Queridos
amigos de La Orilla de las Letras,
la nueva entrevista aterriza en el blog justo el día en el que da
comienzo el verano y a esta que escribe no se le ocurre nada mejor que el
entrevistado sea José Luis Pascual. ¿Queréis saber qué tiene que
contarnos? Pues ahí vamos:
¿Cuándo
descubriste que la escritura era algo más que un pasatiempo?
Aunque soy lector desde niño, lo cierto es que nunca me dio por escribir más allá de los textos pretendidamente poéticos que le regalaba a mi mujer hace ya muchos años. Sin embargo, decidí probar suerte en un concurso de microrrelatos de la Cadena Ser allá por 2016. Quedé segundo y me dijeron cosas tan bonitas que pensé en cultivar la afición. Lo primero que hice fue apuntarme a un taller literario de una semana en Fuentetaja y, muy poco después, me inscribí a las clases de Juan Jacinto Muñoz-Rengel, primero en la mencionada Fuentetaja y después en su propio espacio, la Escuela de Imaginadores. Ocho años después, continúo siendo alumno suyo. Te aseguro que fue la mejor decisión que pude tomar y, sin duda, eso es lo que terminó de empujarme a la arena literaria.
©José Luis Pascual.
¿Qué
lecturas crees que te han influenciado como escritor?
Como he dicho, empecé a leer desde
pequeño, con todo tipo de tebeos y libros juveniles. Recuerdo con mucho cariño
aquellas historias fantásticas e interactivas de la colección «Elige tu propia
aventura», eran un inmejorable combustible para la imaginación. De ahí pasé a
la ciencia ficción clásica de Arthur C. Clarke y otros escritores de la época,
que alternaba con cosas de terror y, en la adolescencia, con lecturas más
sesudas. El primer autor que logró que me fijara en su estilo de manera
consciente fue Alan Moore. Sus cómics siempre han tenido un componente
literario espectacular, no en vano Watchmen está considerado
como el mejor cómic de la historia. Si nos vamos a narrativa, Cormac McCarthy
es quien me demostró cómo impactar a base de frases cortas y de generar una
atmósfera especial. En otro sentido, me pasó lo mismo cuando descubrí a Mónica
Ojeda y algunas de sus obras más arriesgadas. Sus relatos breves, por ejemplo,
son algo de otro mundo.
¿Qué estás
leyendo ahora mismo? ¿Nos lo recomendarías?
En el momento de contestarte, estoy
leyendo La transmigración, de Juan Jacinto Muñoz-Rengel, para el
club de lectura Omnívora que organizo junto a David M. Hefesto, de la web El
Yunque de Hefesto. Lo que llevo leído es francamente sugestivo. La premisa es
increíble: un fenómeno global provoca que la gente se desmaye y despierte en
otro cuerpo. Esto hace que, por ejemplo, un pederasta de encuentre de pronto
ocupando el cuerpo de una chica joven, o que un cirujano a punto de jubilarse
despierte en el cuerpo de un joven que trabaja en un matadero. Las
posibilidades son infinitas.
¿Cómo
compaginas tu trabajo como administrador de la web literaria Dentro del
Monolito con la escritura?
Ha sido un matrimonio complicado hasta
que he decidido reestructurarlo todo durante este mismo 2025. El ritmo infernal
que llevábamos, publicando entre tres y cuatro artículos semanales que yo debía
revisar, corregir, maquetar y programar, me robaba todo el tiempo libre que
tenía. Eso me imposibilitaba escribir de manera regular, así que decidí
“despedir” al equipo de redactores y volver al “modo blog”. Aunque seguirá
habiendo colaboraciones, ahora solo tengo que ocuparme de mis propios
artículos. Además, me he concienciado para que la periodicidad no me
condicione. La mecánica actual consiste en publicar artículos solo cuando tengo
tiempo y me apetece. Así puedo escribir más relajado, y también vivir.
¿Cómo ves el
panorama literario actual?
Depende de cómo lo mire. Si lo hago
desde mi posición como escritor, me resulta algo descorazonador ver cómo la
literatura queda en un segundo o tercer plano para las editoriales, rendidas a
publicar a celebridades e influencers que, probablemente, ni
siquiera hayan escrito sus libros. Pese a ello, creo que no todo está perdido y
que sigue habiendo un espacio más o menos grande para la literatura de calidad,
y a ello contribuyen especialmente las editoriales independientes. Si me pongo
a pensar en el mercado con los ojos de un editor (no soy editor profesional,
aunque he estudiado para ello), comprendo las tendencias más comerciales. De
hecho, creo que al final todo es un círculo que se retroalimenta, y me explico:
las ventas multitudinarias que pueda generar el libro de un youtuber de
moda bien pueden servir para sufragar apuestas mucho más arriesgadas. Por
tanto, quizá no sea todo blanco o negro.
Si tuvieras
que elegir entre relato y poesía, ¿con cuál te quedarías?
Es cierto que he escrito un poemario, Júpiter
bajo el crescógrafo, aunque traté de alejarme de los cánones y crear una
poesía bajo mis propios términos, poesía que continúo escribiendo siempre que
tengo ocasión. Leo mucha más narrativa que poesía y, personalmente, me
considero más cuentista que poeta. Dicho esto, la poesía se cuela por todas
partes y soy consciente de que mis relatos contienen una gran carga de recursos
poéticos aplicados a lo oscuro.
¿Hasta qué
punto crees que te ha ayudado como escritor asistir a las clases de la Escuela
de Imaginadores?
Sin duda, a todos los niveles. De la
misma manera que, cuando corregimos nuestros propios textos, a menudo se nos
pasan por alto cosas que vemos con claridad en escritos ajenos, mis compañeros
(y Juan Jacinto, claro) son una parte vital del crecimiento de mi literatura.
Asistir a clase es como tener disponibles siete u ocho lectores beta muy bien
formados, que siempre apuntan con tino las virtudes y los puntos débiles de
cada texto. Sé que muchos escritores rehúyen los talleres literarios, pero el
concepto de la Escuela de Imaginadores también escapa un poco a lo que suele
venderse como clases de literatura creativa. Llevo allí desde 2017, y para mí
es una terapia semanal imprescindible, que me ha llevado a mirar la literatura
de otra manera hasta llegar a integrarla en mi concepción del mundo.
¿Cuál de tus
obras te ha costado más escribir?
Una vez me pongo a escribir, no hay nada
que cueste. Quizá sea la parte de corrección y revisión lo más trabajoso, pero
también es un proceso que disfruto mucho (no en vano, me convertí en corrector
profesional). Tal vez sean los proyectos de encargo los que me dan más
quebraderos de cabeza, al tener que amoldarme a unas reglas determinadas que yo
conduciría de otra manera. Pero, como digo, no lo veo como una carga en absoluto.
¿Qué vamos a
encontrar en Con pájaros muertos dibujo coronas?
Este libro es otra puerta de entrada a
mi universo particular. Creo que es una obra complementaria a Conocerás
el mar, esa ancha tumba, aunque si bien ahí la gran temática de los cuentos
era la muerte, Con pájaros muertos dibujo coronas se ceba más
con la locura y su amenazante y cercana presencia. Mi intención es tratar de
ofrecer aproximaciones distintas a lo insólito y lo inquietante. Siempre
intento dotar a mis textos de una importante carga de ambigüedad, aunque
también aspiro a impactar al lector del modo más sensorial que permiten las
palabras impresas sobre papel. Los relatos de este libro incluyen incursiones
en la mente de un vigilante de seguridad que se enfrenta a lo imposible, los
recuerdos de una vieja gloria del cine, una invasión extraterrestre que quizá
no sea tal, un retrato de la indigencia desde el lado más oscuro, y otros
desvaríos. Incluso me he permitido convertirme en protagonista del último
relato, titulado «Yo no soy escritor».
¿Qué ha
supuesto para ti la publicación de este libro?
Tengo la sensación de volver a la rueda
de exposición (dentro del nicho literario en que me muevo) que ya experimenté
el año pasado, aunque esta vez multiplicada por la relevancia de la editorial
Pez de Plata. Ser parte de su catálogo es algo que me llena profundamente, y la
experiencia con los responsables de la editorial está siendo inmejorable. Me
gustaría que el libro tuviese algo más de repercusión que el anterior, y en estas
primeras semanas tras su publicación creo que así está siendo. Estoy muy
contento.
¿Qué esperas
que los lectores aprendan de tus escritos?
No soy quién para enseñar a otros. Si acaso, mi fin es que el lector que se acerque a mis libros encuentre, en primer lugar, algo cuidado y trabajado al extremo y, por otra parte, historias que tocan puntos poco explorados en la literatura de género contemporánea, y cuyo tratamiento se aleja de lo convencional. En otras palabras, espero sorprender y, si acaso, encender un engranaje en la cabeza del lector que le obligue a reflexionar acerca de lo leído.
©José Luis Pascual.
¿Qué nuevos
proyectos literarios tienes en marcha?
Actualmente, estoy escribiendo una
novela con la que intento llevar la ambigüedad a un plano muy superior a lo acostumbrado.
La premisa es algo muy bestia (no en sentido gore, sino en la presencia de un
elemento fantástico original que opera a varios niveles). Llevo un año con ella
y calculo que aún me quedará otro año para finalizarla. Además, de cuando en
cuando escribo pequeñas piezas meramente extrañas que, espero, lleguen a
conformar algo parecido a una continuación de Júpiter bajo el crescógrafo.
Más
allá de la escritura, estoy tratando de meter la cabeza en algún proyecto
editorial como asistente de editor, aunque esto resulta casi más complicado que
el que te publiquen. También estoy inmiscuido en el mencionado club de lectura
Omnívora, y estoy tratando de crear, junto a mi amigo Daniel Aragonés, un
taller de escritura propio que tendrá su sede en Parla.
¿Te gustaría
añadir algo antes de terminar esta entrevista?
Quiero agradecerte la entrevista y,
también, me gustaría apuntar que hay todo un universo de obras maravillosas
lejos del panorama narrativo más comercial. Lo mainstream está bien para iniciarse en la lectura, pero ojalá se
empiece a buscar con más ahínco en todas esas editoriales independientes que
viven siempre al filo del abismo.
Muchas gracias, José Luis, por tu tiempo, tus palabras y tus fotos personales. Te
deseamos una carrera literaria larga y próspera.
Y a vosotros, amigos lectores, gracias por estar un día más atentos a nuestras
publicaciones. Ahora, ¡a leer!