Título: La calle Andersen
Autoras: Sofía Rhei y Marian
Womack
Ilustraciones: Lola Rodríguez
Edita: La Galera Editorial
Págs: 240
Precio: 17,95 €
Imagina que eres un niño del siglo XIX,
uno con pocos recursos que vive prácticamente todo el día en la calle. ¿Cuánto
frío o calor pasarías? ¿Cuántos peligros te acecharían? ¿Y cuántas aventuras
podrías vivir si en vez de un niño real fueras un personaje de una novela
juvenil? Muchas, te lo aseguro. Si no me crees, puedes comprobarlo leyendo La calle Andersen, la novela escrita por
Sofía Rhei y Marian Womack ilustrada por Lola Rodríguez que vengo hoy a
reseñar.
Copenhague, siglo XIX.
Kay, el repartidor de periódicos que puede ver la maldad en los ojos de los demás,
y Gerda, la chica de los bolsillos infinitos, son dos niños de clase media-baja
que pasan buena cantidad de su tiempo en la calle. Un buen día, los chicos
consiguen que la pequeña e enigmática cerillera Adda, la amiga del niño rico de
los inventos Joachim, no sea secuestrada por unos chicos con oscuras
intenciones. Pronto Kay, Gerda, Adda y Joachim se dan cuenta de que últimamente
muchos niños han desaparecido misteriosamente. Al mismo tiempo, los autómatas
del juguetero Hæslig cobran cada vez más y más importancia en la ciudad. Si
ambos sucesos están o no relacionado, es algo que los niños están dispuestos a
averiguar embarcándose en una de las más importantes aventuras de su vida. Una
que quizá les cueste la vida.
Después de leer el
siguiente párrafo, imagino que muchos os preguntaréis por qué el libro se llama
La calle Andersen si el célebre
escritor Hans Christian Andersen no aparece por ninguna parte, a no ser, claro,
que yo lo haya obviado en mi resumen. Es cierto que el autor, como tal, no está
en este libro, aunque sí, al menos, dos de sus relatos: La reina de las nieves y La
pequeña cerillera. De hecho, conforme vayáis avanzando en la lectura
(aquellos que os decidáis por este libro), podréis comprobar que si bien las
referencias a La pequeña cerillera
pueden considerarse prácticamente anecdóticas, aquellas que nos hablan de La reina de las nieves son tan
destacables, que nada más comenzar a leer el libro te das cuenta de que sin
ninguna duda La calle Andersen es un
spin off o secuela de dicho relato clásico. Así, dos de los niños protagonistas
son los mismos que protagonizaran el cuento de Andersen, Kay y Gerda. Kay ha
vuelto a Copenhague después de estar con la malvada reina, aunque ya no siendo
el mismo. Las secuelas de la estancia en el chico, tal y como nota su amiga
Gerda, son notables. ¿Conseguirá Kay volver a ser el de antes? ¿Qué papel
tendrá Gerda en el proceso de recuperación? Ya sabes: averígualo a través de la
lectura de este libro, pues yo más pistas no te puedo dar.
Esta es una historia de
ritmo in crescendo. Aunque en la primera mitad del libro ocurren ciertos momentos
de acción, yo diría que lo más importante, en cuanto a nivel de emoción se
refiere, sucede tras la página cien. Esto no quiere decir que lo que tiene
lugar en la primera mitad no sea interesante, puesto que es en estas páginas en
las que vemos cómo se reúnen los cuatro chicos, cómo se presentan los otros
personajes y, lo que es más importante, cómo se plantea el gran enigma que
desencadenará en ese ritmo alto de la segunda mitad de la obra.
Otro punto interesante
a señalar es la buena utilización que hacen las autoras tanto de la magia como
de la ciencia retrofuturista o steampunk durante la narración. Una buena manera
de introducir a los más jóvenes en este mundo que a mí particularmente me
resulta fascinante.
Por último, me gustaría
indicar lo acertadas que me han aparecido las ilustraciones de Lola Rodríguez.
Se trata de una serie de dibujos en blanco y negro muy en sintonía con la narración,
ideales para que os hagáis una idea del mundo del que habla el libro.
La
calle Andersen, en definitiva, es una novela de
aventuras juvenil con misterio, acción, amistad, personajes profundos, magia y
muy buena ciencia ficción del pasado. ¿Qué más se le podría pedir a una obra
del género?
Cristina Monteoliva