Título: La novia del lobo
Autora: Aino Kallas
Traducción: Luisa Gutiérrez
Ilustraciones: Sara Morante
Publica: Nórdica Libros
Páginas: 128
Precio: 18 €
Los hombres lobo y las brujas, esos
personajes fantásticos que tan románticos nos pueden parecer hoy en día, eran
seres de cuya existencia no se dudaba hasta hace no tanto. La existencia de
estos seres en la cultura popular, esta enraizada creencia, era la excusa
perfecta para condenar por brujería a muchos inocentes. Seres a los que sus
vecinos les cogían manía por ser diferentes, por no ceñirse al guion
preestablecido. De esto y mucho más nos habla La novia del lobo, la novela corta de Aino Kallas ilustrada por
Sara Morante y publicada por Nórdica Libros.
Nos situamos en
Hiiumma, una isla boscosa en el lado oeste de Estonia, en el siglo XVII.
Priidik es un guardabosques soltero del lugar. Un día, se encuentra con un
grupo de mujeres que lavan sus ovejas. Entre ellas está Aalo, una bella
doncella que trata con mimo a los animales. Priidik se enamora de ella y pronto
la hace su esposa. Tras el nacimiento de su primera hija, sin embargo, todo
cambia en la relación de ambos. La gente del pueblo está convencida de que Aalo
se va con los lobos a hacer daño y Priidik acaba por creer lo mismo. ¿Qué
verdad se esconde en estas páginas? ¿Conseguirá convencer Aalo a su marido de
que sigue queriéndole? ¿Hasta dónde llegarán los vecinos en su afán por
demostrar que Aalo es malvada?
Comienza esta novela
afirmando, entre otras cosas, que la historia ante la que estamos es totalmente
verdadera, pues así quieren que lo creamos tanto el estricto narrador de
fuertes creencias religiosas como los vecinos de Hiiumma. Pronto descubriremos,
sin embargo, que todo puede ser tan real como la gente quiera creer, y que en
el siglo XVII ser mujer y diferente era algo que había que castigar muy
severamente.
Aalo, nuestra
protagonista, es una mujer callada que tiene una particular relación con la
naturaleza. Tras el nacimiento de su primera hija, Aalo, según la narración, es
seducida por el Diabolus sylvarum, un
demonio del bosque, y convertida en mujer lobo. A partir de entonces, será
perseguida por sus vecinos, sin posibilidad de dar su versión de lo sucedido.
¿Existen los hombres
lobo y las brujas en esta pequeña isla? Desde el punto de vista del narrador,
por supuesto que sí. ¿Era Aalo un ser
maldito? También se da por hecho. Una lectura en profundidad, sin embargo, nos
revelará otros datos, una realidad triste y cruel. Y es que en el siglo XVII no
solo al que era diferente se le culpaba de brujería, sino que también las
desgracias que sucedieran (como una abundancia de lobos que mataran a mucho
ganado, por ejemplo) eran culpa de aquellos que habían sido señalados por la
comunidad.
Sin olvidar la buena
labor en la traducción de Luisa Gutiérrez, quisiera destacar especialmente la
genialidad del trabajo de Sara Morante, una de las mejores ilustradoras del
momento a nivel nacional. Una vez más, Morante ha sabido captar la esencia de la
historia para hacer que nos metamos de lleno en ella a través de unos dibujos
en donde destaca la luminosidad de Aalo, con ese fantástico pelo rojo, y la
oscuridad tanto del bosque como de los integrantes de la comunidad. Imposible
imaginar el texto sin el acompañamiento de las imágenes de Morante tras la
lectura de esta novela breve.
La
novia del lobo, en definitiva, es una historia breve
pero cargada de significado, ya que nos da la oportunidad de encontrar al menos
dos lecturas. En una primera, nos adentramos en lo más profundo del siglo XVII,
en un mundo en el que la gente creía en las brujas y en los hombres lobos, y
que se condenaba al prójimo en nombre de Dios. En la segunda, más profunda,
especulativa y cruel, descubrimos que en aquel tiempo el que ser diferente, tal
vez tener por una depresión postparto o por pasar mucho tiempo en el bosque, te
hacía alguien sospechoso y maligno, hasta el punto de que la gente creyera que
podías convertirte en un animal o realizar conjuros. Si existe una tercera
lectura, eso ya tendrás que decírmelo tú. Y espero que lo hagas pronto, justo
en cuanto te decidas a leer esta magnífica novela tan genialmente ilustrada.
Cristina Monteoliva