Título: Un romántico indocente
Autora: Rosario P. Blanco
Publica: Editorial Artificios
Páginas: 158
Precio: 12 €
Hay quien pensará que dar clases en un
centro para adultos es pan comido. Al fin y al cabo, se supone que los alumnos
asisten a las clases por propia voluntad (no como los adolescentes, que muchas
veces se ven obligados a cursar el bachillerato forzados por sus padres). Además,
este tipo de alumnos (también en teoría) tienen cierta madurez. Pero, ¿qué pasa
con los problemas entre la organización del centro? ¿Acaso estos no van a ser
los mismos en unos institutos y en otros? O incluso puede que lleguen a ser
peores, pienso tras la lectura de Un
romántico indocente, la novela de Rosario P. Blanco de la que hoy os voy a
hablar.
Eduardo es un joven
profesor de lengua y literatura que vaga sin rumbo de instituto en instituto.
Convencido de que su vida será mucho más fácil dando clases a alumnos adultos
en vez de adolescentes, decide pedir plaza para el curso 2001–2002 en un centro
de educación de adultos de Carabanchel. Sin embargo, como pronto podrá
descubrir Eduardo, su nuevo instituto no se diferencia mucho a otros en los que
ha estado. Y es que en este no solo hay varios alumnos de carácter difícil,
sino también profesores con ganas de rebelarse ante el director, al que algunos
tienen por un pequeño dictador. Movido por su amor por una profesora, Eduardo
acabará involucrándose en las acciones políticas del centro, lo que le traerá
consecuencias tanto positivas como negativas. ¿Le merecerá la pena haberse
implicado al final?
Eduardo, el
protagonista absoluto y narrador de esta historia, es un profesor de lengua y literatura
especializado en el romanticismo. Harto de dar clases a adolescentes, decide
probar suerte en un centro para adultos. Allí conocerá a Cristina, una
profesora que le da una de cal y otra de arena en el amor. Por ella se
implicará en la revuelta en contra del director del instituto, un tipo
anticuado que hace y deshace a su antojo en el centro. Esto le traerá cosas
positivas, pero también otras que no tanto.
Esta es la historia de
un hombre enamoradizo, idealista y un tanto vago que se deja manipular hasta el
punto de hacer algo hasta entonces impensable para él: implicarse en la
organización del centro educativo en el que trabaja. Como buen romántico,
Eduardo vive su proceso de enamoramiento por una compañera con cierto
dramatismo y desasosiego. Pero, ¿quién sabe? Quizá su historia prospere. O tal
vez el amor esté donde menos se lo espere.
Por un lado, tenemos la
relación de Eduardo con sus compañeros de profesión; por otro, aquella que
mantiene con sus alumnos: personas de distintas edades y motivaciones que le
harán comprender que a veces aquellos que han pasado con creces la edad del
pavo tampoco están por la labor de ponérselo fácil al profesor, lo que no quita
que entre ellos pueda surgir relaciones de complicidad, incluso de amistad.
Aunque las idas y
venidas de los personajes, sus evoluciones y sus complicadas psicologías están
muy bien marcadas en esta novela, para mí lo más interesado ha sido descubrir
ese submundo de la organización de los centros educativos. Lo que la historia
nos viene a enseñar es que todo centro de enseñanza, ya sea de niños,
adolescentes o adultos, se parecen en cuanto a que todos tienen su director, su
jefe de estudios, sus representantes de alumnos y sus profesores, y que a veces
no todos son capaces de ponerse de acuerdo a la hora de llevar las tareas del
colegio o instituto adelante.
Un
romántico indocente, en definitiva, es una peculiar novela
sobre la educación de adultos, el amor romántico, la manipulación, las
relaciones entre profesores y alumnos y aquellas que se dan en la organización
de un centro. Sus momentos románticos, alegres y dramáticos, así como lo
interesante de los temas que la historia toca, hacen de este libro una novela
ideal para muchos tipos de lectores. Uno de ellos podrías ser tú. ¿Te atreves a
comprobarlo?
Cristina Monteoliva