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domingo, 31 de julio de 2016

Reseña: UN ROMÁNTICO INDOCENTE, de Rosario P. Blanco.

Título: Un romántico indocente
Autora: Rosario P. Blanco
Publica: Editorial Artificios
Páginas: 158
Precio: 12 €

Hay quien pensará que dar clases en un centro para adultos es pan comido. Al fin y al cabo, se supone que los alumnos asisten a las clases por propia voluntad (no como los adolescentes, que muchas veces se ven obligados a cursar el bachillerato forzados por sus padres). Además, este tipo de alumnos (también en teoría) tienen cierta madurez. Pero, ¿qué pasa con los problemas entre la organización del centro? ¿Acaso estos no van a ser los mismos en unos institutos y en otros? O incluso puede que lleguen a ser peores, pienso tras la lectura de Un romántico indocente, la novela de Rosario P. Blanco de la que hoy os voy a hablar.
Eduardo es un joven profesor de lengua y literatura que vaga sin rumbo de instituto en instituto. Convencido de que su vida será mucho más fácil dando clases a alumnos adultos en vez de adolescentes, decide pedir plaza para el curso 2001–2002 en un centro de educación de adultos de Carabanchel. Sin embargo, como pronto podrá descubrir Eduardo, su nuevo instituto no se diferencia mucho a otros en los que ha estado. Y es que en este no solo hay varios alumnos de carácter difícil, sino también profesores con ganas de rebelarse ante el director, al que algunos tienen por un pequeño dictador. Movido por su amor por una profesora, Eduardo acabará involucrándose en las acciones políticas del centro, lo que le traerá consecuencias tanto positivas como negativas. ¿Le merecerá la pena haberse implicado al final?
Eduardo, el protagonista absoluto y narrador de esta historia,  es un profesor de lengua y literatura especializado en el romanticismo. Harto de dar clases a adolescentes, decide probar suerte en un centro para adultos. Allí conocerá a Cristina, una profesora que le da una de cal y otra de arena en el amor. Por ella se implicará en la revuelta en contra del director del instituto, un tipo anticuado que hace y deshace a su antojo en el centro. Esto le traerá cosas positivas, pero también otras que no tanto.
Esta es la historia de un hombre enamoradizo, idealista y un tanto vago que se deja manipular hasta el punto de hacer algo hasta entonces impensable para él: implicarse en la organización del centro educativo en el que trabaja. Como buen romántico, Eduardo vive su proceso de enamoramiento por una compañera con cierto dramatismo y desasosiego. Pero, ¿quién sabe? Quizá su historia prospere. O tal vez el amor esté donde menos se lo espere.
Por un lado, tenemos la relación de Eduardo con sus compañeros de profesión; por otro, aquella que mantiene con sus alumnos: personas de distintas edades y motivaciones que le harán comprender que a veces aquellos que han pasado con creces la edad del pavo tampoco están por la labor de ponérselo fácil al profesor, lo que no quita que entre ellos pueda surgir relaciones de complicidad, incluso de amistad.
Aunque las idas y venidas de los personajes, sus evoluciones y sus complicadas psicologías están muy bien marcadas en esta novela, para mí lo más interesado ha sido descubrir ese submundo de la organización de los centros educativos. Lo que la historia nos viene a enseñar es que todo centro de enseñanza, ya sea de niños, adolescentes o adultos, se parecen en cuanto a que todos tienen su director, su jefe de estudios, sus representantes de alumnos y sus profesores, y que a veces no todos son capaces de ponerse de acuerdo a la hora de llevar las tareas del colegio o instituto adelante.
Un romántico indocente, en definitiva, es una peculiar novela sobre la educación de adultos, el amor romántico, la manipulación, las relaciones entre profesores y alumnos y aquellas que se dan en la organización de un centro. Sus momentos románticos, alegres y dramáticos, así como lo interesante de los temas que la historia toca, hacen de este libro una novela ideal para muchos tipos de lectores. Uno de ellos podrías ser tú. ¿Te atreves a comprobarlo?
Cristina Monteoliva