Siempre ha sido el
mejor amigo del hombre y, en los últimos tiempos, ha ido adquiriendo cada vez
más importancia en nuestra sociedad. Y es que el perro ya no es solo una
mascota: es una parte importante de las familias en las que está, un hermano o
un hijo más. Pero, ¿qué pasaría si el perro adquiriera aún más importancia? ¿Y
si evolucionara por culpa del hombre hasta niveles insospechados? ¿No creéis
que podría dar un poco de miedo? Como algunas de las situaciones que nos
presenta ¡Guag! A cara de perro, la
disparatada novela perruna de Ánzoni Martín de la que hablaremos a
continuación.
Imaginemos
un mundo en el que podemos encontrar perros guía y perros policía, como en el
nuestro, pero también perros que sirven de criadero de pulgas y garrapatas,
perros clonados, perros microscópicos, devoradores de perros e, incluso, niños
perros. En este mundo, como es de esperar, se darían las situaciones más
variopintas. Pero, ¿por qué? ¿No se deberían en origen a un malvado científico
que creara los microperros devoradores de cerebros, por ejemplo? ¿Y no habría
que detenerle? Pero, ¿y si no fuera tan malo como parece? O, ¿y si yo me estoy
liando y lo mejor es que tú mismo leas esta novela en parte fragmentaria para
enterarte de cómo se relacionan los personajes y cómo acaba esta loca historia?
Pero,
claro, tú también quieres que yo te cuente algo para que te decidas por este
libro. Está bien, ¡vamos a ello!
Lo
primero que he de contaros sobre este libro es que al comienzo parece una
novela fragmentaria en la que sus personajes comparten un espacio y una
preocupación común (la importancia creciente de los distintos tipos de perros
en la sociedad). Si bien algunos de ellos se conocen, no es hasta bastante más
adelante en la narración cuando nos encontramos con una trama definida protagonizada
por un buen número de personajes y, ya sí, una novela de corte, digamos
convencional en su estructura.
En
segundo lugar, hemos de hablar de los tipos de seres que pululan por estas
páginas: perros adiestrados militarmente que se mezclan en la sociedad con
resultados desiguales (pertenecían en origen al CIMA, el Centro de
Investigación Militar Animal), personas transperrunas (que pasan de humano a
perro), microperros devoradores de cerebros, perros clonados, perros porteros
de fútbol, perros que se dedican al mundo de la prostitución, perros que
caminan a dos patas, perros que sirven para criar garrapatas (pues en este
mundo hay quien las come), devoradores de perros, perros asesinos…
En
tercer lugar, y como ya podréis intuir, en esta obra existen una gran variedad
de personajes. Esta reseña sería eterna si me dedicara a mencionarlos a todos,
así que solo os hablaré de unos cuentos, como: Enrique, también llamado Henry,
un trabajador de funeraria que se aficiona a comer perros; Pepo, un perro
escolta que acaba en diversos hogares cumpliendo diversas funciones; Pin y Puk,
dos simpáticos, hasta cierto punto, perros Yorkshire clonados; Nigan, un perro
que asesina a sus dueños adultos pero que haría cualquier cosa por Carlitos, el
niño de la familia; Carlitos, un niño al que casi no le afecta la muerte de sus
padres y se convierte en perruno; Dylan, el psicólogo canino y ser
transperruno; Juanjo, el tutor de Carlitos; Tamara, la dueña de Pin y Puk y
novia de Juanjo, hasta que sus gustos cambian radicalmente; y el malvado
profesor Kinski, o no tanto.
En
este libro lleno de humor más que negro, paradojas tronchantes y situaciones
que dejarán ojiplático a cualquier lector, como descubriréis, todo es muy loco,
y mientras los perros se humanizan, el ser humano es cada vez más perro, como
podemos leer en un momento determinado del mismo. El final, por supuesto, no
podía ser menos. El final y el final del final, donde nos encontraremos tres
interesantes prólogos descartados (efectivamente, los prólogos suelen ir al
principio de los libros). Estos han sido escritos por el periodista y escritor
Pablo Garcinuño, el escritor Enrique Gallud Jardiel y el Dr, Juan José Mínguez
Molina, escritor y Director general del Hospital Veterinario Guadiamar.
¡Guag! (A cara de perro),
en definitiva, es una interesante y original obra más que perruna que destila
todo el amor por estos seres por parte de su autor y sus ganas de hacer dar un
paso más a los cánidos en nuestra sociedad. Se trata esta de una obra gamberra,
sarcástica, satírica, que divierte tanto como da miedo, que hará las delicias
tanto de los amigos de todo lo perruno como de todos los que busquéis algo
verdaderamente diferente que sacuda las mentes hasta extremos insospechados. Dicho
esto, ¿a qué esperar para leer este libro?
Cristina Monteoliva