Título: Ella duerme aquí
Autora: Dominique Sylvain
Traducción: Vanesa García Cazorla
Publica: Siruela
Páginas: 228
Precio: 19,95 € / 9,95 € (ebook)
Desde occidente tendemos a mirar hacia
Japón con ojos idealistas. Ojos que admiran la sabiduría oriental, la belleza
de sus paisajes, las costumbres comedidas. Japón, sin embargo, como cualquier
otro país, como cualquier otra cultura, tiene sus rincones oscuros. Rincones
que tal vez una inocente chica occidental no debería explorar sola. ¿O tal vez
sí? Sin duda, esto es algo que descubriréis a través de la lectura de Ella duerme aquí, la novela de Dominique
Sylvain ganadora del Premio Roman Interpol´art 2017 de la que hoy os vengo a
hablar.
Kate Sanders ha
desaparecido. De ella no saben nada ni Marie, su compañera de casa y profesión,
ni Yudai, su mejor amigo y reputado gigoló, ni Sanae, la dueña del club de
chicas de compañía en el que trabaja en Kabukicho, el barrio de los placeres de
Tokio. Todos empiezan a preocuparse cuando Jason, el padre de Kate, recibe una
foto de su hija con los ojos cerrados y un extraño mensaje: Ella duerme aquí. Jason
vuela desde Londres para averiguar que ha pasado. Una vez en Tokio, el padre de
la joven buscará apoyo en Yamada, el capitán de policía al cargo del caso, y
Marie. Todo parece indicar que a Kate le ha pasado lo peor que le podría
ocurrir. Pero, ¿quién podría querer acabar con ella? ¿Un desconocido psicópata?
¿Un cliente despechado? ¿O tal vez
alguien más cercano?
Kabukicho es el barrio
rojo de Japón: un lugar, en el que sin embargo, no se ejerce la prostitución de
la forma que podríamos pensar; al menos, no siempre. Así, en este barrio
encontramos hoteles destinados a las relaciones sexuales y bares que ofrecen
experiencias de, mismo tiepo, pero también otros clubes en los que hombres y
mujeres acuden solo para mantener una animada conversación con los chicas y
chicos de compañía mientras viven una fantasía en la que ellos y ellas son
poderosos y sus acompañantes de pago besan sus pies (más en sentido figurado
que en el real). En uno de estos locales trabaja la carismática e inteligente
Kate Sanders, una chica que acudió a Tokio por la fascinación que le producía
su cultura y enseguida supo encontrar un hueco en el mundo nocturno. Kate haría
cualquier cosa por llamar la atención de Jason, el padre ausente con el que
siempre ha estado obsesionada, aunque desaparecer de la manera que lo ha hecho
no parece algo que ella pueda hacer. Paradójicamente, Kate aparece muerta de la
misma manera que lo hicieron las víctimas de un asesino en serie que fue ejecutado
por sus crímenes, el mismo que también obsesionaba a la joven. ¿Qué querrá
significa todo esto?
El narrador de esta
original novela negra que nos introduce de lleno en la vida nocturna de Tokio
nos hace seguir a lo largo de la trama a tres de los personajes: Marie, la
amiga fiel de Kate, esa chica anodina de origen francés a la que la inglesa
siempre protegía, y que sueña con publicar la novela que acaba de escribir;
Yamada, el paciente capitán de policía que no es el mismo desde que pasara seis
meses en coma; y Yudai, el atormentado amigo de Kate, un chico de compañía tan
famoso y atractivo como para haber inspirado un manga de diez tomos y puede que
alguna otra historia más.
La historia se completa
con varias tramas secundarias que nos ayudan a conocer a sus personajes, los
temores de unos y las esperanzas de otros para, finalmente, entender qué y por
qué Kate ha muerto de la forma que lo ha hecho. No puedo avanzar nada de ellas,
sin embargo, sin destripar las claves de esta obra, por lo que tendréis que
leerla vosotros mismos y averiguarlo todo.
Ella
duerme aquí, en definitiva, es una novela negra que
nos transporta a los rincones más oscuros de Tokio así como a los de sus
personajes. Un obra muy cinematográfica protagonizada por personajes atractivos
y llenos de vida, algunos de ellos, difíciles de olvidar. Una lectura muy
recomendable tanto para los que buscáis buenas historias policiacas como para
los que sentís fascinación por todo lo que tenga que ver con Japón y la cultura
japonesa. Dicho esto, ¿a qué esperáis para haceros con un ejemplar?
Cristina Monteoliva
©
Cristina Monteoliva.