La mayoría de universitarios
sueñan con encontrar un buen puesto de trabajo acorde con su formación, si es
posible, nada más acabar la carrera. Pensemos, por ejemplo, en estudiantes de
empresariales. Si ese puesto de trabajo es, además, en una de las mejores
empresas auditoras de España, el sueño se vuelve pura fantasía. Todos sabemos
que, sin embargo, los sueños pueden fácilmente convertirse en pesadillas. Y si
no, que se lo digan a los protagonistas de Esto
no es Bambi, la novela de David Pérez Vega de la que hoy hablaremos.
La
acción nos traslada a los comienzos del presente siglo. En esta época pocas son
las grandes empresas auditoras de cuentas del mundo. Una de ellas trabaja en
España: William Golding. A ella llegan cada año montones de candidatos, casi
todos procedentes de las más prestigiosas universidades privadas. Los jóvenes
comienzan con entusiasmo e interés los cursos de formación. Algunos incluso
podrán viajar para seguir formándose a la sede de Chicago de la empresa. Una
vez en su nuevo puesto de trabajo, sin embargo, todos se toparán con la cruda realidad:
jornadas maratonianas de trabajo, incomprensión por parte de los jefes,
prácticas del todo dudosas, competencia desleal entre compañeros…
Marta
María Lindsay, Carmen, Alfonso, Nerea, Daniel y Javier son seis de los universitarios
que fueron reclutados al mismo tiempo por parte de la compañía. Los seis
pasaron por el curso de contabilidad en Madrid, aunque no todos fueron después
a completar su formación en Chicago. Todos comenzarían con ganas el trabajo,
con dispares resultados al cabo del tiempo.
En
esta novela veremos cómo cada uno de nuestros protagonistas pasa por una
distinta fase. Así, todo comienza con la pija Marta María Lindsay en el curso
de contabilidad y acaba con el triunfador Javier, cuando muchos de sus
compañeros se han quemado con el trabajo y la empresa ha sido absorbida por
otra al estallar un importante escándalo financiero relacionado con la misma.
Marta
María Lindsay es una pija con una forma muy peculiar de hablar; Carmen es una
joven religiosa que sueña con salir con un compañero de trabajo; Alfonso es el
chico ambicioso consciente de los orígenes de su familia; Nerea es la chica que
estudió, a diferencia de la mayoría de sus compañeros, en una universidad pública
y no se sabe todavía cómo encajar en el grupo; Daniel es el escritor que
definitivamente nunca debería haber empezado a trabajar en la empresa; y Javier
es el hombre triunfador que acabará viendo cómo todo se desmorona a su
alrededor.
¿Qué
tienen en común nuestros seis personajes, además de trabajar todos en el mismo
lugar? Las grandes empresas son mastodónticas máquinas de hacer dinero. No hay
que olvidar que en ellas, sin embargo, trabajan personas. Las personas nunca
podrán ser máquinas, como bien sabe David Pérez Vega. Las personas tienen sentimientos,
son imperfectas, y así las vemos aquí: con sus maneras características de expresarse,
sus anhelos, sus aspiraciones y todos esos pequeños detalles que nos hacen a
todos únicos.
Si
bien todos los personajes me parecen destacables por sus cualidades, a mí el
que más me ha gustado de todos ellos es Daniel, el futuro escritor que tanto se
parece al autor de esta obra (ya que David Pérez Vega se ha basado en su propia
experiencia de juventud a la hora de escribirla). Daniel es un joven que no entiende
bien qué hace en la empresa, por qué le hacen trabajar tanto y qué tiene que
hacer para contentar a sus jefes. Daniel sueña con escribir novelas literarias
mientras averigua que la labor de los auditores no consiste en otra cosa que en
hacer que las cuentas de los clientes no tengan contradicciones internas, es
decir, que no se note mucho que le están mintiendo al fisco. Daniel es
inteligente a la par que inocente: el chico que despierta a la realidad para
darse cuenta de que no todo es siempre más complejo de lo que las mentes
idealistas creen, sino también, más cruel. Daniel, en definitiva, es el más
consciente de todo lo que pasa a su alrededor de todos ellos.
Llegados
a este punto, cabe preguntarse: ¿de qué va en realidad obra? Esto no es Bambi es una novela satírica
con seis narradores distintos (nuestros seis protagonistas) en la que, además
de humanizar al sector, concretamente, a los empleados del mismo, el autor
viene a destacar la impunidad con la que tanto tiempo se hicieron (mal) las
cosas, los acuerdos que tomaban las empresas auditadas y las que las auditaban
y, sobre todo, la esclavitud del sector. Y es que lo que desde fuera puede
parecer una maravilla, un trabajo estupendo en una gran empresa, en realidad es
prácticamente una condena a trabajos forzados. Los empleados del sector son
reclutados jóvenes, formados en clases que duran muchas horas y animados a
estar siempre los unos con los otros para estrechar los lazos con la empresa. Una
vez incorporados a su puesto de trabajo, el auditor de cuentas ha de ver cómo
su pelo se va día tras día por el desagüe por culpa del estrés que supone
trabajar hasta dieciséis horas al día, dormir poco y alimentarse peor. ¿Que el
sueldo merece la pena? Solo para los que están en los escalones más altos.
Mientras tanto, los pececillos del fondo han de matarse entre sí para seguir
escalando posiciones. O rendirse y marcharse a otra empresa.
Esto no es Bambi,
en definitiva, es una original obra sobre el mundo de las grandes empresas. Se trata
esta de una novela con la que despertar conciencias, pero también con la que
divertirse. Una historia con la que plantearse el mundo en el que vivimos y
tomar una decisión: ¿estamos o no de parte del capitalismo más salvaje?
Cristina Monteoliva