En el mejor de los
casos, la vida es un largo camino lleno de obstáculos que hemos de aprender a
sortear. A menudo, el obstáculo que se nos presenta delante es tan grande, que
no sabemos cómo deshacernos de él. Es entonces cuando tenemos que buscar las
herramientas para hacerlo en nuestro interior. Esa búsqueda puede convertirse
en algo realmente épico, como descubrimos en la novela Telas de araña: celdas invisibles, la obra de María de la Palma
Ruiz de la que hablaremos a continuación.
Tras
haber superado un buen número de problemas en su vida, llega el momento de que
Alma le cuente a su hija Paloma, ya mayor de edad, su verdadera historia. Una
historia que comienza con una joven inteligente con ganas de comerse el mundo
que se tropieza con la negativa de sus padres a dejarla estudiar. Una vez que
la joven consigue acabar sus estudios, se hace un hueco en el competitivo y
masculino mundo laboral. Será entonces cuando conozca a un hombre que la hará
pasar por un infierno. Un infierno del que deberá salir por sus medios de una
forma tal vez poco usual en nuestra sociedad. Tras encontrarse a sí misma, Alma
decidirá dedicarse a hacer que otras personas vean la luz.
Esta
es la historia de Alma, una mujer de armas tomar que, sin embargo, no lo tiene
nada fácil en su vida. Desde muy joven, Alma ha de enfrentarse, primero, a unos
padres con creencias machistas y retrógradas y, más tarde, a un marido
maltratador psicológico de cuyas garras le es difícil librarse.
La
gente no es siempre lo que parece, y Alma se va topando con amigos que no lo
son a lo largo de su vida, lo que no hace más que incrementar su malestar
interior y sus inseguridades. Por suerte, una buena amiga de verdad le regala
un buen día una viaje al Tíbet. Allí, descubrirá el camino milenario a seguir y
la forma de ayudar a otras personas.
Telas de araña: celdas invisibles
es una novela difícil de clasificar. En primer lugar, sabemos que es una obra
con tintes autobiográficos (si bien también contiene su buena dosis de ficción),
lo que hace que nos sorprenda aún más lo que encontremos en su interior. La
autora se sirve en numerosas ocasiones de la fábula de la mariposa (que
representa a Alma) y la araña (encarnada por el marido de nuestra protagonista)
para hablarnos de lo que le sucede. Por otra parte, la narración tiene mucho de
manual de autoayuda, sobre todo a raíz del viaje de nuestra protagonista al
Tíbet. En todo caso, podemos decir que esta es una obra de autodescubrimiento
que pretende dar luz a todos los que la lean gracias al buen número de valiosas
enseñanzas que contiene.
Telas de araña: celdas invisibles,
diremos finalmente, es una novela que aboga por el autodescubrimiento y el
empoderamiento personal que surge a raíz del mismo. Una historia muy personal,
íntima, desgarradora y a la vez luminosa que esperemos que inspire a muchos
lectores. Y tú, ¿te atreves a descubrir lo que este libro te puede aportar?
Cristina Monteoliva