Queridos
lectores de La
Orilla de las Letras,
la
tercera entrevista de esta nueva etapa se la dedicamos al autor Pascal Buniet.
Pascal Buniet es licenciado
en filología inglesa por la Universidad de Lille, Francia. Tras vivir dos
años en Irlanda y trabajar un año en el departamento de francés de la
Universidad de Galway, se traslada en 1979 a Tenerife, donde reside desde
entonces. Autor que destaca como ejemplo
de Novela Enigma, ha publicado las novelas: Lágrimas en el mar, publicada en Francia como Des larmes d’espoir, La verdadera historia de Gloria T y Sombras
en la meta, publicada esta última en
Francia como L’ombre du coureur,
y La muerte sabía a chocolate, obra
ganadora del IX Premio Wilkie Collins de Novela Negra.
Dicho esto, ¿qué tal si vemos qué tiene nuestro autor que contarnos? ¡A leer!:
¿Qué
recuerdas de tus primeras lecturas de la infancia?
No tengo muchos recuerdos
de mis lecturas de la infancia. Se trataba principalmente de libros
perteneciente a una colección que se llamaba “ La bibliothèque verde”,
aventuras de pandillas de niños ,escritas para niños. Creo que muchos franceses
han empezado a leer con esa serie. Lo que sí me acuerdo es que más tarde, un
poco mas crecidito, me entusiasmé por las aventuras de Arsène Lupin (le
gentleman cambrioleur) de Maurice Leblanc que ahora ha vuelto a estar de
actualidad.
Como
lector, en la actualidad, ¿qué debe de tener un libro para que te interese?
Trato de variar estilos,
temas y no limitarme a una categoría. Así que procuro encontrar libros que se
dejan leer, con eso quiero decir obras que provocan ganas de pasar de una
página a otra y no de pasar página.
A
veces uno acierta otras veces no, aunque por regla general no me gusta
abandonar un libro a la mitad. Incluso leyendo libros malos se aprende algo.
Ver errores ajenos puede servir para evitar caer en ello.
¿Qué estás
leyendo ahora mismo?
Terminé hace unos días de
leer El taxista asesino de Miguel
Ángel de Rus, y estoy leyendo, en francés, L’Anomalie,
de Hervé Letellier, premio Goncourt 2020.
Aunque
son historias muy distintas me parece que tienen en común la forma de mirar a
nuestro mundo rompiendo estereotipos.
¿Cuándo
comenzaste a interesarte por el mundo de la escritura?
Tarde. No pertenezco a esa categoría de autores que han sentido desde la cuna un impulso incontrolable por escribir. Pasé de la lectura a la escritura cuando me di cuenta que yo también tenía cosas que contar y lo podría hacer por lo menos igual de bien que algunos y quizás también porque había llegado a una edad en la que se tiene una visión más madura del mundo. Es decir cuando uno comprende, por fin, que lo que sabe es poco o nada después de años creyendo saberlo todo.
©Pascal Buniet.
¿Dónde
encuentras la inspiración?
Encuentro la inspiración en
la realidad que me rodea, en hechos sin importancia pero que pueden tenerla si
se le da otro toque. Mi novela Lágrimas
en el mar parte de un hecho real. Encontré en la costa restos de
pertenencias de unos inmigrantes llegados por la noche en una patera. Podría haber quedado en una simple anécdota de
un día de mi vida.
Mi
libro Sombras en la meta trata de la
extraña desaparición de un corredor en una carrera de trail running en la cual yo he participado. La idea me vino por el
hecho de que cada corredor lleva un chip para localizarlo. De ahí me surgió la
trama. Torcer un poco la realidad.
La
idea de La muerte sabía a chocolate me
vino cuando observé que los turistas mayores no controlan las nuevas tecnologías
y son muy confiados. Quien lee el libro sabrá a que me refiero.
En
la práctica, cuando estoy escribiendo una historia, las ideas se me
aclaran mientras practico deportes.
Suelo salir a correr en la naturaleza. El ejercicio cansa el cuerpo pero deja
que vuela la mente. Las ideas, las dudas afloran solas, sin tensión. Mientras tanto,
van pasando kilómetros sin que uno ni se dé cuenta.
¿Eres un
escritor autodidacta o has recibido alguna vez clases de escritura?
Autodidacta aunque después
de escribir mi primera novela me apunté
a un curso de escritura, más bien para acercarme a ese mundo con el cual no
tenía ningún contacto, para conocer a
gente. Me sirvió para darme cuenta de que no iba mal encaminado. No cambié nada
a lo que tenía escrito. Pero me vino bien. Creo que leer mucho y con ojo
crítico es la mejor escuela.
Aunque
algunas de tus novelas han sido publicadas también en francés, el grueso de tu
obra está en español. ¿Por qué decidiste escribir tu obra en castellano? ¿Te
parece más atractivo el mercado español que el francés?
No, no es una cuestión de mercado.
Cuando empecé a escribir no me planteé en qué idioma lo iba a hacer. Me vino
naturalmente el español porque era el idioma que se hablaba en el mundo donde
me movía a diario. Llevo cuarenta años en Tenerife.
No
hablaba ese idioma cuando llegue. Aprendí leyendo el periódico a diario y
hablando también, claro, y después pasé a libros. Me acuerdo que el primer
libro que leí en español fue El diario de
Ana Frank, fácil de leer, y después libros de Vázquez Figueroa. Y así poco
a poco.
He
traducido dos libros míos al francés. Fue como reescribirlos. Tengo la ventaja
sobre un traductor tradicional, sé exactamente lo que pensaba y quería expresar
el autor.
¿Cuál de
tus obras te ha costado más escribir?
La primera, Lágrimas en el mar. No tanto por razones técnicas sino por las dudas que conlleva lanzarse a escribir una primera obra. ¿Soy capaz? ¿Interesará a alguien? ¿Encontraré editor? Y salió bien. Gustó y sigue gustando, doce años después sigue de actualidad.
©Pascal Buniet.
¿Y cuál la
que menos?
Quizás las dos últimas, Sombras en la meta y La
muerte sabía a chocolate. No porque resultó fácil sino porque tengo
presente en mi mente cuando escribo todos los comentarios, criticas o halagos
recibidos por las anteriores y eso me ayuda en marcar el camino. Experiencia se
llama eso, me parece.
Con tu
última novela, La muerte sabía a
chocolate, ganaste el IX Premio Wilkie Collins de Novela Negra. ¿Fue este
un galardón esperado o te cogió totalmente de sorpresa?
Cuando uno se presenta a
un premio suele pensar: “Sé que no tengo ninguna posibilidad pero voy a probar”
Aunque todos sabemos que en el fondo, muy fondo, brilla una luz de esperanza.
Ha
sido sin duda una gran alegría y es una gran ayuda en la promoción de la
novela.
La muerte sabía a chocolate es una historia que transcurre
fundamentalmente en Tenerife. ¿Por qué aquí y no en cualquier otro lugar?
En realidad todas mis
novelas transcurren en Tenerife, si no enteramente, por lo menos una buena
parte. Como he dicho anteriormente es el lugar donde vivo.
Lágrimas en el mar
se desarrolla entre Tenerife e Irlanda.
Sombras en la meta:
Tenerife y Colombia. La verdadera
historia de Gloria T.: Tenerife e Italia.
La muerte sabía a chocolate se desarrolla en Tenerife
y Bélgica. Dos ambientes opuestos: la soleada y montañosa isla y el país plano (ce plat pays qui est le mien como decía Jacques Brel) gris,
lluvioso y verde que es Bélgica. Los paisajes descritos ahí corresponden a dos
épocas de mi vida. Crecí en el norte de Francia a diez kilómetros de la
frontera Belga y esos paisajes me son familiares. Los de Tenerife son los que
disfruto ahora.
¿Te
sientes identificado con el protagonista de esta última novela tuya?
Para quien no ha leído todavía la novela, quiero recordar que empieza con la muerte violenta del propietario de una fábrica de chocolate belga en ese país. Ese empresario solía pasar el invierno en una villa que posee en un pueblo turístico de Tenerife donde viven muchos jubilados de la misma nacionalidad. Pepe el Belga es el apodo, de un personaje atípico, dueño de un restaurante, punto de encuentro de todos esos jubilados. Quien me conoce sabe que tuve durante años un restaurante en las mismas circunstancias (sin llegar a ser un personaje atípico… creo). Estar dentro de la barra de un bar o restaurante es un excelente punto de observación de la raza humana. Esa experiencia me ha permitido desarrollar con realismo y muchos matices ese personaje clave y sus clientes. Así que no me identifico con él pero él si se identifica conmigo.
©Pascal Buniet.
¿Qué
esperas que los lectores encuentren en La
muerte sabía a chocolate?
Encontrarán enigma,
misterio y intriga, suspense, eso por la parte de novela policiaca. Además, hallarán
reflexiones sobre el paso del tiempo, la vida, la muerte, la vejez, la ilusión
de vivir mirando adelante sabiendo que el pasado, pasado está y que de nada
sirve cargar su maleta de recuerdos irremediables. Pero sobre todo se quedaran
enganchados hasta saber…
¿Ha
cambiado la pandemia tus hábitos de escritor?
En cuanto a escritura, cuando
empezó el confinamiento pensé que sí, pero al final he seguido la misma
cadencia. No soy un autor que escribe en función del tiempo libre. Las ideas
vienen a su ritmo.
En
cuanto a la promoción de los libros ha habido un gran parón, muchas de las
ferias a donde hubiera ido fueron suspendidas. La entrega del premio Wilkie
Collins se aplazó. Pudimos hacer algunos actos respetando las normas vigentes.
A pesar de todo, La muerte sabía a
chocolate sigue su camino.
La
gran contradicción de la pandemia respeto a la literatura es que cuando la
gente por fin tenía tiempo de sobra y ganas de leer se cerraron las librerías.
¿Te gustaría añadir algo antes de
terminar esta entrevista?
Ha sido un placer
responder a tus preguntas.
Quien
quiere saber más sobre mí o mis libros me pueden encontrar en: www.pascalbuniet.com
Muchas
gracias Cristina por tu interés y larga vida al blog La orilla de las letras.
Muchas
gracias a ti, Pascal, por tu tiempo, tus palabras y tus fotos personajes. Esperamos que tanto
La muerte sabía a chocolate como tus otras obras sigan llegando cada vez a más
lectores, y pronto sepamos de una nueva publicación tuya.
Y
a vosotros, amigos del blog, muchas gracias por estar al otro lado de la
pantalla una vez más.
Cristina Monteoliva