Una grieta en la noche es un libro de relatos formado por seis historias que
podrían ocurrir en cualquier gran ciudad, de esas que muchas veces aparecen en
los telediarios. Pero su autora va más allá y distorsiona esa realidad en un
juego de espejos donde lo cotidiano se vuelve insólito y nos conmueve o nos
perturba. Comienza con la historia de un muchacho que quiere seguir los pasos
de un mítico boxeador llamado La Chinche. Formalmente se trata de un largo
párrafo en el que no hay más punto que el que le pone final, y que nos deja sin
aliento tanto por cómo está escrito como por la historia que nos narra, la del
desarraigo y la inmigración. Si superamos la prueba de resistencia que supone
este relato trepidante seremos capaces de adentrarnos en los que vienen a
continuación. En ellos encontraremos, entre otros, a una madre que busca a su
hija desaparecida; a un policía obsesionado con el asesinato de una bruja; a
una muchacha que hospeda junto a su madre a su tío con discapacidad mental;
magia, fantasmas o la muerte en directo.
Pero hay
mucho más. A través de esa grieta que abre la brillante prosa de Laura Baeza
nos asomamos a la oscuridad y al vacío de la soledad en las grandes ciudades
donde puedes desaparecer sin que nadie se entere; a la impotencia frente a las
desapariciones y los feminicidios; a esas familias que son un lugar inhóspito y
hostil, un organismo complejo que evoluciona y se desmanda del orden
establecido; a la pérdida y al desarraigo. Baeza contempla también las grietas
que deja la violencia en sus víctimas, las fracturas emocionales que ocasiona,
y nos las muestra sin reservas. La fragilidad de esa grieta puede
resquebrajarse aún más y hacernos caer en el abismo.
La ciudad
de México es el escenario ideal: inabarcable, anónima, caótica; y se convierte
en otra protagonista más de Una grieta en la noche. La autora
distorsiona la realidad para que el lector se aventure a mirar a través de esa grieta
donde se esconden mundos oscuros e insólitos. A través de esa fisura nos
muestra la vulnerabilidad del ser humano, sus miedos, que muchas veces son los
nuestros. Nos presenta la infancia como un espacio en el que nacen la mayoría
de esos miedos; porque la infancia nos determina y nos hace ser quienes somos.
Laura Baeza quedó finalista del premio de narrativa breve
Ribera del Duero con este libro.
María Dolores García Pastor