperas para comenzar esta emocionante expedición? ¿O es que temes caer en las redes de los vampiros?

Cristina Monteoliva

 

© Cristina Monteoliva.