Queridos
amigos de La
Orilla de las Letras,
como
veis, tras el parón de la sección de entrevistas, hemos vuelto con más fuerza
que nunca. La tercera de este mes de septiembre pandémico es la que nos ha
concedido el autor, director de teatro y
cine, Julián Quintanilla.
Julián
Quintanilla
(Badajoz, 1975) es reconocido por sus adaptaciones de obras teatrales
francesas, premiadas en su gran mayoría con el Premio Molière. En más de veinte países ha estrenado los textos. Toc Toc, Locos por el té, Los bonobos, El
espíritu burlón, Guillermito y los niños, ¡a comer!, son algunos de sus
títulos interpretados y dirigidos por figuras de primer nivel en el ámbito
teatral iberoamericano. Su último texto teatral, Mi abuela, la loca, basado en la novela homónima de José Ignacio
Valenzuela, se estrenará en Argentina en 2021, protagonizado por los
legendarios intérpretes Norma Aleandro y Óscar Martínez.
En
2016 estrena el mediometraje El
mundo entero, cualificado a los Oscar y candidato a los Goya en 2018, así
como ganador de cuarenta y cuatro premios internacionales, entre los que
destaca el Best Live Action Short Film
del Festival Internacional de Cleveland. La
vida entera es su primera novela y la obra que da continuación a las
aventuras de La Chary y su hijo Julián, protagonistas también de El mundo entero. Hablamos con su autor
sobre esta novela, pero también sobre otros temas. ¿Y qué tal si te quedas a
leer esta entrevista para ver qué nos cuenta Julián Quintanilla? ¡Vamos, a
leer!
¿Qué
tipo de libros sueles leer?
Soy un apasionado de las
novelas de ficción. Y poesía. La poesía me chifla. La literatura española
clásica y contemporánea es mi pasión fundamental. Después tengo tendencia a
leer autores europeos -sobre todo franceses por mi formación académica- aunque
también iberoamericanos. Los escritores de América Latina son fuente de placer
infinita. Mi novela bebe de las fuentes del realismo mágico, pues es un
procedimiento literario que me hace soñar que un mundo mejor es posible y me
activa la imaginación para inventarme un estilo personal.
¿Qué
ha de tener para ti un buen libro?
Una voz tan personal que me
traspase entero.
¿Cuándo
comenzaste a escribir?
Con
quince años. Profesionalmente desde 2005. Vivo de escribir teatro.
©
Julián Quintanilla.
La inspiración: ¿te caza a ti o eres tú la que suele ir a cazarla?
La alegría que me provoca escribir es mi mayor inspiración. Cuando escribo, intento volver a ser aquel niño pequeño que era libre como el viento, para que la inspiración esté siempre ahí conmigo.
¿Ha
cambiado la covid19 tus rutinas como escritor?
Me
ha cambiado por dentro y, por tanto, ha modificado de alguna manera la forma en
la que me enfrento a la escritura. Todo afecta.
Debutas
como novelista con La vida entera,
obra que continúa con lo que ya comenzaste en el mediometraje El mundo entero. Ambas obras están
dedicadas a La Chary, tu madre. ¿Cómo se te ocurrió escribir precisamente sobre
ella y sobre ti mismo, al fin y al cabo?
En la escuela de
guionistas de París, donde me terminé de formar como escritor, aparecía en
todos mis escritos un personaje tremebundo de forma recurrente. Hasta que me di
cuenta de que esa mujer era La Chary, la madre que me parió. Y de que yo la
había tenido en mi casa para poder escribirla. Me di cuenta de que el personaje
más tremebundo que he conocido vivía en mi casa. Me tiré dos años diciendo,
mientras promocionaba el mediometraje, que La Chary podía ser la heroína de una
epopéyica novela de realismo mágico. Lo dije tanto que he terminado por hacerlo
realidad.
¿Y
cómo se te ocurrió escribir autoficción desde, digamos, una perspectiva tan
original y personal?
Porque la lucha de La Chary fue una lucha real. Se enfrentó a todos los estratos de una sociedad muy atrasada de una forma luminosa. Es muy importante para mí que se sepa que muchas mujeres como ellas existieron y lo dieron todo para que el mundo fuera mejor.
© Paco Navarro.
¿Te
ha servido como catarsis la escritura de esta obra?
Una
vez me preguntaron si mi novela era un ejercicio para sobreponerse al
desconsuelo. Rotundamente no. Porque no puede haber desconsuelo, ni catarsis,
ante el grandísimo amor que mi madre me dio durante el tiempo que estuvo aquí.
Me vale para 50 vidas. No he escrito la novela para llorar la muerte de mi
madre. La he escrito para celebrar su paso por la vida. Es una invitación a la
alegría. A la certeza y esperanza de que es posible un mundo mejor. Y para
compartir con el mundo su manera de vivir, que me parece absolutamente
revolucionaria.
¿Crees
que si La Chary estuviera viva estaría satisfecha con cómo han quedado La vida
entera y El mundo entero?
Con
‘La Vida Entera’ estaría muy satisfecha. Pero La Chary ya no está. Al menos en
este plano. Cambiaría toda mi carrera y toda mi vida solo por verla un día
entero.
La
Chary siempre se aparece ante su hijo Julián
para pedirle algo. ¿Crees que tras El mundo entero le quedan cosas por
pedirte?
Hay
que leer la novela para saberlo pues esta pregunta queda resuelta en el
capítulo final.
¿Qué
esperas que los lectores encuentren en La Vida Entera?
La
Chary te va a hacer probar el sabor de la libertad y te va a quitar todos tus
miedos para siempre. A mí esa portentosa mujer me sigue enseñando a vivir.
¿Qué
nuevos proyectos literarios tienes en marcha?
La
publicación de mi obra teatral ‘Mi abuela la loca’ que estrenará Norma Aleandro
en 2021 en Buenos Aires. El prólogo de la pieza lo ha hecho ella.
¿Te
gustaría añadir algo antes de terminar esta entrevista?
Si La Chary puede cambiar las
cosas después de muerta, tú también.
¡Pues ojalá! Sería
fantástico, desde luego.
Muchas
gracias, Julián, por tu tiempo, tus
palabras y tus fotos. Esperamos que La
Chary dé guerra durante mucho tiempo con La vida entera, es decir, que tenga muchos lectores y pronto te
animes a continuar sus aventuras en formato novela o en el que se tercie.
Y
a vosotros, amigos de La Orilla de las
Letras, gracias por estar un día más al otro lado.
Cristina Monteoliva