Queridos amigos de La Orilla de las Letras,
volvemos
una vez más a la carga con nuestras estupendas entrevistas, esta vez con la que
nos ha concedido el autor Miguel
Fernández M.
Miguel Fernández M. lleva desde los diecisiete años
dedicándose al cómic y a la ilustración de una forma profesional, alternando sus labores de
dibujante y guionista especializado en Disney
con colaboraciones para franquicias como Mattel,
Fox, Playmobil o Lego, tanto en
el campo de la ilustración como en el del diseño o creación de gráficos para
juegos, greeting cards, logos, etc. Ha escrito en coautoría con Juan Pedro
Ferrer e ilustrado también Aquellos
maravillosos kioscos (Edaf, 2016). Disquisiciones
de un Pelma (Ediciones Azimut, 2023) es su primer libro en solitario.
Dicho
esto, vamos por fin a conocer mejor a Miguel:
¿Qué
fue lo primero que escribiste, lo recuerdas?
Perfectamente.
Hablamos de algo estructurado, claro. Tendría unos 12 ó 13 años, y en aquella
época estaba fascinado por las novelas de detectives. Novelas genéricas, de
bolsillo, si sabéis a lo que me refiero. Así que me lancé a la aventura y
comencé a escribir las aventuras de un detective torturado al que todo el mundo
había dado por muerto en uno de sus casos, habiendo perdido a toda su familia
por culpa de una organización mafiosa. Una novela de venganza que, bien mirado,
no tiene nada que envidiar a algunas producciones de serie B de Hollywood (risas).
Lo
segundo que me propusieron (en mi época de lector compulsivo de Delibes) fue el
escribir una novela costumbrista y rural. Fue mi profesor de Literatura, a la
sazón corrector de Plaza y Janés, que se interesó mucho por algunos relatos que
había presentado como ejercicio. Él me la corregiría y me ayudaría a
presentarla. Pero con 16 años, no estás por la labor, evidentemente, y dejé
pasar aquel hipotético tren alegremente.
¿Qué
lecturas crees que te han influenciado como escritor?
Como explica en la solapa del
libro Disquisiciones de un pelma, mis
lecturas infantiles y de adolescencia fueron totalmente caóticas, ya que papá
compraba libros en el rastro cuando le gustaban las tapas… Y yo me leía todo lo
que entraba en casa, desde Torcuato Luca de Tena a Edgar Rice Burroughs, pasando
por El Decamerón de Bocaccio (mis
padres ignoraban el contenido del libro que yo devoraba mientras se preparaba
la cena) o las Leyendas de Guatemala
de Miguel Ángel Asturias o la Biblioteca
Básica Salvat RTV completita. Pero de mis lecturas adultas, destacaría
autores como Delibes, por supuesto, Tom Sharpe, Kennedy Toole, Jardiel Poncela,
Miura o los hermanos Quintero (el género teatral en general y el humorístico en
particular me privan). Y las sagas obligatorias de Arthur Conan Doyle, Agatha
Christie o Maurice Leblanc.
¿Qué
estás leyendo ahora mismo? ¿Nos lo recomendarías?
Me sigue
gustando mucho el género negro. Últimamente he devorado del tirón toda la obra
de Michael Connery o Chris Carter. También soy muy aficionado a la novela
histórica. Las trilogías de Santiago Posteguillo me apasionan, y también las
novelas de Simon Scarrow. Otra cosa que me he leído del tirón ha sido la serie
de novelas de Ian Fleming con su famoso agente secreto. Hablan de otra época y
están escritas con una ingenuidad (a veces una ingenuidad cruel) que me parece
hasta tierna. En fin, difícil decir, porque sigo siendo muy anárquico a la hora
de elegir mis lecturas (o audiolibros), así que tan pronto estoy leyendo algo
de Fernando Fernán Gómez como una novela de Pablo Poveda.
© Miguel Fernández M.
¿Dónde
encuentras la inspiración?
Sin duda
en la vida real. Es ahí donde uno encuentra los mejores personajes. Y en el
recuerdo, claro. El paisaje de mi niñez, con aquellas gentes un poco ingenuas y
faltas de información y libertad de pensamiento a veces, me proporciona unas
anécdotas realmente jugosas y unos personajes muy particulares.
Si
tuvieras que elegir entre solo escribir cómic, ensayo o novela, ¿con qué te
quedarías?
Difícil elección, aunque
seguramente escogería aquella disciplina que mejor me diera de comer (risas).
Ahora en
serio, te diría que tienen un proceso creativo y de realización muy similares,
y la misma dignidad a la hora de crear.
¿Qué
similitudes y qué diferencias hay entre crear cómics y crear otro tipo de
obras, como el ensayo y la ficción?
Como te decía, son procesos muy
similares. Hablando de cómics: cuando tienes una idea potencialmente válida,
hay que elaborar una sinopsis muy resumida y someterla al examen del jefe de
editores. Si a éste (o ésta, claro) le parece viable, escoge a un editor que
comience el proceso. El editor encargará al guionista un guión previo,
distribuido en el número de páginas necesario para la historia y las diferentes
publicaciones. El guión tiene una parte narrativo-descriptiva y unos diálogos
para cada viñeta o escena. Tras elaborar el guión en formato, el editor hace
los cambios oportunos, tanto en el desarrollo de la historia como en los
diálogos, y escoge el dibujante adecuado para realizar el cómic. Y una vez
completado este paso, será el editor, de nuevo, quien revise todo para
cerciorarse de que todo está en su sitio y no hay fallos, incongruencias o
errores de raccord. Como ves, se
trata de un proceso muy similar. Y al final será el publisher el que dará el último visto bueno. En mi caso el proceso
se simplifica a veces, ya que cuando se da el caso, guionizo y dibujo mis
propias historias.
Disquisiciones de un pelma es tu última obra publicada. ¿Qué es
para ti un pelma?
Según la
RAE, un pelma es una persona «persistentemente molesta e inoportuna». Todos
hemos conocido gente así. Serafín Tostón, en concreto, es alguien que tiene más
miedo que vergüenza. Más miedo a la soledad y el olvido que vergüenza ante el
acaparamiento solapado del tiempo y la paciencia de los demás. Es una persona
cuyo mundo está desapareciendo paulatinamente con el paso del tiempo, y se agarra
a los trazos sueltos del pasado que todavía perduran en el presente como un náufrago
al maderamen del navío que se hunde. Pero también es un personaje que aplica la
teoría de la navaja de Ockham a todo, así que simplifica, analiza, y a menudo
encuentra absurdas la mayoría de nuestras costumbres «modernas».
¿Por
qué escribir sobre uno?
Precisamente porque es una excusa para autoanalizarnos y ver si nuestra vida ha mejorado en todos los aspectos o quizás es que adoptamos todas las novedades y nuevas opciones y costumbres posibles por ese miedo a descabalgarse de un mundo que va a toda velocidad o a parecer reaccionarios de cara a la sociedad ante los nuevos avances que se nos ponen por delante casi como obligaciones. Por eso adoptamos toda nueva red social que aparezca, o cualquier nuevo electrodoméstico que nos ofrezcan que hace cosas que hasta ese momento teníamos muy asumido que eran nuestras propias tareas cotidianas. Y ¿qué me dices de la tan cacareada inteligencia artificial? Son pequeños ejemplos para ilustrar, pero en general asumimos con mansedumbre muchos cambios que se nos imponen por la vía del progreso, a menudo sin cuestionar si realmente… hacían falta.
© Editorial Azimut.
¿Qué
esperas que los lectores encuentren en Disquisiciones
de un pelma?
Una mirada crítica y humorística,
incluso tierna las más de las veces a un pasado que no es tan lejano y a un
presente que nos dura un suspiro. Y una reflexión acerca de lo que es necesario
y lo que puede llegar a ser extravagante. Y sobre todo, un pequeño reducto de
humor absurdo y descabellado teñido de una nostalgia que viene a ser, ni más ni
menos, el recuerdo de cosas que forzosamente tenían que cambiar. A menudo la
sencillez del pasado era simplemente inevitable. Prueba de ello es la rapidez
con la que cambiamos nuestro estilo de vida en cuanto se nos da la oportunidad
de hacerlo. Las cosas no eran mejores antes que ahora. Ahora, sin duda, vivimos
mucho mejor y con más calidad, aunque contemplamos el pasado con la inevitable
nostalgia del que sabe que las cosas bonitas que nos pasan no pueden vivirse
otra vez y solamente quedan en nuestro recuerdo. Y muy a menudo, teñidas de una
capa de bondad que las hace mejores de lo que realmente fueron. Y eso sí: todo
ello descrito con un léxico muy cuidado, como corresponde a la idiosincrasia
del personaje, un poquito sabiondo y a veces insufriblemente pedante en sus
aportaciones culturales.
¿Qué
nuevos proyectos literarios tienes en marcha?
Además de mi trabajo habitual en
el mundo del cómic, barajo la posibilidad de hacer un segundo libro con cosas
que se me han quedado en el tintero, y una novela más larga en la que Serafín y
su amigo Benito (también jubilado) se meten en un follón increíble (del cual no
quisiera revelar aún nada), sin apenas darse cuenta ni ser conscientes. Y
claro, acaban salvando el mundo, los tíos. Aunque nunca llegan a saberlo. Ya
tengo la sinopsis registrada, sólo falta escribir la novela (risas). A ver si
tengo tiempo.
¿Te
gustaría añadir algo antes de terminar esta entrevista?
Nada más
agradecer que haya blogs y páginas como la vuestra en la que os dedicáis a
fomentar, de alguna forma, la lectura. El mundo de la literatura está algo
depauperado, y sólo funciona realmente bien de cara a los best sellers, cuyos libros a menudo se compran un poco a ciegas.
Hay que dar oportunidad a autores menos conocidos, porque también tienen cosas
muy interesantes que aportar. Y ahí es donde entran vuestros consejos, para dar
a conocer nuevos contenidos que pueden llegar a ser interesantes para el público
lector.
Muchas gracias, Miguel, por tu tiempo, tus
palabras y tus fotos personales. Te deseamos mucho éxito con todos tus
proyectos.
Y a vosotros, amigos lectores, muchas gracias
por estar un día más al otro lado de la pantalla. Ahora, ¡a leer!
Cristina Monteoliva