Las cosas funcionan
hasta que llega ese detonante que hace que se tuerzan. Así, para mí el año iba
bastante bien hasta que llegó el día del colapso. ¿O tal vez no iban tan
estupendamente pero yo creía que sí?
Mejor
os lo cuento desde el principio, cuando decidí retomar mi novela de zombis. Durante
unas cuantas semanas, la escritura fue fluyendo, si bien de vez en cuando, me
atascaba un poco. Ya llevaba bastantes capítulos escritos (más de doscientas
páginas) cuando uno de aquellos atascos se convirtió en EL GRAN BLOQUEO. Al
mismo tiempo, me dio por pararme a pensar que desde hacía tiempo nadie me
invitaba a participar en una antología, no se me presentaba ningún concurso
interesante, qué sé yo. Me vi con mi carrera literaria en suspenso, dependiendo
de una novela de zombis que iba muy para largo plazo. O sin carrera literaria,
según se mire. Fue EL COLAPSO.
Durante
aquel primer par de semanas pensé que aquel estado de ánimo sería pasajero. Luego,
sin embargo, llegaría el síndrome de la impostora más fuerte que nunca. ¿Que
por qué me dio por pensar que nada de lo que había escrito merece la pena, y que
en realidad no sé escribir? Bueno, es lo que tienen este tipo de síndromes que
te atrapan cuando estás con la autoestima baja: que quieren hacerte creer que
todo lo haces mal. Aunque, por supuesto, no sea verdad.
Al
síndrome de la impostora le sumamos enseguida la crisis creativa. ¿A dónde se
fueron todas las ideas, con las muchas que tenía yo hace meses? Ni idea. Pero
si alguien las ve por ahí, ¡que me las mande de vuelta!
El no escribir durante
días está siendo duro, pero también el escribir alguna que otra vez, pues lo
que hago no se puede decir que forme parte de un proyecto (solo me limito a
escribir escenas de una novela que no sé si escribiré algún día).
Hace
poco he descubierto que en realidad lo que me sucede es producto de mi falta de
formación. Y es que es lo que ser autodidacta está bien, pero a veces, no es
suficiente. Se necesitan manuales, cursos: una voz externa que te diga lo que
estás haciendo bien y aquello que no ves que estás haciendo mal. Es por ello
que en breve comenzaré un Taller de novela de terror. Para acabar mi novela de
zombis o para lo que surja. Porque estoy segura de que las ideas acabarán
volviendo, y yo necesito estar preparada, tener por fin un método y la
seguridad en mí misma, para hacerlas llegar por fin buen puerto.
Mientras
tanto, ya que sin escribir no puedo estar, se me ha ocurrido publicar de vez en
cuando (lo ideal es que fuera uno al día) un artículo en este blog. Con lo que
se me ocurra. Sin preocuparme mucho por el contenido y la forma. Solo por
escribir y comunicarme con vosotros.
Hoy
tal vez no, pero pronto todo irá bien. Lo sé. Vamos de camino.
Cristina Monteoliva