domingo, 10 de abril de 2022

Reseña: ATENTADO, de Juana Salabert.

 

Una mañana soleada del mes de agosto se convierte en el principio del fin de muchos de los protagonistas de esta novela que transcurre en Finis, la imaginaria ciudad costera que aparece en otras novelas de Juana Salabert. Todo comienza con un cruel atropello masivo y continúa en el Teatro del Nuevo Mundo donde un comando yihadista retiene a varios rehenes. La obra se divide en dos partes que coinciden con estos dos hechos: la primera transcurre en el exterior, en la calle, y la segunda en el interior del teatro. De manera inevitable los sucesos que se narran en este libro nos recuerdan sucesos que aún tenemos frescos en la memoria, como el atentado terrorista en la Sala Bataclán de París o los atropellos en Niza y Barcelona.

         Nos encontramos ante una novela coral por la que transitan tanto víctimas como verdugos. En ambos casos se trata de seres al límite: unos van a matar y otros saben que probablemente van a morir. Del lado de las víctimas personas de diferentes edades y condiciones sociales conscientes de que pueden estar viviendo los últimos momentos de su vida. Es por eso que hacen balance y recuerdan a sus seres queridos, instantes o lo que les llevó a estar en ese lugar en ese preciso momento: el imprevisible azar, las casualidades del destino. Entre esas personas algunas que escaparon de infamias como la dictadura de Videla o el azote del narcotráfico en México. Dejaron atrás el infierno de sus países para ir a refugiarse a la vieja y confortable Europa donde morirán a manos de unos desaprensivos terroristas. Turistas, trabajadores, policías, niños en busca de un helado… todos ellos, simplemente, pasaban por allí. Del bando de los terroristas, jóvenes deshumanizados capaces de inmolarse por unos mal entendidos preceptos religiosos, de matar o morir para conseguir entrar en el paraíso de su fe. Salvo una excepción: un muchacho al que su hermano utiliza aprovechándose de su inocencia.

         La historia que nos cuenta nos trae a la memoria todo aquello que sentimos frente al terrorismo, sea del signo que sea. Para quienes somos de Barcelona no será extraño que identifiquemos esa Finis imaginaria con nuestra ciudad. La lectura hace rememorar aquel aciago 17 de agosto de 2017 y nos vuelve a la memoria el miedo, el horror y la tristeza de aquellos días. Al mismo tiempo, es imposible no empatizar con las víctimas porque podríamos haber sido cualquiera de nosotros.

         La novela lleva a reflexionar sobre lo breve e imprevisible que es la vida, sobre la fatalidad, el mal y la abyección humana, pero también sobre la solidaridad y la bondad. En situaciones límite puede aflorar lo mejor y lo peor de las personas. A través de la historia personal de cada uno de los protagonistas, de uno y otro bando, podremos entender las sensaciones que se viven en momentos como los que nos relata la autora. La atmósfera densa y claustrofóbica de esos instantes de pánico en los que uno se siente atrapado, el terror que experimentan los protagonistas, nos sobrecogerán.

María Dolores García Pastor