Los lectores sabemos que es inevitable que un libro nos
lleve a otro libro. En este caso, Todo lo que crece, de Clara Obligado,
me llevó a su hermano gemelo Una casa lejos de casa. La escritura
extranjera. Se trata de libros diferentes, independientes aunque también
complementarios; su autora los define como “libros espejo”. Ambos versan sobre
la vida de la escritora, sobre las experiencias que han dejado una huella
indeleble en su escritura; la infancia y el exilio, de la Argentina de Videla a
la España que vivía los últimos coletazos del franquismo. Pero también son una
reflexión sobre el lenguaje y la escritura; sobre los dos castellanos, el del
país de origen y el del país de acogida.
Clara
Obligado nos lleva de la mano a través de su biografía, de su búsqueda de una
identidad de la que se quedó huérfana al tener que marchar al exilio desde su
Argentina natal. Ni de aquí ni de allá, así se sentía la escritora, un poco en
tierra de nadie hasta que entendió, descubrió, aceptó, que en realidad era
extrajera, con todo lo bueno y lo malo que ello conlleva. Al igual que ella,
este es un libro híbrido, una obra que se mueve entre las fronteras de géneros
como el ensayo, las memorias o el libro de viajes. Decir simplemente que es un
ensayo es decir poco.
Sincera y
nostálgica, Obligado reflexiona sobre el desarraigo, los desencuentros con el
idioma o la soledad del exilio. También sobre los libros, los leídos durante la
infancia que perduran para siempre, y los que nos salen al paso durante el
resto de nuestra vida y nos acompañan. “Somos lo que leemos”, afirma. Siempre
presentes en la vida de la lectora y, sobre todo, de la escritora, los libros,
los escritos y los leídos, la ayudaron a encontrar su lugar en el mundo. La
experiencia de autores como Vladimir Nabokov, Agota Kristof o Mahmud Darwish, entre otros, le
sirvieron de herramientas para enfrentarse al peso de la experiencia vital que
supone el exilio. Como ella misma dice, “la pérdida de la patria no
puede repararse nunca, pero bien puede convertirse en un gran tema literario”.
También en una identidad y en una manera de estar en el mundo, añadiría. Una
vez más, disfrutamos de la capacidad de observación y de interpretación de los
pequeños detalles que tiene esta escritora, de su intensa experiencia vital que
se plasma en una interesantísima trayectoria literaria, de su capacidad de
convertir la vida en literatura. Una lectura muy recomendable para disfrute
tanto de sus incondicionales como de aquellos lectores que se acerquen a esta
autora por primera vez.
María Dolores García Pastor