La Segunda Guerra
Mundial habría podido acabar antes si la Operación Valkiria, el atentado contra
Hitler, hubiera salido como sus ejecutores esperaban. ¿Cuántos altos cargos
estuvieron implicados en la Operación? ¿Por qué no acabó como ellos querían? ¿Y
si alguien se viera implicado sin quererlo en esta misión? Alguien que, por
ejemplo, estuviera investigando un asesinato, como Martin Bora, el protagonista
de La noche de las estrellas fugaces,
la novela de Ben Pastor de la que hablaremos a continuación.
Berlín,
9 de julio de 1944. El teniente coronel y ex agente del servicio de información
militar Abwehr Martin Bora se traslada desde el frente italiano hasta la
capital alemana para asistir al entierro de su tío, el Professor Doktor
Reinhart-Thoma, un médico íntegro opuesto a los experimentos promovidos por el
régimen nazi que se supone que se ha suicidado aunque, en realidad, ha sido
forzado a hacerlo. Bora está preparado para volver a su puesto de combate cuando
es requerido por el general Arthur Nebe, jefe de la Kripo, la policía criminal.
Walter Niemeyer, un conocido mago, adivino y astrólogo de las clases altas
desde la República de Weimar ha sido asesinado y Nebe quiere que Bora averigüe
quien es el asesino.
En
su mismo hotel que ocupa Bora se aloja Benno von Solomon, un coronel que no
solo se muestra nervioso, sino también muy dispuesto a contarle a Bora su gran
secreto. Bora le esquiva y comienza la investigación, un proceso que le llevará
a darse cuenta no solo de aquello de lo que Solomon quería hablarle, sino
también de que Niemeyer podría haber sido asesinado por saber también de tan
peligroso asunto. La cuestión es: ¿quién mató finalmente al vidente?
La
acción nos traslada al Berlín del verano de 1944, una ciudad arrasada por las
bombas cuyos habitantes intentan vivir lo menor posible entre los escombros. En
este contexto conoceremos a Bora, un alto cargo militar que ha de dejar su
puesto en el frente italiano para asistir al funeral de un pariente. Allí se
reencontrará no solo con su madre, Nina, una mujer a punto de serle infiel a su
segundo marido, sino también con un buen número de recuerdos de un pasado no
tan lejano y, sin duda, feliz, y una misión que se irá complicando por
momentos.
Bora,
nuestro protagonista, es un hombre serio y melancólico que ha perdido tanto a
su hermano como una de sus manos en la guerra, y que ha tenido que divorciarse
del amor de su vida, Dikta. Lo único que parece motivarle es volver al frente,
pero uno de sus superiores se empeña en que investigue la muerte de un reputado
vidente en Berlín. Durante la investigación, descubrirá la Operación Valkiria,
quiénes forman parte de ella y su final.
Pero
volvamos al tema central de nuestra historia: la investigación de la muerte de
Walter Niemeyer, el carismático y persuasivo vidente de identidad cambiante tan
amado por unos como odiado por otros. ¿Quién pudo cometer el asesinato? Cuatro
serán los principales sospechosos: una peluquera de la alta sociedad, un
jardinero, un relojero cuya mujer le fue infiel con Niemeyer y el editor que se
arruinaría por culpa del vidente. Aunque, ¿y si hubiera alguien más interesado
en matar al mago? ¿Y si estuviera más cerca de Bora de lo que el militar
espera?
La noche de las estrellas fugaces,
en definitiva, es un interesante y apasionante thriller de corte histórico que nos traslada a una Berlín devastada
por las bombas en la que sus habitantes intentan llevar sus vidas como antes de
la guerra, sin conseguirlo. Se trata esta de una novela de personajes fuertes,
de acciones inesperadas y de misterios que se complican conforme vamos pasando
las páginas. Acompaña ahora al teniente coronel Bora y conoce a todos los
sospechosos de la muerte del enigmático Niemeyer, recorre las calles
perfectamente dibujadas de esta Berlín asediada con él y conoce finalmente lo
que pasó con la Operación Valkiria. ¿O es que acaso no te vas a atrever con
esta emocionante misión lectora?
Cristina Monteoliva