Todos, o casi todos,
creemos en las buenas causas. Alguna vez, incluso, hemos colaborado con una ONG
que ofrecía ayuda humanitaria de cualquier tipo. La cuestión es que puede que
no sea oro todo lo que reluzca. Si quieres saber por qué digo esto, sigue leyendo
esta reseña sobre Mi nombre es Zamir,
la impactante y controvertida novela de Hakan Günday.
Zamir
era prácticamente un recién nacido cuando su madre lo dejó en un campo de
refugiados en la frontera turco-siria. Por desgracia, una bomba estalló y le desfiguró
la cara para siempre. A partir de entonces, se convirtió en todo un símbolo
bajo el patrocinio de la organización humanitaria All For One. Una vez
emancipado, se uniría a la Fundación para la Primera Paz Mundial con el cargo
de negociador. Su función sería la de evitar los conflictos armados, costara lo
que costara, lo que le haría cometer un buen número de acciones fuera de toda
ética y moral.
Esta
es la compleja y completa historia de Zamir, un hombre que comenzó su vida de
una forma un tanto desafortunada pero que, con el tiempo, supo sacarle provecho
a su situación.
La
narración nos lleva a dos espacios temporales, en capítulos alternos. Por un
lado, tenemos a un narrador omnisciente que nos cuenta la historia de Zamir
desde antes incluso de su nacimiento. Y es que para entender cómo llegó al
campo de refugiados donde fue gravemente herido, hay que conocer la triste
historia de Zerre, su madre. Más tarde, el narrador nos hablará de las personas
que le criaron, de cómo los instruyeron, de todos los que le rodearon, hasta
llegar a ser adulto y decidir mediar en conflictos bélicos a punto de estallar.
Por el camino, este ser que todo lo sabe nos hablará de las luces y las sombras
de las ONGs, instituciones que al final no son como todos inocentemente
pensábamos.
Por
otro lado, nos habla el propio Zamir en capítulos que van desde el 24 de
diciembre al 31 del mismo mes. En estos pocos días, lo veremos mediar en una
gran cantidad de conflictos, siempre anteponiendo la paz a la ética y la moral.
Zamir se reunirá con jefes de estados soberanos, con dictadores, con
terroristas… Veremos a nuestro hombre no
solo hablando con total normalidad de bebés robados, secuestros, sobornos,
chantajes emocionales, espionaje, asesinatos a sangre fría, engaños de todo
tipo y maniobras de distracción, sino también cometiendo todas estas acciones.
¿Hay
que conseguir la paz a cualquier coste? ¿Es el bien de muchos mejor que el de
unos pocos? Las cuestiones cruciales sobre ética y moral están expuestas sobre
la mesa. Ahora queda que tú te decidas por la lectura de Mi nombre es Zamir, si es que acaso quieres saber cómo funciona de
verdad parte del mundo. Tal vez así podamos comenzar a construir una realidad mejor.
Cristina Monteoliva