martes, 27 de agosto de 2024

Entrevista: MARÍA DEL MAR PEÑA MARTÍNEZ

 

Queridos amigos de La Orilla de las Letras,

volvemos a la carga con nuestras entrevistas, esta vez la que nos ha concedido la autora María del Mar Peña Martínez.

Aunque María del Mar Peña Martínez se dedique a la gestión de empresas, colabora en Radio y Televisión (Cruz de Guía, La Oculta Granada, Granada Tevé). Ha ganado diversos premios literarios en modalidad de poesía y relato. Su primera novela publicada es Las cinco en todos los relojes. Con ella ha ganado el Premio a la Mejor Autora Novel de Literatura Histórica Hislibris 2023.

Dicho esto, vamos por fin con las palabras de nuestra autora:

¿Cuándo comenzaste a escribir?

Gracias a mi madre, tuve gusto y acceso a la lectura desde muy pequeña. Recuerdo que, a los siete años, gané algunos concursos escolares de poesía. Imagino que aprendí a pensar narrando y, al final, era algo tan inevitable como previsible que en la preadolescencia, hacia los once o doce años, me pusiera a escribir con cierto sentido comunicativo.

¿Qué lecturas crees que te han influenciado como escritora?

Creo que todas y cada una de ellas: desde lo que más me ha gustado o calado hasta lo que no, porque realmente soy una lectora que escribe aquello que le gustaría leer. Pero, si echo la vista atrás y tengo que citar lecturas que hayan dolido tanto como para haber forjado mi voz lectora en la juventud, debo nombrar a Francisco de Quevedo, Agatha Christie, Arturo Pérez-Reverte, Miguel Delibes, Gabriel García Márquez, Mark Twain o Ana María Matute. Por supuesto, también Federico García Lorca, aunque la relación que guardo con él es algo más que literaria. 

© María del Mar Peña Martínez.

¿Qué estás leyendo ahora mismo? ¿Nos lo recomendarías?  

Estoy leyendo Hamnet, de Maggie O’Farrell, alternando con relecturas cuyo ejercicio me aporta sensaciones o automatismos al escribir (en este caso, La Odisea, en la edición de Blackie Books). Siempre recomiendo leer, casi cualquier cosa, y analizar lo bueno y lo malo de cada texto. En este caso, la de O’Farrell me parece una lectura soberbia, enriquecedora siempre que se tenga un hábito lector para este tipo de novela; y, en cuanto a los clásicos como el de Homero, siempre hay que volver a ellos regularmente. Con sus virtudes y defectos, las decisiones editoriales de Blackie Books son muy interesantes y una delicia estética.

¿Dónde encuentras la inspiración?

En los libros. La lectura me proporciona automatismos, una especie de voz interna que transforma en narración cualquier circunstancia cotidiana. Además, debo confesar que soy una apasionada de la hemeroteca y de las pequeñas historias adyacentes a la Historia: en los ratos libres de trabajo, soy aficionada a buscar información sobre hechos y personajes. También suelo leer publicaciones de diarios antiguos, donde encuentro un sinfín de tramas y personajes dignos de rescate. Tengo el gran defecto de analizar y destripar toda historia que leo —o veo: me pasa también en series y películas—, así que el examen de las estructuras y herramientas narrativas siempre me aporta un reto aplicable.

¿Relato, poesía o novela? Si solo pudieras escribir un género, ¿cuál sería?

Como lectora, me costaría muchísimo decantarme: cada uno tiene su momento y su espacio en mi vida… ¿qué dedo me corto que no me duela? Pero, de tener que elegir como me planteas, elegiría la novela. Como lectora, me refiero. Así que imagino que también a la hora de escribir. Disfruto la sensación de «haber estado ahí», «haber vivido eso» cuando leo un libro que te permite sumergirte en un lugar, un tiempo concreto, una circunstancia precisa. Como se dice: «Yo soy lo que he vivido más lo que he leído».

¿Por qué escribir novela histórica?

Al fin y al cabo, todos somos y seremos Historia algún día. La curiosidad que me produce poder vivir, a través de la lectura, entre ese conjunto de personas que me precedieron, me parece un privilegio. Por eso, como lo que me interesa contar es ese amasijo de lugares, sensaciones, hechos, emociones y acontecimientos que nos han traído hasta aquí, disfruto intentando poner por escrito la vida y las historias de la Historia. Leer Historia aséptica es académicamente recomendable, pero nunca todo es blanco o negro, sino un gris profundo y antiguo que viene estirándose hasta nuestros días. La novela histórica permite una implicación emocional más realista y explorar todos esos matices, vivir experiencias imposibles, dialogar con las personas, moverse por los lugares actuales con otra dinámica y con otra mirada: la de quienes somos por lo que fuimos.

¿Escribirías una novela de moda por dinero?

Ojalá fuera capaz. Me lo he planteado en muchas ocasiones pero no tengo la habilidad necesaria. Como digo, soy una lectora que escribe aquello que le gustaría leer y no me veo capacitada para hacerlo de otra manera. Vivimos unos tiempos de cambios rápidos y las modas, como dicen, son pasajeras. Encontrar una voz precisa, un tono adecuado y propio con las herramientas literarias apropiadas, es algo más que poner historias por escrito. No desdeño ningún estilo, ni me parecen mejores o peores: cada uno tiene su público y su espacio categórico. Pero sé hasta donde yo puedo o no puedo resultar competente.

La cinco en todos los relojes es tu primera novela publicada. ¿Qué puedes contarnos de ella?    

Sobre todo, que es una historia de la Granada que fue testigo del asesinato de García Lorca. Que entra, a través de dos narradores —uno en primera persona, íntimo, otro en tercera—, en la misma intimidad de dos protagonistas de aquellos espantosos sucesos. Que nuestra historia y nuestra ciudad hay que mirarla teniendo en cuenta que casi todo está interconectado. Hay muchísimas intrahistorias y cotilleos, llamémoslo así, que llaman la atención poderosamente y nos dan una vivencia más profunda y, por qué no decirlo, más terrible si cabe. Se trata de una novela bastante pausada, de ritmo lento, que pone bastante hincapié en los personajes y en los diálogos (fue un placer poder «hablar» con Federico), pero que destaca también a hombres y mujeres de capital importancia y valor, como Emilia Llanos. Las últimas horas de García Lorca vividas desde dentro, con todo el espanto y las sensaciones, con el privilegio de «estar allí», me han hecho disfrutar mucho. Y espero que también lo hagan los lectores.

¿Qué te llevó a autopublicar Las cinco en todos los relojes?

Una larga, profunda y quizá desastrosa decisión: respeto y amo tanto el mundo editorial que necesitaba conocer a fondo el inmenso trabajo que hay detrás del libro que sujetamos en las manos. Me propuse, pues, explorar cada uno de los pasos, con mayor o menor fortuna. Ahora puedo decir que sé lo que puedo ofrecer, lo que no; lo que puedo exigir y lo que no. Ha sido un amplio ejercicio para comprender la mecánica del proceso y valorar el esfuerzo y la profesionalidad contenidas en un puñado de páginas. Por supuesto, también se ven las cosas menos positivas tras las bambalinas, pero es de inmensa ayuda saber colocar cada cosa, y cada quien, en su lugar. Esto no resta ni un ápice del amor y pasión que siento por el universo de los libros: al contrario. Amar, de verdad, implica conocer las virtudes y defectos del amado.

Por otro lado, de forma más práctica, la novela desarrolla muchas intimidades familiares de personas reales, con sus nombres y apellidos. Temas controvertidos o delicados. Quise ser yo la responsable de todo lo que significa Las cinco en todos los relojes, para bien o para mal. A pesar de los triunfos y las derrotas, me sigue pareciendo la mejor decisión y volvería a tomarla sin dudar.

© María del Mar Peña Martínez.

¿Qué ha supuesto para ti ganar el premio a Mejor autora novel de Literatura Histórica Hislibris 2023?

Un honor inesperado. De hecho, creo que no soy consciente aún de lo que representa que una comunidad de tanto peso y prestigio como Hislibris, donde siempre leo reseñas y artículos, decida concederme un premio: son lectores avezados, expertos en narrativa, Historia y Literatura, quienes se han tomado la molestia de sentarse, leer y valorar. Y les ha gustado, ¿qué más puede pedir una lectora como yo? Diría que es tanta la satisfacción como el alivio —escribir es tomar muchas decisiones sobre estructura, perspectiva, tono, forma— por haber realizado un trabajo medianamente digno. Los personajes de Las cinco merecen, al menos, eso. No puedo estar más agradecida.

¿Qué esperas que los lectores encuentren en Las cinco en todos los relojes?

Por paradójico que resulte, para encontrar una respuesta —o aproximarse siquiera— a la pregunta sobre el asesinato de García Lorca hay que abrir muchos más interrogantes. El conjunto de incógnitas define más la solución, aunque no la completen. Las cinco en todos los relojes explora algunas preguntas que no se han formulado con suficiente insistencia o cuestiones a las que no se les ha prestado atención. Quizá esto no cambie la respuesta, o ni siquiera conteste a la pregunta, pero nos acerca más a aquellas horas, a aquellas personas, a la Granada que vivió uno de los crímenes más dolorosos de su historia. Sobre todo, espero que puedan pasear por la ciudad con otros ojos, con una vivencia personal distinta a la anterior. Y que amen, pues, aún más cada uno de los rincones de Granada y cada una de las palabras del poeta paisano de mi padre: Federico.

¿Qué nuevos proyectos literarios tienes en marcha?

Miles, siempre. Cada vez que leo sobre algo o alguien se convierte en un personaje y en una historia que recrear. Pasear por una calle me supone dialogar con sus fantasmas y sentir las vidas que pasearon por allí antes de mí. Ahora estoy con una historia más ligera, quizá, pero que me pueda servir para poder hacer justicia con otras personas que encontré en la hemeroteca. La memoria de Granada es un arcón sin fondo.

¿Te gustaría añadir algo antes de terminar esta entrevista?

Quiero agradecerte el inmenso trabajo que haces por amor a los libros, a las historias, los personajes y la Literatura en general. Por seguir leyendo, por seguir escribiendo y por seguir creyendo. Gracias por todo lo que haces.

Muchas gracias a ti, María del Mar, por tu tiempo, tus palabras y tus fotos personales. Te deseamos una carrera literaria larga y fructífera.

Y a vosotros, amigos lectores, gracias por estar un día más al otro lado de la pantalla. Ahora, ¡a leer!

Cristina Monteoliva