domingo, 1 de diciembre de 2013

LAS SALVIAS FLORECEN EN EL BARRO, de Víctor Cassini

Título: Las salvias florecen en el barro
Autor: Víctor Cassini
Editorial: Círculo Rojo
Págs: 484
Precio: 20 €

La gente de ciudad pensamos que la vida en los pueblos pequeños, cerca o dentro del entorno natural, es tranquila, apacible, todo paz, y todo porque no solemos acordarnos de aquel refrán tan cierto que dice que “pueblo pequeño, infierno grande”. Y es que si bien la naturaleza nos puede proporcionar la serenidad que necesitamos, a veces la gente que habita en los lugares pequeños están dispuestos a ofrecer a los demás todo lo contrario. Y si no me creéis, no tenéis más que echar un vistazo a Las salvias florecen en el barro, la novela de Víctor Cassini de la que hoy os vengo a hablar.
Tras un grave revés en su carrera profesional, Daniel, hasta entonces un agente de la Seguridad Presidencial de España, decide trasladarse de forma indefinida con su mujer y su hija pequeña al pueblo ficticio de Malbalate, en los montes del sur de España.La vida podría transcurrir de forma tranquila y apacible para esta pequeña familia si con ellos no se hubieran mudado también, aunque no para habitar la misma casa, los suegros de Daniel, los odiosos Prudencio y Sonsoles. Por si fuera poco, y casi al mismo tiempo, aparece por el lugar un extraño personaje con aires de mesías trasnochado. Si a todo esto le añadimos un carpintero con ideas de dictador, un conflicto con el abastecimiento de agua y el robo de los ataúdes del cementerio, ¿cómo pensáis que podría Daniel tener una vida mínimamente apacible?
El protagonista de esta novela es Daniel, quien, a pesar de su oficio como miembro de la Seguridad Presidencial, es un hombre tranquilo que sólo piensa en el bienestar de su familia y en llevar una vida tranquila rodeado por la naturaleza ahora que ha tenido que dejar su profesión. No es un héroe ni el hombre más recto de todos, pero sí alguien con ciertos principios claros que no está dispuesto a dejarse pisotear. Una vez en Malbalate, su paciencia y su rectitud se verán puestos a prueba continuamente. La pregunta es: ¿hasta cuándo aguantará?
Acompañan a Daniel en esta disparatada, hilarante, a la vez que profunda obra narrada por un ente omnisciente y plagada de innumerables y largos (aunque nada pesados) diálogos mordaces que harán que el lector no pare de reír en más de una ocasión, un sinfín de personajes que, realmente, desesperarían a cualquiera: Prudencio, el suegro celoso que se vuelve un payaso peligroso; Sonsoles, la suegra manipuladora que “las mata callando”; Marga, la desconfiada e influenciable esposa de Daniel; Salma, la chiquilla que apenas aparece y de la que sólo Daniel parece preocuparse; Benito-Tito-Herr, el carpintero dictador que hace y deshace a su antojo tanto en su carpintería como en el pueblo; Melchor-Thot, un bombero que tras un accidente se cree el mesías cambiante (de nombre y religión) de la zona; Gaspar, el médico que atiende precariamente a sus pacientes, y un largo etcétera de pintorescos seres, todos ellos con una función muy determinada en la historia. ¿La de hacernos reír con sus excentricidades?, os preguntaréis. A lo que yo os contestaré que sí, pero no, pues esta obra es una alegoría de la sociedad actual en clave de sátira, una novela jocosa y divertida, sí, pero que a la vez invita a reflexionar sobre cómo nos manipulan y cómo nos dejamos manipular, cómo podríamos actuar y cómo no podemos hacerlo a veces, cómo podría ser todo tan sencillo pero en realidad es tan complejo…
Además de todo lo dicho, esta obra nos hace redescubrir el amor del ser humano por la naturaleza, por esos parajes que tanto merecen de nuestra protección y que tan castigados están siendo. Son extraordinarias las descripciones que del medio se hacen, de su clima, orografía y vegetación. Desde luego, dan ganas de salir al monte en busca de las inmediaciones de Malbalate, un lugar tan ficticio como real en el que descubrirnos a nosotros mismos, a los demás, a la naturaleza misma del ser humano.
Hay quien se muda al campo en busca de paz, tranquilidad. De huir de los problemas sin saber que estos pueden perseguirte allá donde estés. Que mientras haya humanos alrededor, habrá conflicto. Que se puede huir de todo menos de la verdad. Descubre esto y mucho más en Las salvias florecen en el barro, una estupenda novela que sin duda te sorprenderá en muchos aspectos.
Cristina Monteoliva