Título: Cambio mis
tacones por las ruedas de un tractor
Autora: Ree Drummond
Traducción: Ana Belén
Fletes
Editorial: Espasa
Págs: 414
Precio: 18,90 € / 9,90 € ebook
¿Cambiarías tu vida de chica de ciudad soltera
por el de granjera madre de familia? ¿No? Pero, ¿y si el cambio viene de la
mano del hombre de tu vida? ¿No crees que podrías hacer cualquier cosa por
amor? Estas son algunas de las preguntas que nos plantea Cambio mis tacones por las ruedas de un tractor, la novela de Ree
Drummond catalogada como bestseller de The New York Times.
Harta tanto de
California como de su perfecto novio californiano, Ree decide dar un vuelco a
su vida. Ese gran cambio parece estar en Chicago, lugar al que planea mudarse
después de pasar un tiempo de descanso y meditación en casa de sus padres, en
algún lugar de Oklahoma. Mientras piensa en su futuro, Ree también se divierte.
En una de sus salidas nocturnas, nuestra chica conoce a “el hombre Marlboro”,
del que queda totalmente prendada. El vaquero desaparece durante un buen periodo
para volver a la vida de Ree con fuerza. Tanta fuerza como para hacer que esta
chica criada en un campo de golf, estudiante en California y urbanita declarada
cambie todos sus proyectos de futuro por un matrimonio, una granja y un montón
de vacas.
Según la contraportada
de este libro, Ree Drummond es una galardonada bloguera (su blog se llama www.thepioneerwoman.com), además de
estrella del programa del canal de cocina Food Netword “The Pioneer Woman”. Cuenta
Drummond en la introducción de este libro que lo que el mismo contiene no solo
es autobiográfico, sino que pasó primero por el blog para disfrute de sus fans.
Una vez visto el éxito de la publicación, Ree se decidió a retocar un poco lo
escrito y publicarlo como la novela titulada en Estados Unidos The pioneer woman. Imagino que en la
editorial española pensarían que eso de “la mujer pionera” no tendría tanto
gancho en nuestro país, de ahí que tradujeran el título por el ingenioso Cambio mis tacones por las ruedas de un
tractor. Lo curioso es que aunque Ree sea una fanática de los zapatos de
tacón al principio de su historia, no llegue a ver ni un solo tractor en toda
la novela.
Hasta ahí, todo más o
menos bien. No tengo nada en contra de las novelas autobiográficas ni de las
obras publicadas por capítulo en blogs que luego dan el salto al papel (menos
aun por Ree Drummond. Seguro que en persona y en su blog resulta adorable). El
problema es que a veces lo que funciona en un blog no lo hace en un libro. O,
dicho de otro modo: algunas obras que han de publicarse en papel tras pasar por
la red han de sufrir antes una revisión exhaustiva para que funcionen como
novela. En este sentido, he de de decir que después de leer Cambio mis tacones por las ruedas de un
tractor, me quedo con la sensación de que el material no se ha revisado lo
suficiente, pues si bien nos encontramos con un comienzo bastante atractivo,
del tipo “chica que no sabe qué hacer con su vida encuentra al chico perfecto”,
pronto nos vemos sumergidos en un bucle infinito de citas clónicas con el chico
guapo, situaciones familiares insulsas y un sinfín de anécdotas del tipo “esto
te hace gracia a ti porque forma parte de tu vida; pero me lo cuentas a mí y me
quedo fría”. No quiero decir con esto último que el libro no cuente con algún
que otro punto interesante; pero muchos otros que nos lo venden como tal, a mí,
personalmente, me resultan todo lo contrario.
¿Lo habría hecho yo
mejor si estuviera en el lugar de Ree Drummond? Probablemente no, si solo me
hubiera dejado aconsejar por mis fans, familiares y amigos. Para evitar las
repeticiones poco significativas, los datos superfluos y las anécdotas que solo
son interesantes para mí misma, hubiera tenido que acudir a alguien con una
visión objetiva del asunto (la novela); alguien que puede que me dijera que a
veces es bueno inventar unas cuantas situaciones verdaderamente chispeantes
para conseguir una mejor historia. Porque se trata de una novela, no de un
libro de memorias, ¿no? Y en las novelas, las situaciones divertidas, dramáticas, románticas, etc, se suceden de una forma
diferente a como lo hacen en el mundo real (a no ser que tu vida sea un no
parar de esas situaciones, claro. Eso ya sería otro cantar), que es,
básicamente, lo que hace que prefiramos coger un libro antes de pasar horas y
horas escuchando los infinitos capítulos de la vida de nuestra vecina contados
por ella misma ante un café con pastas.
Llevo muchos años
recomendando libros desde muy buenos hasta muy malos. Incluso cuando parecía
imposible, he encontrado argumentos para recomendar obras a sus posibles
lectores. Ahora bien, por primera vez, y sin que sirva de precedente, me
encuentro ante un libro que no sé a quién recomendar. Sin duda, la obra va a
interesar a los fans de la autora, personas con las que ella conecta tan bien;
pero, ¿a quién mas? Aunque la obra esté bien redactada, no presenta nada
novedoso, ni situaciones especialmente divertidas. Se trata de una historia
romántica, pero que carece de los ingredientes que atraen a las lectoras del
género hoy en día, esto es, sexo, cierta acción, emoción y situaciones de tira
y afloja entre los protagonistas (de hecho, el hombre Marlboro ni tiene nombre
ni ganas de contrariar casi nunca a Ree. Su perfección es muy aburrida). Lo
único destacable sería ese cambio de vida de la autora. Un cambio que en
realidad no parece tan impactante, pues la mayor parte del tiempo el mundo del
campo queda en un segundo lugar. Solo al final, cuando la pareja recién casada
se muda a su casa y tienen su primer hijo, notamos por fin ese aire silvestre. Pero
entonces el libro se acaba y te quedas con la sensación de que has estado
leyendo una historia de amor como otra cualquiera.
Cambio
mis tacones por las ruedas de un tractor es, en definitiva, un
libro que actualmente yo no volvería a leer; pero como seguro que habrá mucha
gente a la que sí le va a gustar, y una de esas personas podrías ser tú, te
invito a que busques más reseñas sobre esta obra en la red y, una vez recabada
toda la información, pienses si merece la pena leerlo o no.
Cristina Monteoliva