miércoles, 9 de marzo de 2022

Entrevista: ÁNGEL GONZÁLEZ OLMEDO.

 

Queridos amigos de La Orilla de las Letras,

volvemos a la carga con las entrevistas. En esta ocasión nos visita virtualmente Ángel González Olmedo.

Ángel González Olmedo, natural de La Línea (Cádiz), es autor de narrativa fantástica y juegos de rol, además de psicólogo y músico, dos aspectos muy presentes en su obra, en la que no falta la crítica social y la magia. La historia triste de un hombre justo es su primera novela (Red Key Books, 2022). Con ella inicia una saga de próxima continuidad.

Dicho esto, os dejo ya con las palabras del autor:

¿Cuándo comenzaste a escribir?

Entre 1995 y 1998, o entre los 9 y 12 años; aún tengo los archivos del Olivetti. Empecé escribiendo guiones para el juego de rol de El señor de los anillos, y poco a poco fui narrando mis propios mundos. Es difícil escudriñar cuál fue el punto de inflexión exacto.

¿Qué lecturas crees que te han influenciado como escritor?

No acertaría si apuntara a géneros o autores concretos, porque daría una idea equivocada, así que voy a decir que soy ecléctico. No obstante, tengo especial interés por la lectura decimonónica.

¿Qué estás leyendo ahora mismo? ¿Nos lo recomendarías?

Estoy leyendo Hodgson, concretamente su Sherlock Holmes particular: Carnacki, cazador de fantasmas e investigador de lo paranormal. Es altamente recomendable, claro, sobre todo para entender el terror de principios de siglo. De todas formas, me gusta más el Hesselius de Sheridan Le Fanu.

Eres músico, psicólogo, autor de juegos de rol y de narrativa fantástica. ¿Cómo compaginas tantas actividades?

Estas actividades se compaginan porque se integran entre sí. Los juegos de rol y la fantasía son géneros hermanastros; la psicología conforma la base de mi profesionalidad, por lo que es difícil despegarse de ella; y la guitarra no se ha separado de mí en los últimos 17 años. De hecho, la veo colgada de la pared de mi despacho y la tomo al menos una vez al día. ¿Quieres un ejemplo? Imagíname releyendo un pasaje que acabo de escribir mientras estoy tocando una escala. Eso es muy habitual en mí.

¿Ha cambiado la pandemia de covid tus hábitos de escritor?

Para nada, trabajo exactamente lo mismo. Es lo que tiene hacerlo desde tu casa.

¿Dónde encuentras la inspiración?

Alguien dijo que la inspiración debía encontrarte trabajando. Pues eso. La disciplina de trabajo es crucial, estés inspirado o no. Al menos en mi forma de trabajar, la inspiración aparece al principio y al final: la base y las pinceladas de lo que quiero contar. La eficacia metódica está en el medio.

¿Qué ha supuesto para ti publicar La historia triste de un hombre justo?

Yo ya había publicado, aunque no en el sector de la narrativa. Era algo que creía que sucedería tarde o temprano, dado que meter cabeza en el sector editorial en general es lo más difícil, y yo ya contaba con la suerte de estar ahí. No obstante, es precioso que mi primera novela haya venido de la mano del nacimiento de una editorial. Eso denota confianza por ambas partes.

¿Por qué ambientar esta novela steampunk en el siglo XVII?

Porque ese siglo es cruel con la sociedad. El Siglo de Oro representa en España un auge cultural en muchas aristas, sobre todo en las letras. El español —no sólo el castellano— que ha llegado a nuestros días se forja en ese preciso instante. Pero también es una época dura, de miserias, de pobreza. En el periodo de los Austrias llega a producirse hasta cuatro crisis financieras, a pesar de que no paraba de desembarcar oro de las Américas en Sevilla. Es una época perfecta para situar a personajes rebeldes y fuertes. 

© Red Key Books.

¿Qué tiene de ti el protagonista de esta historia, Dragos Corneli?

No me gusta compararme con Dragos. Es cierto que lo uso para vengarme de deudas pendientes que no puedo saldar en la vida real; para eso escribimos, a veces. También es una forma de perdonarme a mí mismo, de evaluarme y pedir perdón por los fallos que cometemos Corneli y yo. A rasgos generales, en realidad es muy diferente de mí; de hecho, otros personajes secundarios portan actitudes mías. Bueno, supongo que eso es normal y les sucede a muchos escritores.

¿Qué es lo que más te ha costado escribir de esta novela?

La documentación. Pero es verdad que ha sido algo muy instructivo y divertido. A veces había que escarbar mucho para no romper la coherencia interna de la historia. A pesar de que es una novela de fantasía, y eso implica tomarte licencias narrativas, es muy importante cuidar la llamada suspensión de la incredulidad, para que el espectador no se sienta estafado y vea solidez y lógica en los conceptos históricos que manejo. El habla de germanía es el ejemplo más notorio.

¿A qué se debe la escasez de personajes femeninos?

Puro determinismo narrativo. Al principio iba a ambientarla en un mundo de fantasía con paridad —como la rueda del tiempo—, pues creo en la bella herramienta de la normalización. Pero es eso, una herramienta más, ni peor ni mejor, así que cambié este matiz de última hora. Esta es una novela para adultos, cruda y con fuerte crítica hacia nuestra realidad social. Tengo que exponer sin disfraces los problemas patriarcales que arrastramos hoy día. Esto es lo que da sentido a Nolvaria de Bruma, personaje femenino e insurgente que sobrevive en un mundo socialmente injusto con ella. A pesar de ser la única mujer en el grupo, no es una extrañeza que sea el personaje más fuerte y valiente de todos, incluso por encima del protagonista. El contraste debe verse claro.

¿Qué esperas que los lectores encuentren en La historia triste de un hombre justo?

Un asidero para soportar un poco más la realidad.

¿Qué nuevos proyectos literarios tienes en marcha?

La segunda parte, cuya escritura estaba muy avanzada cuando se publicó la primera. También hay algo de terror escrito y, por supuesto, sigo al cien por cien con el sector del rol.

¿Te gustaría añadir algo antes de terminar esta entrevista?

En otras circunstancias, no. Pero atravesamos momentos difíciles, y sospecho que vienen tiempos peores. La literatura es un modo de conectar con gentes que, a través de sus libros, nos toman de la mano para decirnos que no estamos solos, que nos comprenden. No importa desde que siglo nos hablen; las pulsiones son las mismas. Lean todo lo que puedan para dar sentido a este sinsentido.

Muchas gracias, Ángel, por tu tiempo y tus palabras. Te haremos caso y leeremos mucho, ¿verdad que sí, amigos de las letras? Gracias también a vosotros por estar al otro lado. Y ahora, ¡a leer!

Cristina Monteoliva