miércoles, 30 de diciembre de 2015

Reseña: EL ÁLBUM DE ADELA, de Claude Ponti

Título: El álbum de Adela
Autor: Claude Ponti
Publica: Lata de Sal
Páginas: 20
Precio: 14,90 €

El nacimiento de un hijo supone un gran acontecimiento en la vida de sus padres. Es normal, por ello, que muchos progenitores quieran realizar algo significativo para recordar ese día, para demostrar su amor por esa pequeña persona que es parte de ellos. Desde luego, los artistas lo tienen más fácil, pienso tras hojear El álbum de Adela, el libro de Claude Ponti que el dibujante creó por el nacimiento de su hija Adéle.
Claude Ponti es un pintor y dibujante de prensa francés cuya carrera como dibujante e ilustrador comenzó con el nacimiento de su hija Adèle, en 1985. Ponti quería que Adèle conociera el mundo y, para ello, creó un libro en gran formato que incluso puede convertirse en una tienda de campaña (para niños pequeños o para mascotas; ¡es realmente grande!).
Me resulta complicado hablaros de qué va este libro porque en él no vais a encontrar ni una sola palabra. El álbum de Adèle es un álbum ilustrado. Sus páginas están repletas de gatitos, patitos, niños, erizos, señoras, señores, piezas de fruta, objetos típicos del hogar, caramelos y un sinfín de cosas que se relacionan entre sí o que no tienen nada que ver las unas que otras.
Para los ojos de un adulto, este libro puede resultar un batiburrillo caótico lleno de color y seres que no paran de hacer cosas sin sentido. Para un niño en cambio, significará un montón de cosas. Cada vez que el pequeño de la casa abra el álbum, por la página que sea, estoy segura de que inventará una nueva historia con los personajes que vea. Historias mágicas, alegres y divertidas que querrá transmitir a los adultos.
El álbum de Adela es un libro apto tanto para primeros lectores como para niños incluso más pequeños. Un volumen ideal para estimular la imaginación y la creatividad de los niños. Un objeto mágico, sorprendente, que hará vivir grandes aventuras a los que se acerquen a él.
Cristina Monteoliva


lunes, 28 de diciembre de 2015

Reseña: EL PASEO DEL ELEFANTE, de Hirotaka Nakano

Título: El paseo del elefante
Autor: Hirotaka Nakano
Traducción: Suevia Sobral Santiago
Edita: Lata de Sal Editorial
Páginas: 32
Precio: 13,90 €

Es difícil elegir un buen libro para los primeros lectores, sobre todo por la gran cantidad de opciones que nos ofrece el mercado hoy en día. Queremos que el libro sea educativo pero que a la vez le pueda resultar llamativo a un pequeño lector. Que sea divertido, algo que tengamos ganas de leer una y otra vez con esa personita que comienza a conocer las palabras escritas. Pues bien, yo hoy os voy a proponer un clásico japonés publicado en España por Lata de Sal: El paseo del elefante, de escritor e ilustrador Hirotaka Nakano.
         Es un día maravilloso y Elefante sale a pasear. Por el camino se va encontrando a sus amigos: Hipopótamo, Cocodrilo y Tortuga. Los tres son un poco pesados, pero Elefante es muy generoso. Por eso Elefante hace lo que quieren sus amigos, que no es otra cosa que llevarlos sobre su espalda. El final del paseo será, sin duda, la mar de divertido.
         Todos necesitamos amigos en la vida, aunque alguna vez hemos tenido uno que era un poco pesado. Imaginad si en vez de un amigo pesado tenemos cuatro amigos así. Imaginad también que no sabemos decir no a las peticiones de nuestros amigos. ¿Qué puede acabar pasando?
         Este es un cuento sencillo y divertido con ilustraciones llamativas, de vivos colores, y tiernas. Yo creo también que es una historia sobre la importancia de saber decir NO de vez en cuando. Ser un poco egoístas no es tan malo, sobre todo cuando lo que te piden los demás es un poquito complicado, ¡o imposible! Aunque, ¿quién puede negarse cuando el que te pide algo es uno de tus mejores amigos?

         El paseo del elefante es un libro de referencia en Japón, con más de un millón de copias vendidas. Nada más y nada menos que tres generaciones han crecido disfrutando de esta historia, la primera de la saga de Elefante y sus amigos. Un buen libro, en definitiva, con el que comenzar a relacionarse con las palabras escritas y los cuentos maravillosos.
Cristina Monteoliva 

domingo, 27 de diciembre de 2015

Entrevista: ELISABETH G. IBORRA.

¿Cuándo comenzaste a escribir?
Desde pequeña. A los seis años le dije a mi madre que quería ser periodista. Mi madre me miró y me dijo “¡qué niña más rara!”. Todas las niñas querían ser profesoras, enfermeras, misioneras, etc, y yo tenía superclaro que quería ser escritora. De hecho, me dijeron que lo primero que leí fue un periódico, a los dos años y pico. O sea, que lo llevaba muy en la sangre.

¿Imaginaste alguna vez que llegarías a publicar lo que escribías?
Hombre, a nivel periodístico, claro, porque tú estudias la carrera y piensas que se va a publicar lo que escribas; pero ya a nivel de libros, no pensé nunca que iba a publicar. De hecho, me daba muchísimo miedo. Pensaba que mi calidad literaria no iba para nada a alcanzar los niveles de los escritores y los literatos que yo solía leer. Me daba mucha vergüenza escribir y, sobre todo, enseñárselo a alguien o que aquello fuera publicado. Pero, por suerte,  me relacionaba con muchos escritores, que eran mis amigos, y ellos me dijeron: “Bueno, mira, todos empezamos así, y si no lo intentas, desde luego, no vas a saber si eres buena o no. Nosotros creemos que sí, porque los artículos que escribes son muy buenos, así que inténtalo con los libros y ya verás si sí o si no”.
Efectivamente, me puse a escribir, echándole valor, y lo primero que terminé se publicó. Y a partir de entonces, prácticamente todo lo que escribo, cualquier proyecto que inicio y desarrollo en serio, normalmente se publica, así que me siento muy afortunada al respecto.

¿Por qué escribir libros en clave de humor?
Mi primer libro publicado fue La generación del imposible. Era un libro que a mí me encantó, es uno de mis libros preferidos. Un ensayo muy filosófico que tenía su ironía, porque yo siempre soy muy irónica; pero digamos que era muy serio, un poquito peliagudo para leer. Vendió cinco mil ejemplares, creo, que no estaba mal; pero me di cuenta de que aquel tono aburría a mi madre, ni mis mejores amigos ni mis mejores fans conseguían leérselo entero. Pensé que había que meterle mucha más ligereza y más humor al asunto para que realmente el mensaje llegara a toda la gente a la que yo pretendía llegar, que es la mayoría de la sociedad. Tenía que meter sentido del humor para que la gente accediera a ello, le gustara y el mensaje tuviera algún tipo de calado en la sociedad, que es al final lo que queremos la mayoría de los periodistas.

                                                           ©Elisabeth G. Iborra.

¿Buscas también humor como lectora? ¿Qué tipos de libros te gusta leer?
La verdad es que no. Como lectora soy bastante de clásicos, de filosofía bastante dura, de clásicos contemporáneos también. Me gustan mucho los autores que utilizan la ironía, pero sus libros no son tampoco muy fáciles de leer porque tienen una carga de contenido bastante bestia, ideológica, filosófica... Me gustan muchísimo los ensayos, la sociología, la psicología… Así que lo que leo no tiene nada que ver en absoluto con lo que escribo. De hecho, tengo muchos amigos que me dicen que nunca se leerían lo que escribo, y yo la verdad es que conociendo el tipo de literatura que leen y la que leo yo, les entiendo y les respeto absolutamente, porque no es el mismo feeling, no es lo que buscan. Así que sí soy un poco rara en ese sentido, la verdad.

¿Cuándo comenzaste a interesarte por las anécdotas de médicos y enfermeras?
Yo estaba haciendo un reportaje como periodista sobre por qué las enfermeras tenían que irse a trabajar fuera de España, a Francia, Inglaterra, etc. En esos países tenían trabajo. Básicamente, les pagaban mucho mejor, les daban el piso, les pagaban cursos de idiomas, etc. Sin embargo, en España están bastante mal y había muchas protestas por parte del sector por su situación. Empecé a hablar con ellas para denunciar su situación, y como son bastante cachondas, en el sentido de que se toman la vida con bastante humor porque ellas tienen una situación bastante dura con la que lidiar habitualmente en sus trabajos, a la vez  que protestaban iban contándome cosas divertidas. Yo dije “aquí hay mucho que contar”. La cuestión era entremezclar la denuncia del sector sanitario un poco con la anécdota porque con el humor todo entra más fácil. Que la sociedad entrara de forma más amena a entender cómo trabajan y cómo lidian con su realidad también.

¿Cuánto tiempo has tardado en recopilar las anécdotas de La medicina todo locura?
Unos dos meses o así.

¿Te has servido siempre de experiencias directas o también de anécdotas que te han llegado de forma indirecta? ¿A cuántos profesionales de la sanidad has entrevistado antes de escribir este libro?
He estado hablando con unos cuarenta profesionales. He conseguido sus contactos sobre todo gracias a las redes sociales, en este libro en concreto  (no así en los dos anteriores). Me han servido mucho Facebook y Twitter para contactar con médicos, enfermeras, auxiliares, celadores, etc, que han sido superamables, contactándome para contarme toda sus historias. Han sido de una generosidad admirable y muy de agradecer.


¿Has tenido que dejar de escribir en algún momento este libro porque la risa no te dejaba?
Me lo he pasado superbién escuchándoles, me partía de risa cuando estaba oyéndoles; pero cuando me pongo a escribir, me pongo seria e intento estar muy concentrada en lo que me cuentan y lo que transcribo, sobre todo para respetar el anonimato de los pacientes y los profesionales, para que no se escape ningún detalle que pueda desvelar la identidad de ninguno. Luego estoy muy atenta también a cómo lo escribo, que quede muy correcto, que aunque quede de una forma muy divertida por el estilo, que ortográfica y gramaticalmente sea perfecto.

Y, por cierto, ¿qué tipo de anécdotas hospitalarias te causan más risa?
Las anécdotas que más risa me causan o que más atónita me dejan son las de la gente que se mete cosas por sus orificios. Habiendo los sex shops que hay en el siglo XXI, con tantos juguetes, tantos artilugios homologados que no te van a hacer daños, que la gente siga recurriendo a frutas y verduras, por no hablar de botes de gel, de champú, botellas de agua, champán, etc, a mí me deja fascinada y no me lo acabo de creer.
Me pasa un poco como a todo el mundo con las anécdotas sexuales, y eso que yo escribo mucho de sexo. Que yo en teoría  no me tendría que sorprender, pero es que el ser humano me deja  fascinada con el tema este de cuánto más se reprime, más parece que necesite hacer cosas extravagantes e incluso autodestructiva, algo que nunca acabaré de entender. Es así y ya está. Tampoco hay que darle más vueltas. Estudio mucho de psicología, pero no soy psicóloga, así que tampoco puedo explicar mucho más allá el fenómeno de que lo prohibido es lo que más nos atrae y cuanto más nos reprimen, pues más ganas tenemos de romper todas las normas y todos los cánones.

¿Elegiste tú el orden de los capítulos del libro o fue cosa dela editorial?
Sí, porque me servía mucho para preparar las entrevistas y ayudar a los profesionales a que recordaran las historias que les pasan. Ellos las viven de forma tan normal, que cuando tú les dices que te cuenten alguna que les haya pasado, te dicen “no sé, para mí es lo normal”, y claro que no le hacen gracia. Pero cuando les haces las preguntas en base a esas diferentes temáticas del índice, comienzan a recordar historias, y es cuando mejor te lo pasas y mejor se lo pasan ellos también. Si no, sería muy complicado. Así que desde el primer momento el índice lo tenía yo clarísimo, antes de empezar el libro en sí mismo.

                                                                   ©Elisabeth G. Iborra.

¿Qué esperas que los lectores encuentren en La medicina todo locura?
Yo espero que los lectores encuentren una manera de divertirse muchísimo. A veces la vida es un poco demasiado complicada y dura, sobre todo por el momento social que estamos viviendo, incluso a nivel de la sanidad. Espero que encuentren esa escapatoria para pasárselo bien, para disfrutar, que no todo sea tan dramático, y a la vez pues que entiendan un poco cómo los profesionales de la sanidad trabajan, por qué toman determinadas decisiones, porque hay un protocolo, unas prioridades, tienen en cuenta la gravedad de todos los demás pacientes. Yo creo que a través del humor se puede entender mejor eso.

¿Te ves escribiendo una continuación a este libro? ¿Qué nuevos proyectos literarios tienes en mente?
Me veo escribiendo, por supuesto. Siempre me veo escribiendo. No sé hacer otra cosa, tampoco. Escribo artículos de continuo y libros tampoco es que pare de escribirlos. Tengo el libro de La vuelta al mundo de Lizzie Fog que se está publicando por capítulos (son treinta y tres capítulos) con la editorial Talismán Ebooks (que son superprofesionales). El libro digital tiene enlaces con fotos, con videos.. Me encanta porque es una idea mía  que se basa en mi viaje por treinta y tres países, sobre culturas diferentes y contando todas mis experiencias. Es el típico libro que me gustaría que leyeran mis nietos. Aparte, estoy preparando un libro de Twitts ilustrados (míos) porque soy muy fan, muy adicta a twitter. Pierdo mucho tiempo ahí que me encantaría que de alguna manera que un libro recuperara mis twitts más ingeniosos.

¿Te gustaría añadir algo antes de acabar esta entrevista?
Nada. Que los lectores que si quieren contactar conmigo, pues a través de mi web profesional, Facebook y Twitter. Los autores estamos ahí para interactuar, no somos dioses. Somos gente normal que escribe. Nos gusta mucho que nos cuenten lo que piensan, lo que sienten, lo que juzgan ellos de lo que escribimos, así que ahí estamos para lo que quieran contar estaré superfeliz para escucharles.
Muchas gracias por la entrevista. Siento mandarte enviártela grabada pero voy fatal de tiempo en estos días.

Muchas gracias a ti, Elisabeth, por tu tiempo, tus respuestas y tus fotos personales. Espero que la transformación del lenguaje oral de la entrevista de audio al lenguaje escrito no me haya quedado especialmente desastrosa.
Apunto aquí la dirección de tu página web:
http://elisabethgi.wix.com/elisabethgiborra
Dicho esto, espero ver pronto muchas obras tuyas publicadas en el mercado, y sin son tan divertidas como La medicina todo locura, mejor que mejor.

Cristina Monteoliva

Reseña: LA MEDICINA TODO LOCURA, de Elisabeth G. Iborra

Título: La medicina todo LOcura
Autora: Elisabeth G. Iborra
Edita: Espasa
Páginas: 203
Precio: 16,90 €

¿Quién no ha tenido alguna vez una experiencia curiosa en una consulta médica o en un hospital? ¡O más de una! Ahora démosle la vuelta al asunto: ¿os imagináis la cantidad de anécdotas curiosas que pueden contar los médicos, enfermeras, auxiliares, celadores y demás personal sanitario después de horas y horas atendiendo a pacientes de todo tipo? Y si cogemos una buena cantidad de todas esas anécdotas, la mayoría totalmente hilarantes, y las metemos en un libro, ¿no creéis que será algo genial? Un libro como el divertidísimo La medicina todo LOcura, de Elisabeth G. Iborra. Precisamente la obra que hoy os vengo a comentar.
         Todos hemos encontrado alguna vez en el centro de salud un sanitario que no nos convencía demasiado: médicos que no quieren darte nada aunque te estés muriendo, otros que lo solucionan todo recetando sopa de pollo y descanso, enfermeras bordes que hasta que no te agujerean doce veces el brazo para sacarte sangre no se quedan contentas… Pero pensad algo: la cantidad de anécdotas que podemos contar ocurridas con trabajadores de la sanidad son con creces superadas por las que ellos, los expertos en salud, pueden contar sobre la gran cantidad de pacientes que atienden a lo largo de su vida profesional.
         Que sí, que los españoles somos muy de quejarnos de la sanidad sin pensar que los médicos están muy agobiados por tener que trabajar tantas horas seguidas, por esas guardias infernales, por los recortes de sanidad, por… Miles de cosas que tal vez deberíamos hablar otro día.  El caso es que nos quejamos mucho de estos profesionales sin pensar que la mayoría de nosotros somos unos pacientes desastrosos: inoportunos, impacientes, hipocondriacos, inocentones, exagerados… ¡Y cosas mucho peores! Fe de ello da La medicina todo LOcura, este libro tan divertido escrito con un estilo tan fresco y cercano, a lo largo de sus páginas.
         Las anécdotas, relatadas a la autora por un buen número de profesionales anónimos, se organizan en un total de veintiséis capítulos temáticos, con nombres de lo más divertido que dan muchas pistas sobre el contenido de los mismos: Objetos autónomos que se introducen por casualidad, En ginecología se ve de todo (nunca mejor dicho), Del milagro de ser padres, Cambios de género que desconciertan, Los hombres y sus aparatos traen cola, El sentido común fuera de lo común, ¡Por ese orificio, no!, Incapacidad para pronunciar medicamentes, Con los extranjeros aún es más complicado, La higiene no puede costar tanto, Médicos de todos los estilos, Novatadas y bromitas para pasar el rato, Los profesionales también se equivocan, Tribus de pacientes, De acompañantes peculiares, Hala vámonos pal pueblo, Los abuelos son otro mundo, Con los niños no se juega, Los yonquis dan más mal que miedo, Historias para no dormir, Las noches de guardia son muy largas, Emergencias es una locura, Más feo que pegarle a un sanitario, ¡Esas manos, que luego van al pan!, Del matarse sin morir y Como Pedro por su hospital.
         Yo diría que el libro comienza con mucha fuerza, con las secciones más escandalosas, hilarantes y asombrosas, esas que tienen que ver con, digamos, el mal uso de la sexualidad de cada uno que se ve en las consultas. Eso hará que el lector llegue a casi la mitad del libro sin darse cuenta y con ganas de mandar mensajes a los amigos contando las anécdotas que le han parecido más llamativas. Una vez totalmente enganchados, os aseguro que no podréis dejar de leer hasta la última página. Y que el libro, en conjunto, no os va a decepcionar lo más mínimo.
Conforme avanzan las páginas, el lector va descubriendo que la cantidad de enfermos desastrosos es increíblemente alta, que la paciencia de los docentes se hace a veces infinita y que la humanidad de unos y otros puede llegar a enternecer a cualquiera.
         Algunas anécdotas dan risa, pero también mucho que pensar, sobre todo (al menos, en mi caso) aquellas relacionadas con personas mayores que viven en residencias. ¿Qué sería de ellos sin los cuidados y el cariño de los profesionales del sector sanitario?
         Todos nos imaginamos a los profesionales de la sanidad como personas muy serias, incluso en su trato con sus colegas. Otra cosa que hace este libro es demostrarnos que tengamos los estudios que tengamos (o no tengamos) cuando nos juntamos unos cuantos seres humanos para pasar un periodo largo de tiempo (en este caso, en un hospital), se nos ocurren las cosas más disparatadas por hacer.
         La medicina todo LOcura, en definitiva, es una obra que, de forma original y desenfadada, intenta acercar la realidad de la sanidad española al público en general. Un libro de humor salvaje, tierno y cercano que va a hacer que todos los que lo leáis riais hasta por los codos. ¿Y qué mejor medicina para todos nuestros males que unas buenas sesiones de risa? En serio: ¡no os lo podéis perder!
Cristina Monteoliva


domingo, 20 de diciembre de 2015

Entrevista: JOSÉ VICENTE PASCUAL

¿Cuándo comenzaste a escribir, pensaste que llegarías a convertirte en un escritor de carrera?
Lo de “escritor de carrera” suena un poco conspicuo. Por convicción y casi te diría que por devoción, desconfío de los escritores que se proponen hacer “una carrera”. Por supuesto que siempre he sido muy ambicioso, también en tiempos de extrema juventud, pero ambicioso respecto al alcance de mis escritos, lo que de una manera un poco más petulante podría denominar “mi obra”. Esa ambición es necesaria, sana y muy conveniente. Si uno no aspira, de joven, a ser Flaubert, lo más seguro es que no llegue siquiera a celebridad local en el mundillo literario.

Has publicado numerosas novelas históricas. Algunas de ellas te han hecho merecedor de premios literarios (el último de ellos, el Premio Hispania de novela histórica 2013 con Almirante en Tierra Firme). ¿Te ves escribiendo una obra de cualquier otro género?
Me veo y me he visto. Quedamos en que yo quería ser Flaubert, o Carpentier mismo, para qué ir más lejos. No creo que nadie encuadre a Carpentier en el gremio de los novelistas de género por haber escrito dos “novelas históricas”: El siglo de las luces y  El reino de este mundo. Un novelista escribe sobre los asuntos que le llaman, y la localización temporal es una circunstancia. Que recuerde, he escrito sobre temas ambientados en la actualidad, en casi todas las décadas del siglo XX, en los siglos V antes y después de Cristo, en el XVI, el XVIII… La novela siempre es una representación subrayada y una interpretación ideológica (acaso moral) de la realidad; y el “hecho humano” como parte de esa realidad tiene relevancia temporal en los libros de historia, no en la narrativa. Ese es el motivo de que lecturas como El Cantar de los Cantares, El Decamerón o Historia de dos ciudades nos parezcan tan apasionantes como la última novedad editorial de nuestro autor favorito.

Y a propósito de la pregunta anterior, ¿por qué novela histórica?
Creo que esta pregunta está contestada. Es muy simple: si para escribir sobre determinado asunto hay que trasladarse al siglo de los barcos a remo, se traslada uno y problema resuelto.
  
                                                                ©José Vicente Pascual

Tus novelas hacen viajar en el tiempo al lector continuamente, no puede decirse que seas un autor centrado en un solo tiempo y un país. ¿Qué te lleva a escribir de una época o de otra?
Hay autores, estos sí, “de género”, especializados en determinadas épocas (Roma, la Edad Media, el Siglo de Oro, la guerra civil española…), pero no es mi caso, espero. No escribo sobre épocas, por más que unas me atraigan más que otras. Escribo sobre asuntos y personajes que me llaman la atención y me cautivan lo suficiente como para tenerme atado al ordenador los siete, ocho o catorce meses que se tarda en redactar una novela. Me pongo ahora un poco estupendo, fronterizo con la pomposidad. A ver: ¿qué diríamos de Shakespeare? ¿Qué era un “dramaturgo histórico” porque muchas de sus obras están ambientadas en la alta Edad Media? Lo mismo vale para el drama wagneriano, y etcétera, etcétera. Hay que escribir sobre aquello que nos aproxima al misterio del ser y la evidencia del paso de la humanidad por el mundo. Ya se encarga el calendario de poner la época.

Tu última novela se llama Interregno. ¿A qué se debe el título?
Como escenario para desarrollar algunas novelas, me gustan los períodos históricos de transición, cuando un mundo se derrumba y el nuevo aún no ha surgido. Eso es un “interregno”, el precario vacío de poder entre dos reinados. En el caso de esta novela, se refiere al siglo V dC, cuando Roma, en la práctica, ya no ejerce su dominio en Hispania, pero no hay todavía un sustituto a la autoridad imperial. El “interregno visigótico”, titulado así por la historiografía decimonónica, alude al reino godo de Toledo. Mi novela se sitúa en época anterior, cuando el poder de Roma ha dejado de serlo en la práctica, aunque se mantenga nominalmente, y las hordas de bárbaros invaden “Las Españas”, tal como llama a Hispania el buen clérigo Idacio de Limia, Obispo de Chaves, en su apocalíptica “Crónica de Idacio”, un documento de excepcional valor por la exactitud en la datación de los hechos históricos en aquella época. Ese es para mí el verdadero “interregno”, cuando Roma ya no es Roma y muchos pueblos, ciudades, clanes y culturas luchan encarnizadamente por la supremacía. Históricamente los vacíos de poder suelen durar muy poco, en realidad no existen. En la época a que nos referimos, los patriarcas eclesiásticos, terratenientes y patricios destacados establecen de inmediato alianzas entre ellos, o con caudillos recién llegados a sus territorios, para equilibrar la situación y cambiar el sistema estipendiario: en vez de pagar tributos a Roma, se satisfacían a los nuevos “dueños de la situación”. La misma Roma, incapaz de gobernar sus todavía amplísimas posesiones, establece pactos con ciudades hispanoromanas y jefes de tribus invasoras, otorgándoles el derecho de “foedus”, es decir, gobernar determinados territorios bajo reconocimiento jurídico del imperio. Es el origen del sistema feudal que ha de prolongarse durante toda la Edad media.

¿Cuánto tiempo te tomó la documentación previa a la escritura de Interregno?
Pues verás: considerando que la primera vez que oí hablar de los reyes godos fue en la escuela, en 1963, y que empecé a escribir Interregno en 2011… Sí, eso hace un total de 48 años.

                                                          ©José Vicente Pascual

Interregno es una novela que aúna la novela histórica con lo fantástico. ¿Por qué decidiste escribir una obra de este tipo y no ceñirte solamente a lo histórico?
Interregno es una novela ambientada bajo unas coordenadas históricas determinadas, en la trama intervienen algunos personajes que existieron realmente y se da cuenta de hechos documentados; también, como en toda obra de ficción, se desarrollan elementos argumentales que sólo pertenecen a la imaginación del autor, que soy yo. Y en la ficción cabe todo: la realidad y la fantasía, lo mensurable y lo mágico. Sí es cierto que a la hora de escribir Interregno me he dejado llevar por un estilo y una visión del mundo donde lo fabuloso y legendario ocupan un lugar importante. Pero, seamos sinceros: ¿en qué contexto historiográfico no aparecen, con fachada de verdad incuestionable, elementos mítico-fabularios? ¡La Historia está plagada de mitos, leyendas, relatos fundacionales más falsos que una moneda de tres euros! Nosotros, que hemos vivido en Granada durante tanto tiempo (creo que tú continuas por allí, o bien cerca), sabemos que nuestra ciudad asienta lo profundo de su “ser colectivo”, es decir, su identidad común, sobre los fortísimos cimientos de maravillosas mentiras y arriesgadas escenificaciones: “la reconquista de España”, el supuesto esplendor del supuesto paraíso nazarí, la Toma de la ciudad por los Reyes Católicos que no fue una toma sino una entrega pactada, el “suspiro del moro” que ni fue suspiro ni había moros por allí, la impostura de los Libros Plúmbeos y la fundación de la Abadía del Sacromonte, la coronación en la Alhambra de José Zorrilla como príncipe de los poetas de España, el mito lorquiano… La lista puede ampliarse bastante, pero no vamos a cansar a los lectores. El mito tiene una eficacia para generar “idearios colectivos” de la que carecen los discursos racionales y razonables.
>>En mi novela hay reyes que existieron y ninfas de los bosques que a lo mejor no existieron, generales romanos que fueron a la batalla y bandidos que, quizás, nunca robaron una gallina porque no llegaron a alcanzar el beneficio de existir. Torrente Ballester decía con frecuencia que en literatura es real todo lo que puede contarse con verosimilitud. En ese afán he mantenido el tono narrativo de Interregno, creo. Si es fantasía, historia, pura ficción o novela sin etiquetas, es asunto que compete a los lectores. He escrito lo que quería escribir.

La trama gira en torno a Hogueras Altas y el reino de Vadinia. ¿Dónde se situarían estos lugares en la actual España?
La civilización vadiniense floreció en tiempos prerromanos, en los Picos de Europa como territorio principal aunque no único. Cuando tracé en mi cabeza el mapa de la novela, localicé Hogueras Altas en el vértice cántabro-astur-leonés de la zona, un paisaje sobrecogedor, de una belleza soberana, casi tirana. El lugar es espectacular, duro como sus habitantes, con unos veranos muy frescos y unos inviernos terribles, con las carreteras cortadas por la nieve desde noviembre a marzo. Yo creo que es un buen escenario para desarrollar un argumento épico.

Interregno es una novela coral en la que destacan dos personajes: Egidio e Irmina. ¿Qué nos puedes contar de ellos?
Egidio es un arquetipo del antihéroe, el furtivo y con frecuencia fugitivo que por una serie de circunstancias se ve abocado al heroísmo, con lo que conlleva de renuncia y sacrificio, algo que, a su vez, va en contra de su naturaleza apetitiva y un poco oportunista. Para alcanzar ese rango de la heroicidad, lógicamente, ha de ser redimido por el amor. Y aquí aparece Irmina, la mujer-niña que encarna los universales de la femineidad, en vínculo sustantivo con la íntima potestad de la naturaleza. Irmina es, por así decirlo, la representación de una idea y una verdad que siempre me ha fascinado: el eterno femenino.

                                                                  ©José Vicente Pascual

¿Fue aquella en verdad una época tan inestable?
Bastante más de lo que se plantea en la novela, no iba a estar todo el tiempo y página tras página centrado en aquellos sindioses. De los 35 reyes godos que integran la famosa lista, entre el reino de Tolosa y el de Toledo, sólo seis fallecieron de muerte natural. Los demás, naturalmente, murieron acuchillados, envenenados o ejecutados. Te pongo un ejemplo: Sigerico, sucesor de Ataúlfo, tiene el record mundial de reinados breves, con siete días y seis noches. Después se lo cargaron. Claro que el menda no era precisamente una hermana de la caridad. Lo primero que hizo al subir al trono fue ordenar el asesinato de los seis hijos de su antecesor, Ataúlfo, para evitar descendencia que molestara a su propia estirpe. La viuda de Ataúlfo, la célebre Gala Placidia, se libró de milagro, aunque padeció humillaciones inconcebibles en la época, siendo como era hermana del emperador romano, Honorio. O sea que sí, en efecto: fue una época inestable y un poco violenta. Perfecta para una novela.

¿Tienes pensado escribir un libro que continúe con la historia de Interregno?
Pensado sí, desde luego. Otra cosa es que el propósito se lleve a cabo. Depende de los vaivenes editoriales. Como suele decirse: ya veremos. Y si no vemos, que no sea porque nos hemos quedado ciegos.

¿Qué esperas que encuentren los lectores en Interregno?
Lo que van a encontrar, seguro: a sí mismos como lectores. A unos les gustará, a otros les parecerá aburrida, o de poca sustancia, o interesantísima. A saber… Cada lector lee su propia novela, la compone a su criterio en la intimidad de su santiscario. Eso es lo que tiene de apasionante, entre otras cosas, la literatura: no hay una sola novela que haya tenido dos lectores. Siempre es un asunto individual, un “uno contra uno”.

¿Qué nuevos proyectos literarios tienes en marcha?
Ganar el premio Nobel, hacerme millonario y retirarme a un palacete dieciochesco en las Costa Azul, con un mayordomo inglés, un cocinero vasco, un repostero italiano, un/a bibliotecario/a alemán/a y un/a masajista noruego/a. Mientras tanto (porque el plan está por confirmarse), escribo un libro de viajes. Te adelanto el título porque la obra ya está registrada: Viaje por Canarias y el resto de la península.
                                                                   
¿Te gustaría añadir algo antes de terminar esta entrevista?
Sí. Que el Real Madrid, mientras estén Florentino de presidente y Benítez de entrenador, no va a levantar cabeza. Que no se diga que no he avisado.

Pues muchas gracias, José Vicente, por tu tiempo, tus respuestas y tus fotos personales. Espero que tanto Interregno como tus otras obras lleguen a muchos lectores, y que pronto te veamos de nuevo estrenando Viaje por Canarias y el resto dela península.

Cristina Monteoliva

Reseña: INTERREGNO, de José Vicente Pascual.

Título: Interregeno
Autor: José Vicente Pascual
Publica: Ediciones B
Páginas: 792
Precio: 22,50 €

A la caída del Imperio Romano le siguió una época de oscuridad para sitios como la Península Ibérica. Años convulsos donde los distintos pueblos, tanto autóctonos como extranjeros, se disputaban el poder. Años épicos. Años casi de leyenda, tal y como nos viene a demostrar Interregno, la novela de José Vicente Pascual de la que enseguida os hablaré.
         Principios del siglo V d. C., vértice cántabro-astur-leonés. Berardo de Hogueras Altas convoca a sus vecinos del norte de la Península Ibérica para debatir un tema de suma importancia. Roma se debilita a marchas forzadas y los distintos pueblos vándalos asedian sus poblaciones. Se hace necesario crear un señorío fuerte para defender toda la zona. Uno de los asistentes a la reunión es Egidio, único superviviente de Uyos, localidad arrasada por los vándalos asdingos, el mismo que ha pasado de ladrón a acompañante del clérigo Castorio de Sanctus Pontanos recientemente. Egidio conocerá en Hogueras Altas a Irmina, la hija menor de Berardo, aquella que, a pesar de las ambiciones de su hermano Marcio y su madrastra Erena por crear el reino de Vadinia y hacer de Marcio su rey, está llamada a ser la nueva señora del lugar. Ninguno de los dos jóvenes puede sospechar que sus destinos quedarán unidos desde el momento en el que Berardo muere envenenado y que la batalla contra todos los que ambicionan el precioso oro de Hogueras Altas no acaba más que comenzar.
         Egidio de Hierro Quebrado es un ladrón que ve cómo de pronto su suerte cambia radicalmente tras su encuentro con el curioso Castorio de Sanctus Pontanos. En poco tiempo, el joven, más noble que pícaro, se convierte en jefe de ejércitos, héroe sin igual y mano derecha de Irmina de Hogueras Altas.
         Irmina de Hogueras Altas es la hija menor de Berardo. Un suceso traumático hizo que dejara de hablar cuando era pequeña. En cuanto conoce a Egidio, sin embargo, recupera el habla. Irmina es una mujer muy unida a las fuerzas de la naturaleza, a la magia de los elementos, a las voces de las sombras y los muertos. Ella representa la pureza de la infancia. Su papel será tan decisivo en esta historia como el de Egidio, aunque, ¿hasta qué punto?
         He querido destacar el papel de Egidio e Irmina, aunque no pueda decirse que sean los protagonistas absolutos de esta extensísima novela. La historia aquí narrada está plagada tanto de sucesos como de actores que los protagonizan: Berardo, el señor de Hogueras Altas; Erena, su segunda esposa, aliada del ambicioso Marcio, el hijo mayor de Berardo; Teodomira, la criada alcahueta; Teodora, la bruja fea de voz melosa; Hidulfo, el enamorado de Irmina más allá de la muerte; Alpida, la guapa guerrera que asusta a los hombres; Genebrando, el hombre diminuto que cuida celosamente del oro de Hogueras Altas, y su hermano mellizo el gigante Domenico, el guerrero guardián; Walburda, el general de los ejércitos de Berardo, secretamente enamorado de Erena… Y paro de contar, que igual no acabo nunca. Si queréis conocer a todo el conjunto, tendréis que leer Interregno.
         Este libro está lleno de cosas curiosas. Una de ellas es la voz narrativa. O, mejor dicho, las distintas voces narrativas. Durante las tres primeras partes, nos encontramos con un narrador que todo lo sabe y todo lo cuenta al más mínimo detalle. El epílogo, sin embargo, es narrado por un actor de esa misma parte de la novela, de tal forma que pareciera que esta parte de la obra en sí es el comienzo de un segundo libro.
         Y, por cierto, ¿habrá segunda parte para esta historia llena de subtramas, amoríos y batallas epiquísimas? Eso da a entender el final, con ese falso cierre y todas las incógnitas que quedan sin resolver.
         He dicho antes que esta historia está llena de subtramas. Setecientas noventa y dos páginas dan para mucho, desde luego. Pero no olvidemos que también hay una historia principal: la lucha por el oro de Hogueras Altas, por un lado, y la protección de la zona contra los vándalos, por otro. El contexto histórico no puede ser más interesante, con la retirada definitiva del Imperio Romano del mapa de la Historia y la llegada del catolicismo como religión imperante a la Península Ibérica. La tensión, en todos los sentidos, está asegurada.
         No puedo dar por terminada esta reseña sin apuntar que Interregno no puede clasificarse exactamente como novela histórica, puesto que sus páginas están plagadas de elementos fantásticos y legendarios. Yo diría, más bien, que se trata de una novela fantástica de aventuras y amor con una buena base histórica. Vosotros, cuando la leáis, tal vez penséis otra cosa. Pero, en fin, lo importante es que hagáis eso: que la leáis y os hagáis vuestra propia opinión.
         Interregno, en definitiva, es una muy elaborada obra de amor, odio, sangre, batallas, historia, fantasía y emoción que transporta a los lectores a una España de fábula donde casi cualquier cosa era posible. Una novela que los amantes de la aventura épica no deberíais dejar escapar.
Cristina Monteoliva


sábado, 19 de diciembre de 2015

Reseña: INDY, UNA MOTO DE CUENTO, de Celia Santos y Sonia Sanz

Título: Indy, una moto de cuento
Autora: Celia Santos
Ilustraciones: Sonia Sanz
Edita: Toromítico
Páginas: 40
Precio: 15,95 €

Vivimos en un mundo que se mueve demasiad deprisa, en una sociedad donde lo nuevo se convierte en un instante en viejo. Esta vida disparatada nos obliga a estar continuamente cambiando de coche, lavadora o teléfono móvil. La mayoría de las veces no tenemos tiempo ni de pararnos a pensar en lo absurdo que puede llegar a ser tanto cambio innecesario. Que esas cosas que tanto nos gustaban antes y que ahora nos parecen viejas deberían seguir gustándonos y siéndonos útiles. De esto y muchas cosas más va Indy, una moto de cuento, el libro de Celia Santos ilustrado por Sonia Sanz.
         Indy es una vieja moto que pasa sus días en un rincón olvidado de un taller. Cuando era joven, fue un bien muy apreciado para sus dueños; pero ahora que no le funciona bien el motor, le faltan algunas piezas y está un poco sucia, nadie se acuerda de ella. Su soledad termina el día en el que aparecen en el taller cuatro motos de diversas nacionalidades y brillantes colores. Las motos nuevas al principio no aprecian a Indy. Con el tiempo, sin embargo, llegan todas a hacerse amigas de la vieja moto. Hasta que llega en día en el que las motos nuevas son compradas y dejan a Indy de nuevo sola. Pero, ¿y si la suerte de esta vieja moto cambiara? ¿No sería genial que volviera a recorrer las carreteras gracias a un buen dueño?
         Indy es una moto vieja, lo que no quiere decir que no sirva para nada. Con una buena reparación y mucho cariño, Indy puede volver a rodar por la carretera como lo hacía en sus buenos tiempos.
         Lo mismo que le pasa a Indy es lo que le pasa a muchas cosas hoy en día: que no sabemos valorarlas porque las vemos viejas. Esas cosas que la sociedad nos obliga a desechar pueden tener una segunda vida si las reparamos o una nueva si las reciclamos y las convertimos en otra cosa.
         Tampoco las personas merecen ser despreciadas por tener una edad y no ser ya capaces de hacer las cosas que hacían antes. La sabiduría de los mayores es un bien de valor incalculable. El que piense que no puede aprender nada de ellos, sin duda, se equivoca.
         Indy, una moto de cuento, con la ternura de sus ilustraciones y su texto, nos enseña a nosotros, los adultos, y a los niños, a valorar mejor las cosas y a las personas, tengan la edad que tengan. Este es un libro con el que enseñar valores como el respeto y el amor. Una bonita historia, sin duda, que encantará a los niños y a los adultos por igual. Entonces, ¿le das una oportunidad a Indy?
Cristina Monteoliva



miércoles, 16 de diciembre de 2015

Reseña: CHOCOLATE INFINITO, de Paloma Muiña y Betania Zacarías

Título: Chocolate infinito
Autora: Paloma Muiña
Ilustraciones: Betania Zacarías
Edita: SM
Págs: 32
Precio: 13 €

¿Cómo explicarle a un niño que va a tener un hermanito o una hermanita? ¿Crees que es igual de fácil cuando el hermano o la hermana no son biológicos, sino que son adoptados? ¿Qué supone para el niño recibir esta noticia? Tanto si estás a punto de adoptar un niño o niña y no sabes cómo va a reaccionar tu hijo o hija como si tan solo quieres acercarle este interesante tema a los más pequeños de la casa, te recomiendo que os hagáis con un ejemplar de Chocolate infinito, el libro escrito por Paloma Muiña e ilustrado por Betania Zacarías del que a continuación os hablaré.
         Paula es una niña a la que le gusta la Navidad, aunque la anterior fue un poco rara. Primero, nadie quiso sacar el Belén del trastero. Segundo, sus padres se fueron de viaje y se tuvo que quedar con los abuelos. Durante esos días, entre otras muchas cosas, Paula escribió una carta a los Reyes Magos. Esta es la historia de cómo las dos únicas cosas que le pidió Paula a los Reyes se la trajeron. ¡Y para siempre!
         Paula es una niña despierta a la que le encanta la Navidad. Antes de irse de viaje, sus padres intentan explicarle el motivo de su marcha navideña. Paula no presta mucha atención, tal vez porque es todavía un poco pequeña y tiene la cabeza en otro sitio.
         Cuando vuelven sus padres, Paula se encuentra con una grata sorpresa en forma de nueva hermanita. Paula, a pesar de lo que pensaban sus padres, está la mar de contenta, y no necesita más explicaciones sobre lo que es una adopción.
         Chocolate infinito es una historia realmente enternecedora, tanto por el tema que trata, el de la adopción, como el tono tan logrado de la autora. Y es que Paloma Muiña se mete a la perfección en la piel de la pequeña Paula para contarnos cómo es su Navidad, las cosas que de verdad le preocupan y las que no. Finalmente, descubriremos que los niños se hacen muchos menos problemas que nosotros ante ciertos temas. Que lo que para nosotros es un mundo, para ellos es la cosa más sencilla del mundo.
         Chocolate infinito es un libro ideal para explicar lo que es la adopción a todo tipo de niños. Una historia entrañable que llegará al corazón tanto de grandes como pequeños. ¿Te la vas a perder?
Cristina Monteoliva



martes, 15 de diciembre de 2015

Reseña: UN CUENTO DE MONSTRUOS, de José María Domínguez

Título: Un cuento de monstruos
Autor: José María Domínguez
Edita: Toro Mítico
Páginas: 32
Precio: 10 €

El aburrimiento es una cosa espantosa. Tanto para mayores como para pequeños. Incluso para los monstruos que ya no dan miedo. Pero, ¿qué hacer cuándo estamos aburridos? Algunas ideas para solventar este problema las encontraréis en Un cuento de monstruos, el libro ilustrado de José María Domínguez que os voy a comentar a continuación.
El conde Ratu es un vampiro de trescientos años de edad. Cuando los monstruos dejaron de dar miedo, Ratu abrió una tienda de recuerdos. Ni en su tienda ni en su tiempo libre es capaz, sin embargo, de vencer al aburrimiento. Hasta el día en el que le pidió ayuda a un amigo Jacinto. Jacinto le dio buenas ideas para solucionar su problema. Luego Ratu comenzó a hacer cosas con Jacinto y el resto de sus amigos. Y al final… Bueno, el final lo conoceréis si os decidís por este libro.
Los niños hoy en día disponen de montones de juguetes y trastos con los que entretenerse. Aún así, el aburrimiento siempre acaba llegando. Creo que el problema de los niños de hoy en día es que tienen menos tolerancia al aburrimiento que el que teníamos las generaciones anteriores. Necesitan que se les anime a hacer cosas nuevas, que se les den ideas. Ideas de las de toda la vida: la lectura, los juegos entre amigos, las actividades creativas…
Un cuento de monstruos es un libro educativo ilustrado que enseña valores como la amistad, el optimismo y la generosidad. Gracias a este libro, los niños aprenderán que cualquiera puede aburrirse, pero que también todos podemos, gracias a nuestros amigos, acabar divirtiéndonos mucho haciendo infinidad de cosas. También enseña que cuando estamos contentos, las cosas acaban saliendo mejor. Y lo que es mejor: ¡todo ello contado por el increíble conde Ratu y sus amigos monstruos! ¿Vas a dejar que los pequeños de la casa se lo pierdan?
Cristina Monteoliva

domingo, 13 de diciembre de 2015

Entrevista: EDMUNDO DÍAZ CONDE

¿Cuándo comenzaste a escribir?
Tenía 11 años. Escribí un poemario infumable que guardo como una reliquia diabólica. Se titulaba PECULIARIDADES. Decidí que tenía que superarme. El proceso de superación ya va para 40 años. ¿40 años? Si no lo pongo por escrito no me lo creo.

¿Por qué novela negra?
El desafío es uno de los motores, supongo, que nos ponen en marcha. La novela negra gusta porque rima con los tiempos actuales. Es urbana, dura, violenta, un punto sentimental, a menudo sirve de cauce para denuncias sociales... Me apetecía dar una vuelta de tuerca: diseñar una novela negra en la época en que nace el género (años 20), en la meca del género (Chicago), pero protagonizada por españoles y que prescindiera de uno de sus características más genuinas: el machismo. Una novela negra feminista, digamos, pero todo ello sin que el lector lo advirtiese a primera vista. Un lector que, si el desafío tiene éxito, debería leer la intriga como en estado de suspensión hipnótica, por referirnos a una de las líneas de fuerza de la historia.  

¿Qué debe para ti tener una buena novela negra?
Me parece que todo género exitoso, al igual que todo producto, acaba por romper sus propios diques. Es entonces cuando las etiquetas se demuestran útiles pero también precarias. Hoy en día, el elemento básico que define el negro es probablemente la existencia de uno o varios crímenes y la importancia que revelan estos en la estructura y evolución de la intriga y de los personajes. Alrededor de los crímenes, incluso de la investigación de los mismos, se mueven las pasiones más humanas y también más oscuras de los personajes, condicionados como están por ellos. Esta idea elemental es, a mi juicio, lo que define el negro en la actualidad.

¿Cómo surgió la idea de escribir El hombre que amó a Eve Paradise?
Se llamaba Esperanza. Si viviera, ahora tendría más setenta años. Era malagueña, con un sobrepreso tan evidente como su corazón. Un día me contó que su abuelo, en 1911, se había embarcado en el SS Orteric, con destino a Hawai, y que él había sido uno de aquellos 8.089 españoles que emigraron rumbo al archipiélago entre 1900 y 1913. Buscaba, como también hoy día sucede, mejores condiciones de vida. Cuántas veces me dijo que tenía que escribir sobre aquello. Años después, su emotiva anécdota, que ella contaba con lágrimas en los ojos fue el germen de esta intriga. El germen, quiero subrayar. Porque la historia, propiamente dicha, gira en torno a la investigación de cinco asesinatos truculentos llevados a cabo por un asesino en serie, en el Chicago de los años 20.


                                                                  ©Pepe Ortega

¿Cuánto has tardado en escribir esta novela? ¿Has tenido que documentarte mucho o te has servido de datos que ya conocías previamente?
Dos años, más o menos. Se trató de un proceso escalonado de documentación. En términos globales, como las líneas de fuerza de la novela son cuatro o cinco, y muy jugosas, fue un proceso laborioso. Al principio, todo lo relativo a la emigración. Luego el Chicago de la época, dominado por los virreyes del hampa, la Ley Seca y la violencia más despiadada, la propia hipnosis, que tenía una importancia central en la intriga, y, como no, todo lo relativo a los crímenes, sus procedimientos, su investigación y análisis, sin dejar de lado el asunto del serial killer, cuyo modelo, bastante desconocido y del que espero que hablemos, tomé para mi asesino.

Se conoce bastante sobre la emigración de españoles a Cuba, Argentina o Brasil, pero jamás, hasta leer tu novela, había tenido datos sobre la emigración a las islas Hawaii. ¿Podrías contarnos algo sobre este tema?
Nuestros compatriotas buscaban una vida mejor, a la vez que huir de la intermitente guerra con Marruecos. Esto significa que en la España rural de entonces, los que respondieron a la llamada de la recluta que hicieron los agentes del “Board of inmigration of Hawai”, eran sobre todo jornaleros y gente de extracción humilde que terminaban siendo calificados como prófugos. Por eso muchos embarcaban disfrazados de mujeres y no se despojaban de esas ropas hasta rebasadas las islas Canarias. Estamos hablando de 8.089 españoles, nada menos, que el transcurso de 13 años, entre 1900 y 1913 se sintieron tentados. ¿Por qué Hawai, precisamente? Porque el gobierno de las islas, en connivencia con los plantadores de azúcar, reclamaba  mano de obra barata para las plantaciones en gran auge. Hasta entonces habían contado mayoritariamente con orientales (de ahí los rasgos faciales hawaianos), pero ya en esa época Hawai se había vinculado a USA como territorio, es decir, una especie de protectorado, y prefería que los jornaleros fueran europeos. Qué mejor idea que buscarlos en España y Portugal, en donde las condiciones climáticas eran más parecidas a Hawai. 

¿Es cierto que los emigrantes españoles también recalaron en Chicago en la época del cine mudo?
La mayor parte de los nuestros, una vez que comprobaron in situ la diferencia que había entre la realidad y los pasquines que circulaban por tantos pueblos de España vendiendo las excelencias de Hawai, dieron el salto a Estados Unidos, vía California. Allí los salarios cuadriplicaban los de las plantaciones. Desde allí, en efecto, aquellos que ya dominaban el inglés (y no eran todos, sino principalmente aquellos que habían permanecido trabajando en Honololú, en donde apenas se hablaba castellano) se trasladaron a otros lugares de Estados Unidos. Por supuesto, también a Chicago. La ciudad más norteamericana de todas, la más ambiciosa, la que mejor se definía por las virtudes más genuinamente protestantes y norteamericanas; en particular, puesto que el cine mudo tuvo su meca en Chicago, y no en California, como hemos aprendido a creer.


¿Te hubiera gustado vivir en el Chicago de aquellos tiempos?
Visto a distancia, cualquier pasado resulta mítico. Mucho más si hablamos de un icono. Y el Chicago de los años 20 lo es. Ya en esa época, los grandes estudios se habían trasladado a California buscando un clima más benigno para los rodajes; pero Chicago estaba más vivo que nunca. Me admira cómo nos atrae una gran capital en la juventud. Nos atrae, pienso, porque también la ciudad es joven como nosotros, porque su vigor es el nuestro, su ambición, sus esperanzas, su confianza en el azar y en destino, todo ello está en el corazón de la juventud y de las grandes capitales. Y Chicago era joven. Los rascacielos habían nacido allí (no en Nueva York) y seguían creciendo. Por otra parte, en una atmósfera tan violenta como aquella, en la que Al Capone gobernaba y tenía comprada a la policía, el amor estaba en el aire. No en vano, EL HOMBRE QUE AMÓ A EVE PARADISE, es sobre todo una historia de amor.   

¿Crees en el poder de la hipnosis?
A estas alturas, Cristina, no es tanto una cuestión de fe como de ciencia. Los científicos, a través del escáner, han probado sobradamente que la capacidad cognitiva se modifica en estado de suspensión hipnótica. Ay, qué juego, me pareció cuando empecé a escribir la novela, iba a proporcionarme ese recurso. Entonces pensé que la hipnosis, como recurso narrativo, como terapia, como procedimiento investigador y como cauce para que discurrieran las sospechas del lector, era idónea para la historia que iba a protagonizar mi rutilante, bella, frágil y valerosa actriz de cine mudo, Eve Paradise.

¿Puede llegar a ser verdaderamente feliz una mujer como Eve Paradise?
En este punto (como en todos), el lector tendrá la primera y la última palabra. Eve es, y quién no, una suma de memoria y de esperanza, de miedos y de coraje, de olvido y de recuerdo. La felicidad, tal vez se preguntase ella: ¿Dónde se encuentra? ¿En la alegría, en la serenidad, en la ausencia de miedo? Lo cierto es que jamás se ha enamorado perdidamente, a pesar de su confesada atracción por los chicos jóvenes, por su inocencia, su valor, por la tersura de su piel. Jamás, hasta la llegada de un hipnotizador y su show de hipnosis a Chicago, por supuesto.

¿Qué ha supuesto para ti conseguir el XLVII Premio de Novela Ateneo de Sevilla por El hombre que amó a Eve Paradise?
Un sueño cumplido, una asignatura aprobada finalmente con nota, la convicción de que la suerte, como una ráfaga de viento que sopla a favor o en contra, te bendice cómo y cuándo quiere, sin razones, un poco ciegamente. Es verdad que el premio de novela Ateneo de Sevilla es muy prestigioso, y que escribí esta novela con toda la fe que tenía disponible, pero siempre tuve muy presente las palabras de Eto, cuando un periodista le dijo que era justo que jugase en el Barcelona, por su calidad: “Fue la suerte. En Camerún tuve amigos que jugaban mucho mejor que yo”.
  
                                                                ©Edmundo Díaz Conde

¿Qué esperas que encuentren los lectores en El hombre que amó a Eve Paradise?
Una intensa intriga y, a la vez, una historia que los remueva por dentro. Me gustaría, desde luego, que el lector, de manera muy natural, que convirtiera en investigador. La intriga está diseñada en función de ello; pero, además, que la novela de intriga fuera superada por una historia de emociones, una historia con encanto, apasionada, un historia con sentimiento. Una historia, al final de la cual, el lector se quedase con la sensación de haberse bebido una copa de buen licor, caldeado y reconfortado por dentro, con los ojos humedecidos y una leve sonrisa en la cara.

¿Qué nuevos proyectos literarios tienes en marcha?
Bueno, yo estaba inmerso en el siglo XIX, una novela llena de... como diría. Mejor, no lo digamos, Cristina. Página 250 aproximadamente. Fue entonces cuando pasó lo del premio y las cosas bonitas se sucedieron. Pero los sueños duran poco en la vida de un escritor, excepto en las páginas. Así que pronto volveré a soñar por escrito.

¿Te gustaría añadir algo antes de terminar esta entrevista?
Sí, quisiera añadir que el asesino de la novela; mejor dicho, su modelo existió realmente. Se llamó John Frank Hickey, e inició su carrera criminal en Nueva Inglaterra, cinco años antes que el Jack el Destripador. Allá por 1883. Es el primer asesino en serie conocido, y el primer sobre el que se trazó con éxito un perfil criminalístico. Se le denominó “El Asesino de la Postal” porque tenía el pérfido hábito de remitir postales a las familias de sus víctimas describiéndoles los crímenes, expresando falsos remordimientos y revelando la ubicación de los cadáveres.
Y nada más. Ha sido un placer responder a un cuestionario tan sugerente. Gracias a ti, por la atención que le brindas a mi novela, y también a tus lectores. Estoy seguro de que EVE PARADISE sería de mi misma opinión.

El placer de entrevistarte ha sido mío, Edmundo. Muchas gracias por tu tiempo, tus respuestas y tus fotos personales. Espero que Eve Paradise siga conquistando corazones durante mucho tiempo, y que pronto sepamos de más trabajos tuyos.

Cristina Monteoliva