Título: Olinka
Autor: Antonio Ortuño
Publica: Seix Barral
Páginas: 248
Precio: 18,50 €
Los años de bonanza económica
propiciaron la subida de los precios de las viviendas y el auge de la
construcción de nuevas edificaciones, a veces, en los lugares más exóticos o insospechados.
Aunque en España el fenómeno haya sido especialmente alarmante, por la
posterior crisis económica y social que produjo abandono de las construcciones
y desahucios, también otros lugares del mundo se han visto afectados por este
declive. Lugares como Guadalajara, en México, la ciudad de Olinka, la nueva novela de Antonio Ortuño. Si quieres saber qué más
puede ofrecerte este libro, solo tienes que seguir leyendo esta reseña.
Aunque dijeron que tan
solo tendría que estar en la cárcel un año, a lo sumo dos, para pagar por los
errores de su suegro, Aurelio Blanco, Yeyo, se ha pasado hasta quince tras las
rejas. Una vez puesto por fin en libertad, en vísperas de las fiestas
navideñas, y sin nada mejor que hacer, Yeyo decide visitar a su mujer, a la que
le faltó tiempo para dejarle en cuanto él entró en prisión, y a su hija, una
joven a la que prácticamente no conoce y que está convencida de que su padre es
una mala persona. También irá a ver a su suegro, por supuesto, a la ahora
ruinosa urbanización de Olinka. Toda la familia acabará de nuevo reunida por
Navidad. Pero, ¿habrá amor y concordia entre ellos cuando quedan tantas viejas
cuentas por saldar aún? ¿Saldrán todos vivos de allí?
Aurelio Blanco, Yeyo,
es un hombre que ha pasado en prisión los últimos quince años para proteger a
una mujer y a una hija que le detestan sin que él pueda llegar a entender por
qué. Cuando las cosas se complicaron, quince años atrás, no vio otra cosa que
hacer que ayudar a su suegro, el constructor Carlos Flores, con el problema
judicial consecuencia de la desaparición de los antiguos habitantes de Olinka y
el descubrimiento de los norteamericanos del blanqueo de dinero que se estaba
llevando a cabo en la urbanización (práctica común, a la postre, en toda la
ciudad de Guadalajara). Yeyo acabaría
pagando un alto precio por ello. Y ahora ha de vengarse. O, al menos,
defenderse del supuesto ataque que le aseguran sus abogados que recibirás por
parte de su suegro.
Si bien la primera
parte de esta novela se centra en el presente de Aurelio Blanco, pronto, en los
siguientes apartados, conoceremos no solo su pasado, sino también el de los
otros personajes que han de encontrarse, irremediablemente, en Olinka para
saldar cuentas: Carlos Flores, el ambicioso constructor que se empeñó en
conseguir unas tierras para edificar la urbanización de sus sueños y acabó
fracasando estrepitosamente; Alicia, la hija caprichosa que empezó ya en la
adolescencia a utilizar a Aurelio, el que en un principio fuera su vecino, y
acabó despreciándole; y Carla, la hija que ha crecido creyendo que su padre,
ese hombre el que apenas recuerda, es una mala persona, y se refugia de todo y
todos en los brazos de su novia, Wendy. Como si se tratara de un personaje más,
el más importante de todos, en realidad, también conoceremos la historia de
Olinka, una historia que podría ser la de cualquier otro sitio marginal, en un
principio, que, en un momento dado se convertiría en el capricho de gentes
adineradas. Así, Olinka, la urbanización que debía de ser el lugar de retiro de
personas cultas, acabaría convirtiéndose en una ruina en la que solo unos
cuantos propietarios habitarían.
Y hasta ahí os puedo
contar de la trama de esta peculiar novela (los que ya hayáis leído antes a
Antonio Ortuño sabréis de su estilo inconfundible) que nos presenta una gran
historia de denuncia social. El resto tendréis que averiguarlo vosotros mismos
a través de la lectura de este interesante thriller
negrísimo de personajes bien definidos que a veces rozan el patetismo,
situaciones cómicas y trágicas y urbanizaciones ruinosas que esconden más de un
delito. Una obra, sin duda, con la que reflexionar sobre lo que somos capaces
de hacer por los demás, el daño que la ambición le hace tanto a las personas
como al planeta en el que vivimos y hasta dónde vamos a llegar como
civilización. La pregunta es: ¿a qué esperas para poner rumbo a Olinka?
Cristina Monteoliva
©
Cristina Monteoliva.