Título: Las primaveras de
Verónica
Autora: Carola Aikin
Publica: Páginas de Espuma
Páginas: 200
Precio: 17 € / 5,99 € (eBook)
Es difícil dejar el pasado atrás cuando
los fantasmas nos persiguen. Fantasmas de personas que quisimos (que aún
queremos) pero también de lugares en los que esas personas nos acompañaron y
fuimos felices. Casas que un día se fueron volando dejando un vacío más grande
en nuestros corazones que en el terreno que ocupaban. De esto, y de otros
muchos asuntos interesantes, sabe mucho la protagonista del libro de Carola
Aikin que comentaremos hoy: Las
primaveras de Verónica.
Cansada de la
residencia de ancianos en la que se siente reclusa, Verónica decide un día
huir. Después de robar un sombrero en una tienda, acaba en la playa, donde
conocerá a un francés y a su perro. El francés y Verónica congenian enseguida,
por lo que es fácil que acaben pasando la noche juntos en la playa. Las horas
transcurren mientras Verónica le cuenta a su nuevo amigo un total de dieciocho
cuentos llenos de fantasía, de fantasmas y del pasado real de una mujer que
nunca logró superar ciertos episodios de su infancia y juventud.
Si bien hace años
podías componer tu libro de relatos como un compendio de tus mejores textos,
mantuvieran estos relación entre ellos o no, vemos como cada vez más se va
imponiendo la tendencia de armar volúmenes en los que haya un tema común, o
varios, que hagan de la obra un todo sólido. Pues bien, Carolina Aikin nos
ofrece en Las primaveras de Verónica
algo que va más allá dentro de esta idea: un libro de relatos que podría considerarse
en realidad una novela atípica. Para ello, nos ofrece un primer relato, La primavera de Verónica, que nos
introduce en la acción. En él, como decía antes, vemos cómo una anciana, harta
de estar en una residencia, decide marcharse de excursión a la playa. Allí
conocerá a un francés al que le contará dieciocho cuentos, titulados: El señor de los cangrejos, La crisis, El
hombre del maletín, En la costa, La muerte de mamá, La habitación 201, La niña
extranjera y la España vieja, Éramos un animal, Encontrar-te, El mantón, La
voz, La fiebre, de nuevo, La Santa, La mentirosa, El despertar, Un asunto de
flores, Esconder un ángel y La
ascensión.
Si bien con el primer
cuento de Verónica, El señor de sus
cangrejos, una historia fantástica donde la metáfora es la protagonista,
podríamos pensar que esta obra va a ser algo así como una versión moderna de Las mil y una noche, pronto nos daremos
cuenta, con las siguientes lecturas, unas más fantásticas y oníricas que otras,
que Verónica está contando a su amigo francés la historia de su vida. Una
historia en la que ella era una de las niñas de una familia numerosas que vivía
en la Santa, una preciosa casa de campo, siempre arropada por la criada,
Valentina. Al morir Valentina, su fantasma seguiría en la casa para recordarle
a una Verónica ya adulta que allí fue feliz con sus hermanos, con su padre
inglés, con su abuela inglesa y hasta con aquella madre distante que murió
demasiado pronto. La casa, con el tiempo, acabaría convirtiéndose en un
problema, una suerte de gran trasto inútil del que desprenderse. Pero, ¿cómo
deshacerse de algo que es en realidad un ente con vida? ¿Cuántos secretos
albergaría aquella casa? ¿Cuántos de ellos atormentan todavía a Verónica? Y el
francés, ¿no será que en realidad solo Verónica le ve, que representa a
alguien, un gran amor, que quedó en su pasado?
Las
primaveras de Verónica, en definitiva, es un libro
original ya no tanto en su contenido sino por su forma de presentárnoslo. Una
obra escrita con un estilo singular. Una historia de historias cargadas de
fuerza, emotividad y preguntas sin respuesta que nos llevarán siempre a la
Santa, la casa llena de incógnitas familiares donde se crió su protagonista; a
una época en la que España parecía transitar entre lo antiguo y lo moderno; a
unos niños marcados por la educación inglesa y española; y a una mujer que no
sabe qué hacer con tantos recuerdos. ¿Estás buscando una lectura para las
noches de verano cerca del mar? No lo pienses más y déjate enamorar por este
libro.
Cristina Monteoliva
©
Cristina Monteoliva.