lunes, 21 de marzo de 2022

Reseña: AQUÍ VIVIÓ NEFERTITI, de Mary Chubb.

 

Mary Chubb comenzó a trabajar como adjunta a secretaría en la Egypt Exploration Society para poder pagar sus estudios de escultura en la Central School of Art de Londres. No le interesaba ni sabía nada de Egiptología pero, un día por casualidad, buscando un dibujo en el sótano, encontró un azulejo esmaltado procedente de la excavación de Tell el-Amarna. “Aquel objeto disparó un resorte oculto”, nos cuenta la autora, provocando en ella el deseo de saber todo lo referente a él, a su lugar de procedencia, al artesano que lo había fabricado… En ese momento, sin saberlo, daba comienzo su historia de amor con el lugar del que procedía aquella pequeña pieza arqueológica, una historia que la llevaría a lo largo de su vida a participar en diferentes excavaciones primero en Egipto y después en Irak (antigua Mesopotamia) y Grecia. Era el primer paso para convertirse en “la arqueóloga accidental”, tal y como se la conoce.

         Desbordada por la caótica documentación que les llegaba desde la excavación en Tell el-Amarna, y que tanto costaba descifrar la mayoría de las veces, se le ocurrió proponer el cargo de secretaria del director de campo. De esa manera se facilitaría el trabajo en el lugar de origen y, por lo tanto, también en la sede de la organización en Londres. Era una idea excelente pero, puesto que no había recursos para pagar a alguien que se hiciera cargo de dicho cometido, fue al propia Mary quien asumió el cargo.

         De su mano nos embarcamos en un viaje al Egipto de los años treinta, conocemos la vida en el campamento de la expedición arqueológica y rememoramos fragmentos de historia antigua. Tell el-Amarna, antigua Aketatón, atesora los secretos de uno de los periodos más interesantes de la historia del Antiguo Egipto: el reinado del rey Akenatón. El faraón hereje fue artífice de la herejía monoteísta y de muchas otras transformaciones radicales de la sociedad egipcia.

         Este libro es una excepcional crónica del trabajo de campo y de la vida en un campamento arqueológico británico de los años treinta. Chubb tiene un estilo ágil aderezado con deliciosas pinceladas de humor que hacen muy amena la lectura. Tampoco escatima en descripciones ni en rigurosidad histórica. Con cada objeto desenterrado, con cada hallazgo, sabemos algo más sobre el faraón y su familia, sobre los tiempos que vivieron y un reinado que constituyó una verdadera revolución. Descubrimiento a descubrimiento, la autora va evocando los hechos ocurridos mucho tiempo atrás en ese lugar, envolviéndolos siempre con cierto halo de romanticismo. En algunos momentos, y salvando las diferencias, su obra nos recuerda al maravilloso La tumba de Tutankhamón de Howard Carter.

         El libro sirve también para poner en valor a su autora, para rescatar del olvido, una vez más, a una mujer que desempeñó un papel importante en la historia, en este caso de la arqueología. Su trabajo administrativo fue un aporte muy importante que hizo evolucionar el mundo de la publicación arqueológica. Sin contar con sus diferentes aportaciones al trabajo de campo de la expedición de la que hace esta maravillosa crónica y a la vida cotidiana del campamento. Cuando un atropello le provocó la amputación de una pierna y se vio imposibilitada para seguir participando en expediciones arqueológicas, se dedicó a escribir sobre sus experiencias en este campo. El primero de esos libros fue, en 1954, Aquí vivió Nefertiti, que deja al lector con ganas de seguir conociendo su obra.

María Dolores García Pastor