Hace tiempo que comprendí que
las respuestas están en la naturaleza.
El ritmo de
vida frenético al que nos someten nuestras obligaciones, tareas y
responsabilidades han hecho merma en nuestra capacidad de mantener la atención.
Hace tiempo que me di cuenta de ello, cuando de pronto los días dejaron de
tener sentido para transformarse en un simple asunto que despachar para cumplir
muchas obligaciones que, si lo pensamos bien, ni siquiera hemos decidido, más
bien nos han sido impuestas o sencillamente hemos aceptado.
¿Esto es todo?
Lo cierto es
que la sensación de vacío, falta de sentido que se apodera de quienes empiezan
a preguntarse si hay algo más, lleva a un cruce donde de alguna manera
decidimos si queremos vivir o simplemente existir.
¿Y que tiene a
que ver esto con la naturaleza y con los bosques?
Hace tiempo
que ya no estamos conectados con la naturaleza y lo peor de todo con nosostr@s
mism@s. Si la historia de la humanidad se pudiera representar con una línea,
sería muy poca la distancia recorrida desde el momento en el que bajamos de los
árboles para transformarnos en “seres humanos”. Pero cuando das un paseo, o
hasta te pierdes por un bosque, te das cuenta de que pasan cosas maravillosas,
a veces pequeños milagros. Quizás sean los sonidos o los aromas, quizás los
colores o las formas que adquieren seres que parecen sacados de alguna película
épica. Visiones como las que ofrece un ejército de musgo que coloniza y genera
una perfecta simbiosis con un árbol. O seres titánicos que desafían las leyes
de la gravedad, capaces de superar lo más de 100 metros de altura.
Pasado el primer momento de
asombro, las preguntas empiezan a brotar para satisfacer nuestro lado racional,
ese que nos ha permitido dominar el planeta y que se pregunta cuáles son las
claves del espectáculo que tiene lugar en ese momento.
Enrique García
Gómez nos ofrece las claves para adentrarnos en un mundo del que somos parte
integrante, aunque lo hayamos olvidado. La
inteligencia de los bosques es una mano tendida que nos lleva a la comprensión
de la misma vida: cómo y por qué las cosas ocurren. No encontraremos todas las
respuestas, y tampoco será necesario, pero en sus páginas podremos avanzar y
quizás llegar a comprender el mismo significado de la vida. Ser consciente de
que la naturaleza y sus “habitantes” tienen sus lados oscuros, pero la búsqueda
de la luz hace que olviden sus diferencias y hasta lleguen a cooperar. Un poco
como las sociedades modernas.
Quizás
pensemos que la tecnología es la clave para el desarrollo; sin embargo nos
damos cuenta de la perfección, a veces resultado de una larga evolución, que
ofrece una simple hoja para realizar los procesos vitales necesarios a un árbol
para vivir.
Hemos perdido
la curiosidad, lo damos todo por hecho, y Enrique es capaz de despertar el niño
interior, ese que cuando era pequeño no dejaba de preguntar nunca ¿Por qué? Y
de eso va La inteligencia de los bosques:
páginas y páginas capaces de dar una respuesta a través de un lenguaje sencillo,
que no quiere decir simple, por la capacidad de describir procesos a veces tan
complejos que necesitaríamos mucho tiempo para llegar a comprender.
Pueda que la
clave esté justamente en la curiosidad: sus páginas consiguen mantener atrapado
al lector que ama la naturaleza y que necesita saber, comprender, que es lo que
hay detrás de este milagro.
He de reconocer que en algunos
momento se pierde la imagen de armonía que necesitamos nos acompañe cuando
queremos escapar de nuestro mundo y refugiarnos en la naturaleza o en un
bosque. Pero no hay que olvidar que el equilibrio es lo que tienden todos los
seres y cualquier estrategia que lo haga posible será la que prevalecerá. Al
final de cuenta los beneficios serán superiores a cualquier otra alternativa.
Este libro no
deja de ser un libro cuyo objetivo es ofrecer una ventana desde la que mirar y
encontrar alguna respuesta que estoy convencido más de uno encontrará. Esto era
lo que esperaba pasara cuando La inteligencia
de los bosques llegó a mis manos y que sin duda contribuirá a ver el bosque
con otros ojos.
Giuseppe Favale