¿Eres de los que no se
cansan de las historias de casas encantadas? ¿Buscas, además, una lectura
ligera para el verano, con un poco de acción y misterio? Pues entonces tu libro
es Viaje al infierno. Primera parada:
Boston, la primera novela de Daniel Fernández Besteiro. Te contamos por qué
a continuación.
La
acción nos transporta a Boston, en 2002. Max es un joven empresario que hace
años perdió a su prometida. Un buen día, surge la oportunidad de invertir en un
hotel prácticamente idílico. El caserón está inmerso en la naturaleza y posee una
belleza fascinante. Que haya problemas con las reformas no parece algo
especialmente preocupante. Las complicaciones surgen cuando empiezan a aparecer
fantasmas o entes. Max, la camionera Kate y la cantante Julie tendrán que tomar
cartas en el asunto. ¿Conseguirán limpiar la casa de espíritus o habrá que
abandonar definitivamente el proyecto del hotel?
Hay
montones de historias sobre casas encantadas, por lo que innovar resulta
complicado. Lo novedoso en Viaje al
infierno. Primera parada: Boston es la elección del narrador. En esta caso,
son múltiples, casi tantos como personajes aparecen en la trama, aunque los
principales son el hombre de negocios Max Johnson, la ruda camionera Kate Brown
y la artista y “chica para todo” Julie Chulie.
Con
respecto a los protagonistas, podemos decir que Max es un hombre sensato que
echa de menos a su prometida fallecida, mientras que Kate es impulsiva y Julie,
toda una manitas. Los tres tienen tendencia a comunicarse de forma un tanto
brusca, con bastantes improperios. Digamos que la situación no es que les haga
mantener la calma.
Los
fenómenos paranormales serán diversos. Por supuesto, la casa estará bajo una
original maldición y habrá alguna que otra sorpresa a las que nuestros
protagonistas tendrán que enfrentarse. La emoción está servida.
Viaje al infierno. Primera parada: Boston,
en definitiva, es una entretenida propuesta de terror ideal para estas fechas
estivales. Una obra que combina lo clásico del género con unos toques de
innovación. Y tú, ¿querrás quedarte en este hotel?
Cristina Monteoliva