lunes, 1 de julio de 2019

Reseña: OLINKA, de Antonio Ortuño.


Título: Olinka
Autor: Antonio Ortuño
Publica: Seix Barral
Páginas: 248
Precio: 18,50 €

Los años de bonanza económica propiciaron la subida de los precios de las viviendas y el auge de la construcción de nuevas edificaciones, a veces, en los lugares más exóticos o insospechados. Aunque en España el fenómeno haya sido especialmente alarmante, por la posterior crisis económica y social que produjo abandono de las construcciones y desahucios, también otros lugares del mundo se han visto afectados por este declive. Lugares como Guadalajara, en México, la ciudad de Olinka, la nueva novela de Antonio Ortuño. Si quieres saber qué más puede ofrecerte este libro, solo tienes que seguir leyendo esta reseña.
Aunque dijeron que tan solo tendría que estar en la cárcel un año, a lo sumo dos, para pagar por los errores de su suegro, Aurelio Blanco, Yeyo, se ha pasado hasta quince tras las rejas. Una vez puesto por fin en libertad, en vísperas de las fiestas navideñas, y sin nada mejor que hacer, Yeyo decide visitar a su mujer, a la que le faltó tiempo para dejarle en cuanto él entró en prisión, y a su hija, una joven a la que prácticamente no conoce y que está convencida de que su padre es una mala persona. También irá a ver a su suegro, por supuesto, a la ahora ruinosa urbanización de Olinka. Toda la familia acabará de nuevo reunida por Navidad. Pero, ¿habrá amor y concordia entre ellos cuando quedan tantas viejas cuentas por saldar aún? ¿Saldrán todos vivos de allí?
Aurelio Blanco, Yeyo, es un hombre que ha pasado en prisión los últimos quince años para proteger a una mujer y a una hija que le detestan sin que él pueda llegar a entender por qué. Cuando las cosas se complicaron, quince años atrás, no vio otra cosa que hacer que ayudar a su suegro, el constructor Carlos Flores, con el problema judicial consecuencia de la desaparición de los antiguos habitantes de Olinka y el descubrimiento de los norteamericanos del blanqueo de dinero que se estaba llevando a cabo en la urbanización (práctica común, a la postre, en toda la ciudad de Guadalajara).  Yeyo acabaría pagando un alto precio por ello. Y ahora ha de vengarse. O, al menos, defenderse del supuesto ataque que le aseguran sus abogados que recibirás por parte de su suegro.
Si bien la primera parte de esta novela se centra en el presente de Aurelio Blanco, pronto, en los siguientes apartados, conoceremos no solo su pasado, sino también el de los otros personajes que han de encontrarse, irremediablemente, en Olinka para saldar cuentas: Carlos Flores, el ambicioso constructor que se empeñó en conseguir unas tierras para edificar la urbanización de sus sueños y acabó fracasando estrepitosamente; Alicia, la hija caprichosa que empezó ya en la adolescencia a utilizar a Aurelio, el que en un principio fuera su vecino, y acabó despreciándole; y Carla, la hija que ha crecido creyendo que su padre, ese hombre el que apenas recuerda, es una mala persona, y se refugia de todo y todos en los brazos de su novia, Wendy. Como si se tratara de un personaje más, el más importante de todos, en realidad, también conoceremos la historia de Olinka, una historia que podría ser la de cualquier otro sitio marginal, en un principio, que, en un momento dado se convertiría en el capricho de gentes adineradas. Así, Olinka, la urbanización que debía de ser el lugar de retiro de personas cultas, acabaría convirtiéndose en una ruina en la que solo unos cuantos propietarios habitarían.
Y hasta ahí os puedo contar de la trama de esta peculiar novela (los que ya hayáis leído antes a Antonio Ortuño sabréis de su estilo inconfundible) que nos presenta una gran historia de denuncia social. El resto tendréis que averiguarlo vosotros mismos a través de la lectura de este interesante thriller negrísimo de personajes bien definidos que a veces rozan el patetismo, situaciones cómicas y trágicas y urbanizaciones ruinosas que esconden más de un delito. Una obra, sin duda, con la que reflexionar sobre lo que somos capaces de hacer por los demás, el daño que la ambición le hace tanto a las personas como al planeta en el que vivimos y hasta dónde vamos a llegar como civilización. La pregunta es: ¿a qué esperas para poner rumbo a Olinka?
Cristina Monteoliva

© Cristina Monteoliva.