Queridos
amigos de La
Orilla de las Letras,
la
pandemia de este 2020 avanza en el mundo, pero no nos detenemos. El virus nos
está robando la primavera, no así las ganas de leer y dar a conocer tanto los
libros como a sus autores. Autores como José
Luis Romero Campillos, nuestro entrevistado de hoy.
José
Luis Romero Campillos es licenciado en Psicología y escritor de relato y novela
de los géneros gótico y terror. Si bien también ha publicado un libro de
relatos, Fantasmagoría, hablamos con
él, entre otros temas en esta entrevista, sobre su novela corta vampírica de
título Lágrimas de una eternidad
carmesí.
Dicho
esto, os dejamos ya con las palabras del autor:
¿Cuándo
comenzaste a escribir?
Hola, Cristina.
Pues
no podría señalar con exactitud cuál fue el momento en el que empecé a
escribir, pero sí te puedo contar que, de pequeño, con unos diez u once años de
edad, elaboraba una especie de cuadernillos recortando hojas de las libretas del
colegio que grapaba posteriormente y en las que dibujaba los personajes de una
serie de animación muy famosa en aquella época creando nuevas historias en base
a dichos personajes. Después, durante la adolescencia, escribí algún relato
fantástico sin ninguna trascendencia, incursionando ya en el ámbito del terror.
Fue años más tarde, en un momento de mi vida en el que trabajaba a media
jornada y en el que, por tanto, disponía de más tiempo libre cuando empecé a
retomar esa afición que desde siempre ha latido en mi interior, dando lugar a
un conjunto de textos que se mueven a caballo entre el gótico y el terror y que
fueron recopilados en un libro de relatos titulado “Fantasmagoría” (previo a
“Lágrimas de una eternidad carmesí”), autopublicado en la plataforma de
impresión bajo demanda “Bubok”, y posteriormente también a través de la
desaparecida editorial “Valentia Autores”.
¿En
qué género, relato, novela o poesía puedes decir que te encuentras más cómodo?
Como lector, a mí me gusta
cualquiera de los tres, aunque reconozco que con lo que más disfruto
generalmente es con la prosa poética, razón por la cuál intento acercarme a dicho
estilo en la mayor parte de mis escritos.
Respondiendo a la pregunta que formulas, a la hora
de escribir creo que el relato es el formato con el que me siento más
identificado (tanto el relato breve como el microrrelato) y en el que más he
centrado mis intentos de creación literaria. Una novela requiere un exhaustivo
trabajo a distintos niveles (planificación, investigación, una línea argumental
coherente que conecte las distintas subtramas, etc.), así como poder disponer
de tiempo para plasmar estas cuestiones por escrito, razones (ambas) por las
cuáles me decanto más por el relato. Aunque “Lágrimas de una eternidad carmesí”
se puede conceptualizar como una novela corta, yo me refiero a ella en muchas
ocasiones como un “cuento largo”, puesto que creo que cumple más con los
requisitos de un cuento que con los de una novela propiamente dicha (exceptuando
la cuestión de la extensión).
¿Recuerdas
cuándo comenzaste a interesarte por la literatura de terror y las
ambientaciones góticas?
Mi acercamiento al género
proviene más del ámbito cinematográfico que del literario, en un primer momento.
Recuerdo la impresión que me causaban de pequeño las películas de temática
vampírica de la productora británica Hammer, protagonizadas en la mayor parte
de los casos por Christopher Lee y Peter Cushing, o el ciclo de largometrajes
que Roger Corman dedicó a adaptaciones libres de relatos de Edgar Allan Poe,
por poner un par de ejemplos. Se trataba de filmes con una sugerente
ambientación gótica, bastante característica, que dotaba a las imágenes de una
cierta decadencia y un carácter tenebroso y en ocasiones etéreo e incluso
sensual, que me fascinaba. Fue a partir de ese momento cuando empecé a buscar
el equivalente de dichas ambientaciones en la literatura.
©
José Luis Romero Campillo.
¿Por
qué escribir todavía hoy en día relatos de vampiros?
A pesar de que probablemente
ya todo esté dicho en relación a esta temática, considero que los cuentos de
vampiros continúan resultando efectivos como metáfora de cuestiones
fundamentales que afectan y preocupan al ser humano y a la sociedad (el
depredador que ocupa el escalón superior en la pirámide alimentaria y trata a
muchos animales únicamente como comida, la explotación de las clases más
humildes a cargo de las económicamente poderosas, las adicciones, el sueño de
la consecución de la eternidad… Quizás en este momento podríamos incluso
establecer similitudes entre ciertas características del vampirismo y el
funcionamiento de terribles pandemias como ésta a la cual nos estamos
enfrentando). En mi opinión, los relatos de vampiros suelen conjugar elementos
tan sugerentes y fascinadores como la seducción, la sensualidad, la oscuridad,
la perversión, el horror, la maldad en estado puro y la inmortalidad, entre
otros elementos afines al género, elementos que muchos de nosotros continuamos
buscando en la literatura en la actualidad.
¿Drácula
o Carmilla?
Ambas novelas constituyen
puntales básicos en la literatura acerca de la figura del vampiro, y son
algunas de mis mayores influencias. A pesar de todo, a mí, personalmente,
aunque me encantan las dos historias, es “Drácula” la que más me gusta. Me encanta
la disposición epistolar del texto, complementada con entradas de diarios
personales de los personajes, recortes de prensa, etc. Me resultó muy original
y efectiva dicha forma de afrontar la narración. Y por supuesto, me encantan
tanto el personaje como la trama.
¿Cómo
surgió la idea de escribir Lágrimas de
una eternidad carmesí? Llevaba bastante tiempo dando
vueltas a la idea de escribir una novela de ambientación gótica y temática
vampírica. Previamente había escrito algunos relatos relacionados con dicha
temática (algunos de ellos recogidos en “Fantasmagoría”), pero sentía la
necesidad de intentar crear una historia al estilo clásico más extensa y algo
más profunda, y de tratar de aportar mi pequeño grano de arena a este género
que desde siempre me ha apasionado.
©
José Luis Romero Campillo.
¿Edgar
o Cassandra? ¿Cuál de los hermanos es tu favorito y por qué?
Pues no me lo había planteado
nunca... Esto que voy a decir es un tópico, pero es cierto; ambos son como mis
hijos… Supongo que Edgar, quien, aunque no es ningún ángel, a pesar de las
circunstancias y del cambio vital al que se enfrenta a medida que va avanzando
la novela, no termina de perder totalmente los sentimientos que le acercan a
los que antes habían sido sus congéneres. El personaje de Cassandra representa
más cuestiones como el egoísmo y la maldad.
¿Por
qué los vampiros de Lágrimas de una
eternidad carmesí cambian de nombre una vez que dejan de ser humanos?
En cierto modo, considero que
los personajes de las historias de vampiros cambian cuando renacen en su nueva
condición; han dejado de ser humanos y por tanto, una forma de proporcionar
identidad a su nueva existencia es esa especie de “bautismo de sangre” por el
cual el ser “creador” proporciona un nuevo nombre a su “creación”.
¿Podrá
alguna vez ser feliz Edgar?
Eso es algo que dejo abierto
a la interpretación del lector/a.
¿No
crees que la historia de Lágrimas de una
eternidad carmesí habría dado para más páginas?
Quizás se hubiera podido
alargar algo la trama, mucha gente me ha sugerido la creación de una segunda
parte. De todos modos, en el momento en que fue escrita, decidí que la historia
fuera autoconclusiva. Quería contar una historia en concreto y no quería
introducir demasiados elementos intrascendentales o “de relleno” en la misma.
Creo que eso ha influido bastante en la extensión final de la historia, más
corta quizás de lo que podría haber sido.
¿Qué
nuevos proyectos literarios tienes en marcha?
Pues en estos momentos tengo
la escritura algo abandonada por diversas circunstancias “de causa mayor”, como
se suele decir, aunque este pasado año finalicé una nueva colección de relatos
y microrrelatos pertenecientes (una vez más) a los géneros gótico y de terror y
que algún día quizás puedan llegar a ver la luz.
¿Te
gustaría añadir algo antes de terminar esta entrevista?
Me gustaría expresar mi
agradecimiento público una vez más tanto a Ediciones Alféizar, editorial que se
hizo cargo de la edición de la novela (previamente autoeditada) en octubre del
pasado año, como a todas aquellas personas que han mostrado su apoyo a mis
textos desde que me decidí a sacarlos del cajón, y especialmente en esta
ocasión, a ti, Cristina, por tu amabilidad y la disposición mostrada para leer
la novela y realizar tanto una reseña de la misma, como esta entrevista. Mil
gracias y mucha suerte tanto en tu faceta de escritora como de reseñista… Y,
por supuesto, mucho ánimo y mucha fuerza a todo el mundo para continuar
luchando contra esta crítica situación que nos está tocando vivir.
Muchas
gracias a ti, José Luis, por tu tiempo, tus palabras, tus fotos personales y, por
supuesto, tus buenos deseos hacia la persona que, en esta ocasión, te ha
entrevistado.
Esperemos
que este espacio os haya interesado a todos vosotros, lectores del blog.
Gracias también por estar una vez más al otro lado.
Cristina Monteoliva