Los opuestos se atraen,
se necesitan para dar sentido a su propia existencia: el ying y el yang, la
izquierda y la derecha, los sabores dulces y los salados, o la luz y la
oscuridad. Y es que sin lo oscuro, que solemos relacionar con el mal, no
podríamos apreciar la verdadera importancia de la luz, que es el bien, podría deducir
cualquiera tras la lectura de La claridad,
el brillante libro de relatos ganador del VI Premio Internacional Ribera del
Duero que comentaremos a continuación.
La claridad
es un excelente volumen de relatos breves (aunque paradójicamente bastante
extensos) compuesto por un total de seis intensas piezas que giran alrededor de
la dualidad luz-oscuridad, si bien a primera vista lo segundo parece tener más
importancia en estos textos.
Aunque
no todas las historias tienen lugar durante la noche, podríamos decir que en
cada una de ellas la oscuridad reina, de una manera o de otra, de tal manera
que siempre acabamos apreciando los puntos de luz (a veces, prácticamente
escondidos). Otro aspecto en común que encontramos en ellas es la presencia de
narradores en primera y en tercera persona que tienden a anticipar los
acontecimientos al lector. Por último, diremos que estos textos están plagados
de palabras y expresiones coloquiales, lo que los hacen bastante cercanos.
El
volumen arranca con Treinta monedas de
carne, una cruda historia en la que conoceremos cómo el rencor de una
excursionista hacia otra puede acabar en un daño irreparable. En este relato
una de las dos chicas que aparece en él no tiene idea de la desgracia que le va
a pasar, cuando tampoco lo sabe el camionero de Espléndida noche, un cuento bastante realista que tiene lugar, como
podéis imaginar, en la carretera.
Una mala luna
es una historia que nos habla, desde la perspectiva de un narrador testigo, de
una muchacha rebelde que no acaba bien. En esta inquietante historia no solo
nos encontramos con momentos de terror, sino también de fantasía, como también
pasa en El vínculo, un cuento en el
que un gato infectado podría estar detrás del extraño comportamiento de una
chica; y los cuentos de fantasmas La
chica de la banda folk (una historia que tiene lugar durante las fiestas
veraniegas de un pueblo) y Más oscuro que
la luz (donde nos encontramos con dos hermanas gemelas muy peculiares).
Violencia salvaje, encuentros con
fantasmas, fiestas que no acaban como esperábamos, celos, rencores,
comportamientos inexplicables, desgracias impredecibles, momentos sumamente
inquietantes… Como digo, son muchos los momentos oscuros que encontramos en
este, sin embargo, luminoso volumen. Un libro con el que apreciaremos mejor esa
claridad de la que nos habla su título: lo bueno que puede esconderse dentro de
cada uno de vosotros. Y mucho más. Pero eso ya lo tendréis que descubrir por
vosotros mismos, amigos del buen género breve. ¿O es que acaso tenéis miedo de
lo que descubriréis en este gran libro?
Cristina Monteoliva