En el imaginario colectivo el Apocalipsis
tiene mil formas dependiendo de si hacemos caso a la profecía de turno, a la
Biblia, a los referentes cinematográficos o literarios o si nos centramos en
las posibilidades reales derivadas del cambio climático o el agotamiento de los
recursos naturales del planeta. Zombis, un meteorito, una invasión alienígena,
un virus… son algunas de las muchas posibilidades si lo entendemos como el
final del mundo tal y como lo conocemos, porque también es cierto que cada uno
de nosotros tiene su propio apocalipsis. Esa situación en la que sentimos que
la tierra se hunde bajo nuestros pies o desearíamos que ocurriera así. Aunque
lo que nos ocurre no esté a la altura de una hecatombe mundial la sentimos así:
es nuestro particular cataclismo.
En
Cuando
llegue el apocalipsis, el último libro de Cristina
Monteoliva, encontramos doce relatos muy peculiares sobre otros tantos desastres
individuales o colectivos. Grandes catástrofes a escala mundial o pequeñas
tragedias personales que no trascienden los muros de las viviendas de sus
protagonistas, todo cabe en la docena de piezas de extensión variable que
conforman esta obra. En ellas encontramos humor pero también impotencia y
desesperación. Historias de ficción, algunas del todo surrealistas, codeándose
con la contundencia de situaciones que nos son mucho más cercanas y tienen que
ver con pandemias mundiales, que tan frescas tenemos en la memoria, o la
desorbitada subida de los precios de todo que nos toca vivir a diario. El
horror de lo simple y cotidiano frente a los desastres a escala universal.
En
cada una de las líneas de estos relatos encontramos a la Cristina Monteoliva
más auténtica y genuina, la misma que nos interpela en sus redes sociales para
que leamos sus libros o solo para sacarnos una sonrisa. Aquí hallamos buena
parte de su imaginario más personal, de sus miedos, sus preocupaciones y sus
fantasías más extravagantes. El libro comienza con un homenaje a la gran escritora
Shirley Jackson por la que Monteoliva siente verdadera admiración, dedicándole
un relato que es un juego de espejos con final sorpresivo. Tampoco podía faltar
en este libro un relato sobre zombis: quienes conocen a la autora saben lo mucho
que le gusta esta temática.
Es
este un libro entretenido de temáticas variadas, en las que el tono con el que
cada uno de ellas se aborda también es muy diferente. Algunos, como indica la
autora, son versiones actualizadas de esos mismos relatos aparecidos
anteriormente en otros medios. La sensación que tiene el lector, si ya ha leído
algún otro libro de esta autora, es que la granadina ha crecido como escritora,
que ha madurado y en Cuando llegue el apocalipsis nos
ofrece la mejor versión de su escritura. Han pasado un par de años desde la
publicación de Gatitos, su última novela, y se observa una importante
evolución en el estilo de Monteoliva. Con todo, merece la pena asomarse a esta
obra para pasar un rato entretenido o para estar prevenidos en caso de que
llegue el apocalipsis.
María
Dolores García Pastor