Imaginad una ciudad en
la que abundan los detectives privados. Imaginad que todos se acaban
conociendo. Imaginad que existe un caso que todos intentan resolver. Pues de
eso y mucho más va Los detectives
perdidos, la brillante nueva novela de Leticia Sánchez Ruiz de la que hoy
hablaremos.
La
enigmática Andrea Cosano, novia del detective Casares Biel, ha desaparecido.
Incapaz de encontrarla por sus propios medios, Casares Biel acude a la agencia
de detectives de Homero y Aldara Rosales. Incapaces ellos también de resolver
el caso, subcontratarán a otra detective. Y así sucesivamente. ¿Será finalmente
algún investigador privado de la ciudad capaz de encontrar a Andrea Cosano?
Andrea
Cosano, la misteriosa novia del gran detective Casares Biel ha desaparecido. Al
despertar una mañana, su amado no la encontró en su cama. Del armario faltaban
nada más y nada menos que dos abrigos. En su lugar de trabajo, un concurrido
bar, no saben nada de ella. No hay ninguna pista, pero sí muchos detectives que
se agarrarán al más mínimo indicio para intentar encontrarla en cualquier
rincón de la ciudad o fuera de ella.
Todo
empieza con la contratación de dos detectives por parte de Casares Biel: un
padre y una hija con más ganas que experiencia. Aunque le ponen empeño, no
consiguen encontrar a la mujer desaparecida, por lo que deciden contratar a
otra detective, una antigua periodista de sucesos. Los detectives se irán
sucediendo de esta manera, y todos irán cayendo como piezas de ajedrez. Cuando caiga
la última pieza, nos daremos cuenta de que entre todas formaban una magnífica
figura: un rompecabezas literario tan sofisticado como divertido y bello. La
cuestión es: ¿conseguiremos también, de paso, encontrar a Andrea Cosano?
Esta
novela tiene también mucho de muñeca rusa, pues parece que de un detective
siempre acaba saliendo otro u otros. A diferencia de las muñecas rusas, sin
embargo, nuestros detectives no se parecen entre sí. Así, nuestros personajes serán
novatos, amantes del periodismo de sucesos, seductores, interesados solo por
los hechos del pasado, coleccionistas de libros firmados e incluso criaturas
con poderes paranormales. El narrador de esta historia, los conoce al detalle y
no duda en contarnos tanto lo que hacen en el presente de la historia como lo
que vivieron en el pasado.
Los detectives perdidos,
en definitiva, es una novela corta con una gran musicalidad interna (es como si
los personajes estuvieran siempre bailando al son del narrador). También de
ella podemos decir que es altamente intensa: aquí no paran de suceder todo tipo
de hechos, cuanto más disparatados, mejor. Por supuesto, esta obra supone un
gran homenaje a todas las grandes obras de detectives; pero, sobre todo, es un
arma literaria poderosa. Dicho esto, ¿a qué esperas para conocer a todos los
interesantes detectives privados que viven en ella?
Cristina Monteoliva