Título: El año
nuevo de los árboles
Autor: David
Aliaga
Publica: Editorial
Sapere Aude
Páginas: 136
Precio: 12,99 €
A veces nos sentimos
perdidos, nos cuesta encontrar nuestra propia identidad. Para muchos, es el momento
de mirar al pasado, de preguntarse quiénes fueron los que estuvieron antes en
el mundo: los que plantaron las raíces de ese metafórico árbol al que pertenecemos
como miembros de una familia o de una comunidad más amplia. Ese, para mí, es el
punto de partida del libro de relatos El
año nuevo de los árboles, la interesante obra de David Aliaga de la que hoy
hablaremos.
El año nuevo de los árboles
es un volumen compuesto por un total de catorce relatos, muchos ellos de corte
autobiográfico, que giran en torno a la comunidad judía en Europa (en la
actualidad y el pasado), la familia, la muerte y la necesidad de encontrar una
identidad propia para seguir adelante, entre otros muchos interesantes temas. Otra
característica a destacar, antes de entrar en particularidades, es el afán
viajero de estas historias ya que sus tramas nos trasladan a lugares como
Barcelona, París, Londres, Múnich, El Cairo, Salónica, Ámsterdam…
El
volumen comienza con Me llamarán tierra,
una historia en primera persona que habla de un bisabuelo judío que abandonó a
su familia en una España convulsa para fundar una nueva en Salónica, Grecia, y
de un nieto que intenta volver a sus orígenes visitando su tumba. Las pesquisas
sobre el bisabuelo perseguirán a nuestro autor, y a veces protagonista, hasta
Londres en el relato Un abuelo sefardí.
Cerrando el círculo y mostrándonos la unión de cuatro hombres de cuatro
generaciones distintas de una familia, nos encontramos con el último relato Los ojos de mi padre, una historia que
nos habla del entierro de un abuelo y de la nostalgia de un viaje en coche con
un padre.
El
descubrimiento del bisabuelo huido produce en el narrador una laceración
difícil de cerrar. Otros personajes con heridas sentimentales difíciles de
curar los encontramos casi todos los relatos de este libro. Por ejemplo, en Tus hijos matarán a los míos, una
historia en la que un padre parisino vuelve a casa convencido de haber visto
una lluvia de cenizas; en Cicatriz,
una pieza en la que un personaje de nombre Katz espera en una estación de
Múnich junto al escritor que lo ha creado; en Le regalaré mis libros de Zweig, un cuento en el que un profesor
universitario lleva a su hijo a conocer la casa familiar de Ámsterdam de la que
su familia hubo de huir; en Mandorla,
una historia sobre un matrimonio que intenta salvar un árbol enfermo; en Víspera del Shabat, un relato en el que
una mujer experimenta una extraña desazón tras acudir a un funeral; en Pequeñas muertes, una historia que gira
en torno al fin de una relación amorosa; o en Los nombres sumergidos, un relato que habla de la muerte en el mar
de unos padres y de nombres prohibidos.
Los nombres sumergidos,
decía hace un momento, habla de nombres prohibidos, de nombres que no pueden
pronunciarse. Este es otro tema recurrente que también encontramos en los
relatos El silencio azul, una
historia en la que unos vecinos intentan llevar una vida normal en el edificio
a pesar de las bombas que no dejan de caer en la ciudad; y La nueva escuela, una historia sobre una niña judía sin duda
diferente.
El
judaísmo y los integrantes del pueblo judío pasado y presente está, como decía
al principio de esta reseña, siempre presente en este libro, pero especialmente
en los relatos ya mencionados Me llamarán
tierra, Le regalaré mis libros de Zweig, Mandorla, Un abuelo sefardí, Víspera
de Shabat, La nueva escuela, y Los nombres sumergidos. También será un
tema presente en Un selfie a las puertas
de Dachau, una historia sobre una excursión al campo de concentración en el
que volverá hacerse mención a Stefan Zweig.
El
autor de este libro es un escritor que busca su lugar en el mundo y que, curiosamente,
a veces entra y sale de los relatos. Su obsesión por encontrar las palabras
exactas quedará patente en los relatos Imposibilidad
de la palabra, que nos remite curiosamente al proceso de escritura de Me llamarán tierra y El silencio azul; y en Tus hijos matarán a los míos, donde se
transmuta en el protagonista para hacernos vivir la angustia de ese padre que
no encuentra las palabras para expresar lo que ha vivido o lo que ve más tarde
en su casa.
El año nuevo de los árboles,
en definitiva, es un libro tan pesimista como lo contrario en el que podemos
encontrar numerosos temas sobre los que reflexionar de la mano de un autor que
crea mundos mientras construye el suyo propio. Un libro que nos hace viajar por
capitales de Europa y también por el tiempo. Una obra singular que, sin duda,
estoy segura de que no te dejará indiferente. La cuestión es: ¿te atreverás a
conocerla?
Cristina Monteoliva
©
Cristina Monteoliva.